Diciembre 2023: llegó una nueva Navidad y con ella el sentido de la Paz para nosotros los cristianos.
El niño en el pesebre, y según el evangelio los ángeles que anuncian al mundo a través de los pastores, cantando: “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de Buena Voluntad”. Son más de 20 siglos transcurridos y, sin embargo, el sentido de la paz sigue tan presente, tan necesario y tan urgente como en aquel invierno en Belén. La paz como resultado de “la buena voluntad” de nosotros los humanos. ¿Qué pasa? ¿Por qué no se ha logrado?…
En estos días seguimos con sorpresa, inquietud y un tanto de desespero, la tregua entre Israel y el grupo Hamas, que ya ha causado miles de muertos en la Franja de Gaza. Una guerra cruel que también se ha ensañado en los niños, cuyas defunciones ya exceden los miles. Es Herodes resucitado que quiere exterminar a las nuevas generaciones por el temor de que no haya continuidad en el poder para su familia. Una pauta política e histórica que se repite y se repite…
Tampoco deja de sorprendernos la rutinización del conflicto en Ucrania, donde continúa la destrucción de las ciudades y la afectación de la sociedad civil, de la cual son testigos e informantes los noticieros, que además nos muestran a los niños sobrevivientes tratando de jugar al futbol entre las ruinas de las calles destrozadas por los proyectiles.
La tregua que también se pretende en Colombia entre los grupos guerrilleros, llámense Farc o ELN, y entre los narcotraficantes con sus múltiples denominaciones, dueños unos y otros de grandes sectores del país. Es simplemente un episodio más de una guerra que ya lleva sesenta años y que tiende a perdurar, porque permanecen, a pesar de los esfuerzos realizados, las condiciones políticas, económicas y de desprotección social que producen el desbalance entre las regiones, la soledad de los campos y el abandono ancestral de los territorios.
Pero, ¿y en dónde está la buena voluntad que produce la paz que viene a traernos el Niño nacido en un pesebre de Belén? ¿Acaso esa buena voluntad es propia de las acciones, los foros, las discusiones, las ayudas y los aportes, que para el caso de Palestina y Ucrania se realizan y se producen desde las Naciones Unidas y desde los gobiernos de las grandes potencias? Una cosa es cierta: es muy difícil lograr la buena voluntad de los países en conflicto, en estos casos concretos: Rusia, Ucrania, Israel y Palestina, porque cada uno de ellos tiene sus propias razones, defiende sus propios intereses y consideran justa la lucha por sus ideales.
Para el caso colombiano también es cierto que dicha buena voluntad es difícil de cultivar cuando predominan los grandes intereses del narcotráfico, y se acentúan los factores de la injusticia y la deuda social contraída históricamente , defendida y predicada desde posiciones ideológicas contrastantes, un tanto ciegas e irracionalmente radicales.
“La paz total”: para muchos un ideal, para otros una utopía. Para mí muy cuestionable –simples bobadas mías– por la connotación histórica que “lo total” tuvo en Nagasaki y en Auschwitz.
Termino preguntándome si en esta Navidad el espíritu nos iluminará para hablar en serio, y con voluntad verdadera, pero con sencillez de “la solución constructiva de los conflictos”. Es una forma quizás más acertada de llegar a acuerdos y soluciones, que siempre hay que mantener y cuidar, y en las cual es preciso trabajar con inteligencia y perseverancia, para lograr esa paz que finalmente es el resultado de la buena voluntad humana. Sin hacernos ilusiones. Y sin crearnos utopías irrealizables…
¿Sería éste un MENSAJE histórico para esta nueva NAVIDAD?…
Hernando Bernal Alarcón
Diciembre, 2023