Jodhpur, India: la Ciudad azul

Por: Pilar Balcázar
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Hoy amanecimos en Jodhpur. Hermoso clima en la mañana, fresco, tanto como para una chaqueta y un gorro para hacer yin yoga afuera, en medio del verde de los campos y del azul de la piscina. 

El desayuno fue nuestro desayuno normal: dinos cómo quieres que te preparen los huevos y los acompañantes. Darío ya estaba extrañando una comida occidental. Salimos en plan de turismo a la ciudad antigua, llamada Ciudad azul. Muchas de sus paredes, techos, pisos y escaleras son azules. Esta coloración fue una herencia de la cantidad de brahmanes que vivieron allí y que mandaron pintar sus casas de ese color para diferenciarlas de las de las demás personas.

Caminamos unas dos horas. En una esquina me sentí en Mykonos (Grecia), en otra me sentí en Fes (Marruecos), en otro lugar me sentí en Granada por algunos balcones y cuando llegamos a un mirador y observamos la muralla en la montaña, la fortaleza real Meheranger, construida en el siglo XV, me sentí en la Alhambra cuando se la mira desde las cuevas de Sacromonte… 

¡Qué mezcla de recuerdos, buenas sensaciones y emociones! Sentí que una energía hermosa nos rodeaba: todas esas paredes querían decirme algo, las puertas y ventanas me sonreían y la gente que nos encontrábamos en el camino nos saludaba. Los niños querían conversar, darnos sus manitas y mirarnos. Sentí felicidad en el aire, a pesar de la pobreza extrema circundante.

El recorrido incluyó la casa donde creció la mamá de Anku. Una construcción de 123 años donde viven su abuela, dos tíos, la tía y la nana que la crio. Todos ellos salieron a darnos la bienvenida y nos mostraron su casa con mucho orgullo. Subimos hasta la terraza y la recorrimos completa. 

Me dio mucho gusto tener la oportunidad de estar con personas locales y percatarme de su modo de vivir. Disfruté con conciencia esta visita familiar. Luego, nos dirigimos a un colegio donde el abuelo de Anku fue profesor de matemáticas. ¡Qué colegio! Cada aula abierta y en una de ellas, había niñas en clase, con una profesora que parecía parte de las alumnas. Las distrajimos por unos minutos: pedían fotos por doquier. 

Después viajamos en tuctuc por unas calles estrechas donde escasamente cabe un solo mototaxi. ¡La sensación fue indescriptible! Parecía que estuviéramos en una montaña rusa de Disney. ¡Wow! No sé cómo no se accidentan más: son unos especialistas en conducir por esas callejuelas.

 

Esta vez sí disfruté el almuerzo. ¿O sería que estaba aprendiendo a tolerar un poco el picante con una nueva modalidad? El cocinero me sugirió que le pusiera panela raspada a la comida. Así lo hice: entonces, comí y repetí. 

La tarde fue para seguir caminando, ver tiendas, el acueducto y conocer el palacio real. Ese día estaban preparando una fiesta. Vimos que muchos invitados llegaban y la guardia real los recibía con tambores y un desfile. Sorpresiva e inesperadamente nos tocó vivir ese momento especial. 

 

Regresamos al hotel y a las 5:30 p.m., como los británicos, tomamos el té inglés en el jardín del hotel. Por la noche, los padres de Anku nos invitaron a una cena hecha por su mamá. Todos disfrutamos de sabores y texturas diferentes a las de un restaurante local. ¡Toda una comida gourmet! Para mí, resultó un poco picante. Sin embargo, esta vez también repetí.   

La velada acabó a las 9:00 de la noche. Nos fuimos a descansar, rellenos de cuerpo y alma, pues habíamos tenido un día realmente maravilloso.

Pilar Balcázar

Marzo, 2020

8 Comentarios

Eduardo Jimenez 27 diciembre, 2020 - 2:35 pm

Bellísimo relato. Muchas gracias. No mucho que añadir pues aún no hemos a la India, aunque en el camino he compartido con muchos indios en muchos países. Gracias Pilar. Un abrazo

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Pilar 18 febrero, 2021 - 10:50 am

??

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William Mejía Botero 28 diciembre, 2020 - 9:25 am

Muy ilustrativo el video, Pilar.

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Pilar 18 febrero, 2021 - 10:51 am

?

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Jaime Heredia 29 diciembre, 2020 - 10:21 am

Creo que ya no iré donde están las casas azules porque además ya me quedaron en la retina.
Y el picante también me lo imagino.
Muy bella descripción de la naturaleza en esa ciudad y en el ambiente exótico de ese misterioso país.
Felicitaciones!

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Pilar 18 febrero, 2021 - 10:51 am

??

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Luis Arturo Vahos Vega 7 marzo, 2021 - 3:36 pm

Cómo no querer regresar un día a esa tierra de contrastes después de escucharte. Sí, escucharte, pues tienes el don de escribir para los sentidos.

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pilar 8 marzo, 2021 - 4:19 pm

volveria…. vamos…..

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