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Eduardo Pardo

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En nuestra tertulia de los jueves número 166, quisimos acercarnos al tema de la muerte. Algunos nos ofrecen por escrito sus percepciones…

Seguramente mis compañeros tratarán este tema desde un punto de vista más intelectual. Yo comparto el mío de una manera más realista y evidente.

Todo el que nace, muere.

Es algo tan evidente que no pensamos en ello. O puede ser una forma de rechazar esa última realidad. Mucho mejor es pensar en disfrutar de la vida que aceptar que ésta se nos terminará un día. Por eso es un tema que no afrontamos desde un punto de vista personal, y tampoco familiar o social. 

Sin embargo, si es algo ineluctable, ¿para qué ponerle tanto misterio? Pienso que, si se les explica a los niños desde pequeños, por ejemplo, cuando se muere un abuelo, y más tarde en el colegio, podrían evitarse traumas o angustias emocionales el día que les toque vivirlo. 

Como decían los estoicos en la antigua Grecia, un problema o tiene solución, o no la tiene y, por lo tanto, no hay problema. La muerte de un ser querido no tiene solución, luego hay que aceptarla lo más pronto posible para seguir viviendo por nosotros mismos y los demás. 

Aceptar no quiere decir que la tristeza o la ausencia de esa persona no nos acompañe durante un cierto tiempo. Por eso, no entiendo cómo muchas personas se autodestruyen cuando dicen que no dejan el duelo hasta que el asesino -en el caso de un homicidio- no les diga por qué mató, o que no lo harán hasta que no encuentren el cuerpo que estaba en el avión desaparecido. Ese «por qué murió» nunca tendrá respuesta.

De la teoría a la práctica.

Con mis papás hablamos en la sobremesa sobre qué nos gustaría que hicieran con nuestro cuerpo y qué tipo de entierro querríamos. Estábamos de acuerdo con donar todos los órganos que pudieran servir y también con la incineración. Con el tiempo a mami le descubrieron un tumor en el cerebro. La operaron y le dieron tres meses de vida. Con papi rezamos para que un milagro le permitiera una recuperación total o que se muriera lo más pronto posible sin sufrir. Al tercer mes falleció. Esa noche estaba inconsolable, pero me pregunté: ¿todo lo que he dicho sobre la vida y la muerte era puro cuento o voy a ponerlo en práctica? ¿Voy a vivir preguntándome por qué murió a los 60 años? Decidí ser consecuente y al día siguiente amanecí triste, pero en paz.

El otro ejemplo fue con papi. Él pasó los tres últimos años de su vida en Popayán, pues decía «quiero hacer como los elefantes que van a morir donde nacieron». La última vez que lo visité, lo encontré de una flacura extrema y totalmente desanimado. Me dijo: «mijito, ya quiero morirme, pues esto no es vida», a lo cual le respondí: «tienes toda la razón, vamos a rezar para que así sea, pero mientras tanto, trata de animarte». El médico me dijo que en ese estado podía durar días, meses o años. 

Hice las vueltas necesarias y le pedí a una prima que se encargara de todo cuando llegara el momento. Al despedirme de él, me dijo: «creo que es la última vez que nos vemos». Yo le contesté: «creo que así será, pero puedes morirte tranquilo pues viviste la vida que querías durante 85 años y tus hijos estamos bien organizados. Por eso, puedes morir tranquilo». Regresé a París el 13 y el 23 falleció. Esta vez, probablemente a causa de su estado y edad, me fue más fácil aceptarlo.

Pensar en los que quedan.

Como nunca pensamos que vamos a morir, no hacemos nada para cuando llegue el día. No le dejemos a la familia que tiene que afrontar la pérdida de un ser querido, una serie de problemas administrativos, económicos y de otro tipo. 

Les comparto lo que yo he hecho: Un testamento que deje todo muy claro sobre lo que tengo y cómo debe repartirse. Añadí que autorizo a mi esposa, a dos amigos y al médico que me esté tratando, que no acepto ningún tipo de vida artificial. Entonces, que no me mantengan sobreviviendo (pues eso no es vida) conectado a una máquina o gracias a medicamentos. Además, indico que dono mis órganos y que me incineren. También que no dejo ninguna deuda. 

El primer testamento lo hice a los 50 años y he ido actualizándolo. En esa época, cuando le decía a mis amigos o familiares si ellos lo tenían listo, me respondían aterrados: «¿acaso voy a morirme?». No sé si con el paso de los años hayan cambiado de parecer.

¿Otra vida?

Como creo en Dios y en Jesucristo, también creo en su palabra cuando nos habla que hay vida después de la muerte. Frente a la aprensión ante lo desconocido, prefiero ver el lado positivo de que volveré a encontrarme con mis padres, familiares y amigos. Prefiero pensar que se nace para morir y que se muere para vivir y no, como los que no creen, que venimos de la nada para volver a la nada.

Personalmente me gustaría morir con buena salud y no enfermo. Si estoy en forma, podría ser entre los 85 y los 90 años. Y si fuera posible, saber que me quedan por lo menos seis meses de vida para poder despedirme y dejar todo listo por mí mismo. Soñar no cuesta nada.

Como en mis otros escritos, si alguno de mis comentarios les sirve para vivir y morir en paz valió la pena haberlo hecho. Y si no fue así, por lo menos reforzaron sus propias teorías.

Eduardo Pardo

Noviembre, 2023

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Hace un año el dictador Vladimir Putin ordenó la invasión de un país independiente, Ucrania. En realidad era un violento paso más, lleno de prepotencia y poder, después de “la ayuda militar” dada a los prorrusos del Dombas y de la anexión de Crimea, ambos territorios ucranianos, bajo el pretexto de liberarlos de los nazis y salvar a los habitantes de lengua rusa residentes en Ucrania. 

Se le olvidó al dictador ruso el pacto firmado en Moscú el 23 de agosto de 1939, por el alemán Joachim von Ribbentrop y por el ruso Viacheslav Molotov, cuando Rusia y Alemania se aliaron al inicio de la 2a guerra mundial. Los dictadores siempre se apoyan. El pacto se firmó unos días antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, con lo cual el territorio polaco fue despedazado; cuando los nazis decidieron invadir a Rusia en 1941, los efectos del pacto se acabaron. 

También se le olvidó a Putin que cuando ellos ayudaron a los aliados a vencer a los nazis, aprovecharon para someter a todos los países del Este al régimen soviético.. Construyeron la “cortina de hierro”, no para evitar que los pobres de todo el mundo invadieran “el paraíso comunista”, sino para que los suyos, los pueblos sojuzgados, no se les volaran. 

Hace un año él y sus secuaces pensaron que la famosa “intervención especial” para derrotar a Ucrania les tomaría menos de una semana. La realidad es que en todo este tiempo sólo han logrado ocupar unas centenas de kilómetros gracias a los mercenarios del grupo Wagner y a los paramilitares chechenos. 

Sin embargo, su acción ha causado una enorme destrucción de ciudades y pueblos. Se ha encarecido el costo de la energía y de los alimentos que supera el 100% en algunos países. Según la ACNUR, la agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, desde el inicio de la invasión, han salido de Ucrania más de 7,7 millones de personas hacia varios países de Europa, principalmente hacia Polonia, Alemania y Rusia. Otros siete millones de ucranianos se han desplazado dentro de su propio país, una nación que tenía cerca de 45 millones de personas al comienzo de la invasión. Los costos del armamento utilizado en la guerra son incalculables. Y la destrucción causada tiene terribles consecuencias en el desarrollo, la educación, la salud, la vivienda, la agricultura y toda la vida de los afectados. Los tiranos no contemplan los costos pues sólo quieren imponer su voluntad a cualquier precio. 

Pero, como en toda guerra, los civiles son los que están sufriendo las más dramáticas y terribles consecuencias de la invasión. Concretamente, las imágenes de las cadenas de televisión que nos informan diariamente (Euronews, France 24, Franceinfo) muestran cómo los rusos no atacan únicamente los objetivos militares. Los invasores han destruido escuelas, edificios de vivienda, hospitales, teatros, centros de atención a madres y a niños recién nacidos, centrales eléctricas, carreteras y obras de infraestructura. En los lugares que habían sido ocupado por los rusos y que han recuperado los ucranianos, se han encontrado fosas comunas, centros de tortura y mujeres violadas. Hay equipos internacionales que están registrando todos estos abusos que pueden ser declarados crímenes de guerra o crímenes contra la humanidad. El futuro dirá si un Tribunal los podrá juzgar y condenar.

Sin embargo, mientras las tres grandes potencias que hoy luchan por la hegemonía del planeta: Estados Unidos, Rusia y China, quieran seguir imponiendo sus modelos económicos o políticos al resto del mundo, será muy difícil vivir en paz. Si las Naciones Unidas nacieron como un organismo internacional para evitar la guerra y mantener la paz, esta guerra de Rusia contra Ucrania y las demás que han asolado y siguen azotando a muchas naciones después de la segunda guerra mundial, son la mejor demostración de su inutilidad y de su impotencia para cumplir con su propósito. Desafortunadamente la ONU no ejerce ninguna autoridad y su Consejo de Seguridad estámaniatado con el veto de cualquiera de sus 5 fundadores.

Putin y sus secuaces no contaban con que el resto del mundo y en particular los países de la OTAN se quedarían igual de callados y divididos, como en el caso de Crimea. Pero gracias a los cálculos errados de Putin, los europeos están más unidos que nunca y la OTAN cuenta con nuevos y futuros miembros. 

Por otra parte, me doy cuenta de que con la falta de libertad de prensa y la manipulación de los medios de comunicación orientados por el estado ruso, muchos de los habitantes de ese país piensan que la OTAN quiere atacarlos. Esto es algo imposible pues los dos campos cuentan con armas atómicas, con las que se eliminarían mutuamente. Además, en la ayuda militar entregada por los demás países a Ucrania, siempre se ha tenido en cuenta no dar armas que puedan violar la frontera rusa. 

Esperemos que esta guerra se termine pronto con la recuperación de todos los territorios de Ucrania y un tratado de paz negociado por los contendores.

Eduardo Pardo Mercado, desde Paris.

Marzo, 2023

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Con 49 años viviendo fuera de Colombia no soy el más calificado para opinar sobre este tema. Si embargo, la lejanía geográfica no me impide reflexionar, comparar y hacer algunas propuestas.

El estado actual de un país es responsabilidad de todos los partidos politicos existentes y de sus representantes, de quienes han llegado al gobierno, de los directorios de esos partidos que han puesto en sus listas para el Congreso a diversos tipos de políticos, que han creado diferentes leyes ‒aceptables o inaceptables, justas o injustas, discriminatorias o no‒ que lo rigen. 

Pasando al caso colombiano y a los programas de gobierno, que son muy pocos en comparación con el número de candidatos y precandidatos, prefiero votar por las personas que me parecen más honestas y aptas. Aunque le pedí consejo a algunos amigos para que me indicaran quiénes creen que son esas personas, no obtuve ninguna respuesta. 

Desde París me parece ‒no es un juicio definitivo‒ que los candidatos son «los mismos con las mismas». ¿Será que los que tienen el poder económico y político harán las reformas que favorecerán a la mayoría de los ciudadanos? Esta vez sí veo que el abanico de candidatos es más abierto que en otras ocasiones, pues va de la extrema derecha a la izquierda y tiene propuestas de centro. Pensando desde lejos en lo que creo que necesita el país, estaría tentado a votar por Petro para ver si es capaz de hacer los cambios que considero que Colombia requiere. Sin embargo, esperaré a conocer cuáles son los candidatos definitivos para concretar mi voto.

Cuando observé en días pasados el debate organizado por la revista Semana y el diario El Tiempo con 10 precandidatos, vi que todos estaban en contra de la corrupción, que todos hacían una cantidad de promesas, diciendo que iban a mejorar la educación, la justicia, la salud, el agro, la seguridad y todo lo imaginable. Sin embargo, ninguno dijo cuánto costaban esas reformas y de donde sacarían la plata que se necesita. En comparación con Colombia ‒en Francia también estamos ahora en periodo electoral‒, cuando aquí entrevistan a los candidatos, ante cada promesa que ellos hacen los periodistas les preguntan cuánto costará implementarla y cómo van a financiarla. 

Pasando a lo concreto, me gustaría que todos los candidatos presenten su declaración de renta y la de sus familiares, que el candidato por el cual me incline a depositar mi voto prometa nombrar un tribunal de jueces independientes e insobornables para atacar el problema de la corrupción, que los condenados por corrupción paguen cárcel común y no puedan presentarse a ningún cargo público de por vida, y ofrezca crear un tribunal de cuentas que supervise en qué se gasta el dinero público, dé pautas para mejorar su manejo y condene a los tramposos.

En el campo de la justicia, se comprometa a que el procurador, el fiscal, el contralor, el registrador y defensor del pueblo, si los nombra el gobierno, provengan de partidos de la oposición.

En el sector agrícola prometa impedir toda importación de alimentos que vengan de países o continentes que los subvencionan ‒como Estados Unidos o Europa‒, devolver a los campesinos las tierras de las que los sacaron por las buenas o por las malas, hacer un catastro de todas las tierras agricolas y ganaderas, comprar a precio de costo las tierras improductivas para dárselas a los campesinos, impidiendo su venta por X años, y dándoles ayuda técnica para cultivarlas.

Con el fin de ayudar a los más pobres, se comprometa a aumentar el salario minimo y a reajustarlo cada año por encima del costo de vida, y a promover la educación, la salud y la vivienda popular.

Podría continuar la lista de un gobierno ideal, pero son los candidatos quienes tienen que presentar un programa justo y aplicable.

Termino deseando que los ciudadanos votemos a conciencia y no por tradición o por emociones.

Eduardo Pardo M.

Marzo, 2022

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En la primera sesión sobre el significado de la Navidad para cada uno de los asistentes hubo varias personas que leyeron sus textos y otras que expresaron de viva voz su experiencia. El video que aparece a continuación, entresacado de la grabación total, es la respuesta a una pregunta hecha “a quemarropa” por uno de los participantes sobre la Navidad en Francia, pues todas las intervenciones habían tenido como marco a Colombia.

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El texto que sigue es un testimonio existencial, que combina máximas que han orientado y marcado la vida, con reflexiones sobre el comportamiento humano. Aunque el autor no lo propone, es una sutil invitación a escribir para nosotros mismos las pautas que han dirigido nuestro comportamiento en este mundo.

Estas son las ideas y convicciones que han dirigido mi vida, dándome paz y felicidad. Las fui construyendo poco a poco. Decidí compartirlas, en caso de que alguna le sirva a uno o más de mis lectores, a quienes invito a pensar en las directrices que han orientado y hoy guían su existencia.  

  • Las personas valen por lo que son y no por las apariencias o por lo que tienen.
  • Como seres humanos todos somos iguales, sin negar que existen diferencias. Por eso, no me inclino ante nadie (Papa, Presidente o Gerente), ni miro por encima del hombro (al barrendero, la cajera o el embolador).
  • No ha nacido la persona que quiera comprarme o chantajearme.
  • No soy esclavo de nada (el qué dirán, la publicidad, la moda, el celular), ni de nadie (un líder político o religioso, una star, una ideología).
  • Vivo de acuerdo con mi conciencia y no del que dirán. No busco alabanzas; las críticas sin fundamento no me afectan.
  • Creo que tengo algunas cualidades, pero también soy consciente de mis defectos.
  • Cuando cometo un error, lo reconozco antes de que lo descubran o me lo echen en cara.
  • En vez de criticar por la espalda, digo las cosas de frente, dando razones objetivas y proponiendo soluciones. Si algo le sirve a mi interlocutor, muy bueno; si no acepta nada, no hay problema.
  • A causa de lo anterior perdí promociones profesionales, pero quedé en paz conmigo mismo.
  • No soporto las injusticias. Quisiera ser el ángel exterminador para acabar con quienes las cometen (dictadores, violadores, esclavistas, terroristas).
  • Si fuera juez, no dudaría en condenar a mis padres, si tuviera que hacerlo, pues la justicia es para todos. Y el que crea que son cuentos, que le pregunten a mi esposa.
  • Ver para creer. Obras son amores y no buenas razones.
  • Hago favores porque me nace, sin esperar que me digan ¡gracias! Así, no sufro decepciones.
  • Me enseñaron a decir la verdad. Si miento, se me nota hasta por teléfono.
  • Todo el que nace, se muere, luego la muerte es algo normal y natural. Preguntarse «¿por qué?» no aporta ninguna respuesta y es amargarse la vida por nada. Nadie se muere la víspera.
  • Me rio de quienes piensan que si hacen un testamento se mueren inmediatamente. Prefieren dejar problemas. Yo hice el mío hace 30 años, lo pongo al día de vez en cuando y ¡sigo vivo! No acepto una vida artificial, hago donación de mis órganos y que me incineren.
  • Un problema, o tiene solución, o no la tiene. Si la tiene, debe aplicarse lo más pronto posible. Si no la tiene, lo mejor es aceptar la realidad cuanto antes y seguir adelante en la vida.
  • Si las propagandas fueran verdaderas, las personas y el mundo serían perfectos.
  • Antes de comprometerme con una novia, decía claramente las cosas en que no cambiaría y hasta las causas de divorcio. Y como para mí los amigos tienen un gran valor, advertía que se los presentaría todos (mujeres y hombres). Que veríamos juntos a los que ella aceptara, o yo solo a los que no. Si llegara a ser celosa, terminaríamos, pues sufriría toda la vida.
  • Como pareja, haremos el máximo de cosas juntos, pero cada cual puede practicar la actividad que al otro no le guste. Entre gustos, no hay disgustos.
  • A los jóvenes, y en particular a ellas, les aconsejo que estudien, trabajen, viajen, convivan con el novio y después sí piensen si se casan. 
  • Como muchos divorcios o peleas son a causa de la plata, mi teoría es la siguiente: cada uno pone el mismo porcentaje para los gastos cotidianos; y de lo que le quede a cada uno, 50 % para un fondo común ‒para imprevistos, vacaciones, etc.‒. Con el 50 % restante, que cada uno haga lo que quiera. 
  • Para que una pareja se realice, cada uno se tiene que realizarse como persona.
  • En cuanto la repartición de los trabajos caseros y familiares, evidentemente, la mitad le corresponde a cada uno.
  • Creo en la gente hasta que me demuestren lo contrario. La persona que traiciona mi confianza, desaparece de mi vida.
  • La envidia, codicia, celos, ira, odio, etc., solo nos hacen daño a nosotros mismos y no al que las provoca.
  • Vivir en paz y feliz es más importante que todos los bienes materiales, promociones y títulos profesionales.
  • La ambición rompe el saco. Por querer siempre más, no se disfruta del momento presente.
  • Si no creemos en otra vida, se viene de la nada para volver a la nada. En cambio, sí creemos, se nace para morir y se muere para vivir.
  • No le hagas a los otros lo que no te gusta que te hagan. Más bien haz a los otros lo que te gustaría que hicieran por ti. Por eso, soy donador de sangre regularmente y donaré mis órganos cuando me muera.
  • Compartir es el secreto de vivir.
  • Todo extremismo es malo. “Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”.
  • Los que piensan que con el trago o el cigarrillo olvidan y resuelven los problemas están equivocados. Se resuelven afrontándolos y no evadiéndolos.
  • Siempre he tenido buena salud gracias al deporte, a no fumar, a comer de todo un poco, al optimismo, a dormir mínimo ocho horas, a no preocuparme por bobadas, a reírme todos los días ‒aun de mí mismo‒, a la autosugestión, etc.
  • De qué le vale al hombre conquistar el mundo si pierde su alma.
  • Hay que asumir que cuando se escoge u opta entre dos posibilidades, se gana de un lado y se pierde del otro. Tesis – antítesis – síntesis.
  • Creo en Dios, que es mi amigo, pero poco en la jerarquía de la Iglesia.
  • Hay un solo Dios y varias religiones. Por eso, es mejor ser un buen judío, protestante, musulmán, budista, etc., que un mal católico.
  • Solo le pido a Dios: salud, paz, un techo y el pan de cada día. Acumular bienes materiales no me interesa.
  • Humanamente gano más con la experiencia de un viaje que teniendo muchos bienes materiales. Por eso, he visitado bastantes países.
  • Siempre viví con el salario que ganaba, ahorrando para los imprevistos, y sin ninguna deuda. Esto me aportó mucha tranquilidad.
  • El frio y la oscuridad del invierno no me afectan pues el sol brilla en mi interior.
  • Es mejor morir con buena salud que enfermo.
  • Como jubilado empecé la última etapa de mi vida, que se terminará con la muerte. Por eso, ¡a disfrutar se dijo!

Eduardo Pardo M.

Noviembre, 2021

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En mi artículo anterior había hablado del viñedo y la vendimia. Dejamos las uvas rojas y el jugo de las blancas en las cubas. Para terminar el ciclo, mi amigo René nos explica cómo se hace la vinificación y el ensamblaje. Yo les contaré el último paso, que es la embotellada.

La vinificación comienza en los viñedos: se necesitan uvas de calidad para hacer vinos de calidad. En la bodega es necesario aplicar algunos principios simples: limpieza, control de temperaturas, herramientas adaptadas. Se requiere limpieza debido a los riesgos de contaminación en las cubas y, por lo tanto, del vino, por bacterias que transformarían rápidamente el vino en vinagre. El control de temperatura es necesario para controlar la fermentación, pues la fermentación alcohólica (transformación de azúcares en alcohol) se sitúa entre 18 y 30 grados. Por debajo de 18 °C las levaduras necesarias para la fermentación están latentes y por encima de 30 °C la fermentación se sale de control. Disponemos de una bodega de 1300 hectolitros de capacidad, de los cuales 80 % son depósitos termorregulados, es decir, capaces de mantener los zumos a 5 o 25 °C, según las necesidades.

Nada más llegar a la bodega las uvas blancas se prensan en una prensa de aireación, es decir, donde los zumos no están en contacto con el aire (por el riesgo de oxidación) y se ponen en depósitos termorregulados con el fin de mantener los zumos fríos (por debajo de 10 °C). De hecho, estos jugos de la prensa están “sucios”. El riesgo es dejar fermentar estos jugos sin deshacerse de sus impurezas. Solo después de la clarificación puede comenzar la fermentación. Para los tintos el proceso es diferente, porque los granos de las uvas rojas se ponen en cubas sin triturarlos, pues sabemos que la fermentación de la piel es la que aportael color rojo. Apenas después de 10 a 15 semanas los jugos de uva se convertirán en vinos alcohólicos, cuando las fermentaciones hayan concluido.

Cuatro factores determinan las características de un vino: el terreno, el clima, la variedad de uva y la vinificación (controlada por un enólogo). Dos consideraciones empujan a hacer mezclas: si queremos ensamblar varias variedades de uva (por ejemplo, Chardonnay y Sauvignon), debemos hacer mezclas de distintas variedades de uva en diferentes proporciones, o si preferimos preservar la tipicidad de cada parcela. Sin embargo, cada parcela de viña tiene sus propias características según su suelo, su orientación, su ventilación, etc. Siempre hemos guardado cada parcela en cubas separadas y luego hacemos mezclas de diferentes parcelas según las características que queramos darle a nuestros vinos. Las parcelas son como los hijos de una familia, en la cual cada integrantetiene su propia personalidad.

Por eso, todos los años, entre enero y febrero, nos reunimos alrededor de la mesa para proceder a los ensamblajes de variedades. Cada cuba se prueba, analiza y discute. De esta forma se decide cuáles serán los ensamblajes que se harán y las características de nuestros vinos de ese año.

Como la producción es reducida, por ahora no se justifica tener una cadena de embotellamiento. Por eso traen este camión, que contiene todo lo necesario para hacerlo.

En la foto puede observarse, a la izquierda y forradas en plástico, las botellas vacías y en el medio los “palox” donde se pondrán las botellas llenas. Toda la instalación y la supervisión del trabajo las llevan a cabo el propietario del camión y su ayudante. Los demás somos amigos de René, que venimos a ayudarle.

Las botellas vacías pueden tomarse con esta pinza que coge toda la hilera de 15 botellas, para depositarlas al inicio de la cadena. Por lo general, lo hacemos manualmente con Bernard, el hermano de René, o con la pinza cuando nos turnamos para almorzar o hacer una pausa.

El primer paso es el lavado interior de las botellas. A la izquierda pueden verse las botellas paradas que van llegando. La máquina las toma de a cuatro, las voltea para inyectarles agua a presión, y las vuelve a poner paradas.

El segundo paso es la llenada de las botellas. Esta máquina circular va llenándolas.

La última operación es la puesta del corcho, que se hace en el centro de la fotografía, pues a la derecha aparecen las que ya lo tienen. Después dan una vuelta hasta la parte delantera del camión. Cuando inocentemente pregunté si no era una pérdida de tiempo, me explicaron que era para que el corcho pudiera expandirse y la botella quedaraherméticamente cerrada. ¡La ignorancia es atrevida!

Al final de la cadena, las botellas se ponen en los “palox”, acostadas. Estos tienen una capacidad de 600 botellas. Normalmente, hacemos 3000 botellas por hora. Este año fueron 40.000 en abril y 60.000 en junio.

Los “palox” se forran con un plástico y se envían a un depósito cuya temperatura está regulada. Desde allí se van trayendo a la cava a medida que se van vendiendo.

Espero que mis dos artículos les hayan mostrado el proceso del vino que toman, en su recorrido desde el viñedo hasta la copa que saborean.

Eduardo Pardo M.

Octubre, 2021

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A los lectores del blog queremos contarles que desde hace 14 meses venimos reuniéndonos, semana a semana, en tertulias amigables, para conversar sobre muy diversos temas. Esas tertulias alimentan el blog y este aprovecha lo compartido allí. 

Ante la dolorosa situación que atravesamos en Colombia decidimos manifestarnos. Por eso, les propusimos a quienes desearan hacerlo, que escribieran un texto breve al respecto.

Este artículo hace parte de la cosecha que obtuvimos.

Soy libre, luego no adhiero a ningún partido. Prefiero a los que defienden a las personas por encima del capital. Voto en función del programa y de la honestidad del que lo presenta. Concretamente, por Pastrana, que quería la paz. Por Uribe, que prometía acabar con la guerrilla y la corrupción. Cumplió lo primero, pero no lo segundo. Y cuando cambió la Constitución para seguir en el poder, lo borré de mi lista. Mockus por honesto y Fajardo por centrista. Rechazo los extremismos de Petro y Uribe.

Mi visión de la historia  

La violencia partidista se inició entre Bolívar y Santander y perdura hasta hoy. Cada partido busca sus beneficios y cada líder del partido el suyo. ¿Quiénes buscan el bien de la mayoría de los colombianos, para lo cual fueron elegidos?  Desde el Frente Nacional hasta Turbay eran los mismos con las mismas. Tenían el poder económico y político que les sirvió para favorecer sus intereses de clase. Por eso no hicieron las reformas sociales básicas, como la agraria, que dio origen a la guerrilla.

Después vinieron los “delfines”, que remplazan a sus padres; los “caciques” regionales, que compran votos a cambio de cargos o contratos. Y peor aún, los narcopolíticos y los parapolíticos. Hasta ahí llegó la “honorabilidad” de muchos “representantes del pueblo”. La plata manda, la corrupción domina, la justicia se compra, y todos ellos o no son juzgados o se les condena “a casa por cárcel”. La prueba de la incompetencia gubernamental es aceptar que haya grandes territorios donde no hay presencia del Estado. 

Dado que desde hace más de un siglo los partidos, el Congreso y los presidentes no han hecho las reformas sociales básicas en educación, vivienda, seguridad, infraestructuras, el agro, salud, trabajo y salarios, las injusticias y la miseria se acumularon hasta que, finalmente y con muchos años de retardo, explotaron hoy. Son tantos los problemas a la vez, que será difícil resolverlos.

¿Qué puedo hacer?  

No será, como sugirieron algunos del chat con cierta ironía, siendo congresista. Como me dijo un amigo, ya me habrían silenciado por decir lo que pienso. 

En cambio, cuando llegué a Francia y conocí el sistema de seguridad social, le escribí al Ministro de Salud. En Estados Unidos había conocido los Institutos Técnicos y se los describí al Ministro de Educación. A Mockus, cuando era alcalde, le envié un recorte sobre la reimplantación de los tranvías en Francia. Al Instituto Agropecuario colombiano (ICA) le mandé un artículo sobre el cultivo del arroz sin agua. No sé si les llegaron a sus manos o les interesó, pues solo uno confirmó que lo había recibido. 

Para mí es evidente que si queremos que Colombia progrese, todos los Consulados y Embajadas deberían enviar todo lo positivo que ven en los países donde nos están representando, a los Ministros correspondientes. 

En Facebook doy mi opinión, que termina casi siempre con un signo de interrogación, para hacer reflexionar. Prefiero hacer esto que reenviar lo que dicen otras personas. 

Y con la familia, amigos y conocidos trato de compartir mi visión sobre la justicia en todas sus dimensiones: justicia social, justicia educativa, justicia agraria, justicia territorial, justicia racial, justicia de género, justicia fiscal, justicia en la salud y hasta una Justicia justa.

 Propuestas concretas, aunque utópicas

• Reducir el número de congresistas y disminuir sus salarios. 

• Todos los nombrados a cargos públicos deben presentar su declaración de patrimonio, un pasado judicial virgen y todos los puestos lucrativos que ejercen. 

• Reducir el número de mandatos y poner un límite de edad. 

• Paridad de hombres y mujeres en los cargos públicos y ministerios, con igualdad de salarios. • Que los funcionarios sean reclutados por concurso y que presenten un certificado de una formación en ética y administración pública.

Eduardo Pardo

Agosto, 2021

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Una familia aventurera

Por Eduardo Pardo
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Comparto con ustedes un relato biográfico familiar, antes de que mi memoria empiece a fallar y se desdibujen los recuerdos. Mi familia, como verán, vivió en distintas ciudades y países y disfrutó mucho los viajes, con una manera particular de tomar decisiones.

Mi papá nació en Popayán. Al terminar bachillerato y con los $500 que había ahorrado durante varios años, se fue para Francia. Estuvo en París y después en Lille, donde estudió Comercio. Esta experiencia lo marcó, Al regresar a Colombia conservó la obsesión de viajar y conocer, pero la segunda guerra mundial, el matrimonio y los hijos cambiaron sus planes. 

Tenía varias pautas que orientaron su vida: pedirle a Dios un techo y el pan de cada día; trabajar duro, para disfrutar la vida a partir de los 50 años; dejarle a los hijos la mejor herencia ‒una buena educación‒ y conocer varios países con sus culturas.

Desde niños nos inculcó el respeto a la mujer, a quien no se toca ni con el pétalo de una rosa; que la gente vale por lo que es y no por las apariencias; decir siempre la verdad y ser justos; decidir por nosotros mismos sin dejarnos llevar por la mayoría, etc.

A los siete años me dio la llave de la casa para que dejara de molestar pegándome al timbre. Yo me comprometí a ser responsable y no perderla. A los 10 me dejaba llevar el timón de la camioneta cuando lo acompañaba a la finca y me permitía manejar un tractor. 

En la familia se tomaban las decisiones más importantes por votación. Una vez llegó emocionado, diciendo que en la Costa vendían una finca algodonera que sería un buen negocio. Su plan era que viviéramos en Santa Marta, el dirigiría la finca de lunes a viernes y vendría los fines de semana. Votamos: él perdió y nos quedamos en Cali. 

En 5° de primaria descubrí que tenía vocación de misionero y para ello decidí que quería ingresar al seminario menor (Escuela Apostólica) de los jesuitas en El Mortiño, al norte de Zipaquirá. A mis papás les pareció muy prematuro. Él me dijo que tomara una hoja de papel, la dividiera en dos y escribiera a la izquierda lo positivo y al otro lado lo negativo de irme, que reflexionara y que era yo quien tomaba la decisión. Ganó el lado izquierdo y aceptaron que me fuera. 

Durante esos años seguíamos hablando de viajes. Pensábamos en diferentes países americanos, desde Canadá hasta Chile. Y cuando se vendía algún novillo en nuestra finca, una parte se ahorraba para el viaje.  Estando en la Apostólica llegó de vecinos de ellos una familia española. Se hicieron amigos. Mis papás empezaron a preguntarles sobre el costo detallado de la vida en España. Hicieron cuentas y vieron que vendiendo el ganado de la finca se pagaban los pasajes de ida. La finca se alquilaba, la casa se vendía y se ponía la plata a producir intereses. Ello nos permitiría vivir cómodamente. Éramos cinco personas; mi hermano menor solo tenía dos años.

Votamos otra vez y todos dijimos: nos vamos. La familia y las amistades nos trataron de locos e irresponsables. En el fondo pienso que hubo incomprensión, pues no era evidente ver a un miembro de la familia de mi padre dejarlo todo para irse con su familia a la aventura en un país desconocido. Como mi papá le tenía miedo al avión, él, mi mamá y mis hermanos se fueron en barco. Salieron de Buenaventura y llegaron a Barcelona. Fueron 25 días de navegación, con varias escalas. Como yo estaba en El Mortiño, con un calendario diferente, me adelantaron los exámenes finales y me fui en el Super Constellation de Avianca, que tenía cuatro motores. Un viaje muy simpático, pues nos bajamos en Barranquilla para almorzar, hicimos una escala en Puerto Rico, para el aperitivo, y cenamos en el avión. Al otro día, desayunamos en las islas Azores, almorzamos en Lisboa y, finalmente, llegamos a Madrid. Transcurría 1960.

El plan inicial era vivir en Madrid, pero cuando averiguaron en los colegios de los jesuitas y en la Presentación, les dijeron que no tenían cupo, pero que nos recibían en Barcelona. Por lo tanto, entré a la “Apostólica” de allí. Era una casa de cuatro pisos, pegada al Colegio de San Ignacio, al que asistíamos como seminternos.

Mi hermana, que entraba a cuarto de bachillerato, tenía que pasar el examen que llaman “reválida”, para evaluar sus conocimientos. De entrada, las monjas le dijeron que tenía que repetir el año, pues no estaría preparada para ese examen. Les dijo que eso no era justo y que no quería perder un año. Propuso que prefería hacer una formación de Secretariado Bilingüe. Siguiendo la costumbre familiar, ella expuso sus pros y contras y mis padres aceptaron su decisión. 

Papá cumplió su deseo de no trabajar más. Asistía como oyente a unos cursos de historia universal en la universidad, pues era un tema que le gustaba. Con mi mamá, paseaban por la ciudad, visitaban museos e iban a teatro y zarzuelas.

En el verano, aprovechando los tres meses de vacaciones escolares, nos fuimos a paseo por Europa en camping. Teníamos un carro Simca. En la parrilla y la bodega llevábamos todo lo necesario para cinco personas: ropa, carpa, colchones inflables, mesita y asientos plegables, y lo necesario para cocinar. Habíamos previsto el recorrido, pero si encontrábamos un bonito lugar o monumentos históricos para visitar, acampábamos allí. Cada uno tenía una ocupación específica que hacer y así todo quedaba listo rápidamente.

En ese tiempo no existía la geolocalización. Un plano vial de cada país y de cada ciudad era suficiente. Mi mamá y yo éramos los copilotos. Durante las horas de viaje ‒lo hacíamos por carreteras secundarias, a una velocidad máxima de 80 km/h‒ nos distraíamos cantando, leyendo la historia de la próxima ciudad, oyendo las crónicas de nuestros padres y hasta rezando el rosario. Durante el recorrido, en cada ciudad visitábamos museos, iglesias, monumentos, castillos, etc. De este modo, nos impregnábamos de la vida de cada país, su gente, costumbres, comida y folclor.

En 1961 visitamos Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, Suiza. Por la Costa Azul francesa regresamos a Barcelona. Como el dólar subía en Colombia recibíamos menos dinero cada vez. Papá comenzó a pensar en regresarnos. Como era decisión importante, volvimos a votar. Como era de esperarse, ganamos los que queríamos quedarnos, con el compromiso de reducir los gastos “superfluos”.

Cuando entré a cuarto bachillerato, mi hermana se fue a vivir durante seis meses con una familia en Irlanda para aprender bien inglés. Asistía al colegio con las hijas de la familia. Durante ese año decidí que quería ingresar al noviciado de los jesuitas en Colombia, para poder entrar al mismo tiempo con mis compañeros de El Mortiño. Mis padres no estaban de acuerdo en que regresara a Colombia, pues apenas tenía 16 años. Nuevamente tuve que presentar mi hoja con los aspectos positivos y negativos. Volvieron a aceptar mi decisión.

Iniciamos otra gira en el verano de 1962. Salimos por el sur de España para pasar a Portugal y, al regreso, atravesar España por el centro. Después nos dirigimos al sur de Francia, a Mónaco y pasamos a dar una vuelta por Italia. De allí nos fuimos a Inglaterra. Mis padres habían decidido que como yo me regresaba, mi hermana era prioritaria y le convenia dominar perfectamente el inglés.

Como yo no había montado en barco, como regalo de despedida viajé del sur de Inglaterra a New York, en el Queen Mary. En esa ciudad estuve unos días, alojado en la casa de un tío. Salí para Colombia y entré al noviciado, donde había sido aceptado.

Mi familia se quedó ese año en Inglaterra. Papá comenzó a dar clases de español, para ocuparse en algo que le gustaba y tener un ingreso complementario. Después, mi familia se fue a vivir dos años en Bélgica, para que mi hermana aprendiera bien el francés y pudiera ser perfectamente trilingüe, como preparación para trabajar en un organismo internacional. Por supuesto, mi hermano entró a primaria y también aprendió francés.

Al final de esos dos años, mis papás y mi hermano regresaron a Colombia en barco de la Flota Mercante Grancolombiana. Mi hermana viajó donde mi tío, a New York. Alla consiguió su primer trabajo en la ONU y decidió quedarse a vivir allí. Mis papás, que no lograron acostumbrarse a vivir en Cali después de cinco años viajando, no dudaron en irse a experimentar la vida en New York y compartieron un apartamento con ella. Mi hermano menor ya tenía ocho años y comenzó su colegio en inglés. Papá reanudó sus clases como profesor de español en el Instituto Berlitz de Manhattan.

Seis años después, mi hermana quiso independizarse e irse a vivir en París, Ginebra o Roma, sedes de organizaciones internacionales. Tomó un vuelo New York-París y le resultó un puesto en la Unesco. Nunca pensó que pasaría allí 30 años trabajando como documentalista. Al año largo se repitió el mismo proceso: mis papás dejaron la vida en New York para irse a experimentar la parisina.  A mi hermano, que ahora era la prioridad paternal, le convenia perfeccionar el francés, pues dominaba el inglés, que se había convertido en su primer idioma. 

Estando toda la familia en París, regresé al hogar paterno en 1973, después de retirarme de jesuita. Mi hermana se casó. Entonces, mis papás y mi hermano decidieron regresar a Estados Unidos. Esta vez se instalaron en Winston Salem, Carolina del Norte, donde había una buena universidad para el futuro de mi hermano. Yo me quedé en París haciendo un posgrado. Al terminarlo, viajé a Winston.

Allí murió mi mamá. Regresé a París, donde me habían ofrecido un puesto. Papá y hermano se quedaron en Winston, para que este terminara la universidad. Después, los dos llegaron a París. Desde entonces, mi papá se quedaba allí durante la primavera y el verano, y regresaba a Colombia durante otoño e invierno. En Cali tenía hermanas y hermanos. 

Como él siempre había dicho que quería hacer como los elefantes, “que regresan a morir donde nacieron”, se fue a vivir a Popayán. Tenía 82 años. Un primo suyo vivía en esa ciudad.  Los tres hijos parisinos íbamos a visitarlo por turnos, una vez al año. 

El último en verlo fui yo. Al llegar lo encontré muy acabado. Me dijo: Eduardo, esto no es vida y ya me quiero morir. Le contesté, tienes toda la razón, vamos a rezar para que sea así, pero mientras tanto anímate lo más posible. Al despedirme me dijo que seguramente sería la última vez que nos veríamos. Le dije que yo también lo creía, pero que muriera en paz, pues había cumplido sus tres deseos: trabajar hasta los 53, viajar y disfrutar de la vida, y darnos una buena educación que nos permitió ser profesionales. El circulo se cerró. Tenía 85 años cuando falleció en 1992.

Vivo en París desde 1979; mi hermana, al jubilarse de la Unesco, se fue con su familia a Estados Unidos. Mi hermano también vive allá. Ahora, todos seguimos viajando, pero solo en vacaciones.

Eduardo Pardo M.

Junio 2021

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Para escapar del frío invernal y como unos amigos nos habían comentado su maravilloso viaje a India, decidimos viajar allá en 2013. Ante la inmensidad de este subcontinente, escogimos la región del Rajastán, tierra de marajás: un entretenido viaje de 12 días.

Las raíces de India se pierden en tiempos inmemoriales. Hay vasijas y objetos del  neolítico. Puede hablarse de civilización a partir de 2500 AC.  En el 600, había 16 monarquías hereditarias ; el sánscrito era el lenguaje de las cortes. En el 500 AC la conquistó Darío y más tarde Alejandro Magno invadió lo que hoy es Paquistán, que formaba parte del subcontinente indio, junto con los actuales Afganistán y Bangladés. Durante los siglos IV y V la dinastía Gupta unificó India. Entre los siglos X y XI la conquistaron musulmanes turcos y afganos, que instauraron el sultanato de Delhi en el XII. En el XIII, los descendientes  del Genghis Kan la invadieron y dominaron durante 200 años. En 1498, Vasco de Gama llegó a sus costas y en 1600 los ingleses, holandeses y franceses ya tenían puestos comerciales en sus puertos.                
                                                                                                                                                       Para no alargarme, pasemos a la dominación inglesa a partir de 1850. En 1920, Gandhi inició un movimiento de desobediencia civil, boicot de los productos ingleses y no violencia. Obtuvieron la independencia en 1947, con Nehru como primer ministro, pero por la rivalidad religiosa entre hinduistas y musulmanes hubo un éxodo en medio de gran violencia. La mayoría de los musulmanes se instalaron en el occidente y oriente de Paquistán, antes de que esta región se independizara y tomara el nombre de Bangladés. 

India tiene una extensión de 3.287.563 km², que la ubica en el 7° lugar en extensión y 2° en población, con 1200 millones de habitantes. Las principales lenguas son hindi, inglés, árabe y punjabi; hay otras 22 que son oficiales y más de 1000 dialectos.  Las principales religiones son hinduismo, islamismo, sijismo, budismo y jainismo. Afirman que tienen más de 10 millones de dioses, cifra que simboliza las representaciones infinitas de Dios. La adoración de una determinada divinidad es cuestión de preferencia individual. Son creyentes y los fanáticos son minoría. 

La trinidad de los dioses hinduistas son Brahma, el creador, con su esposa Saraswati ; Vishnu, dios de la prosperidad, con Lakshmi, y Shiva, el destructor, acompañado de las diosas Kali, Durga y Parvati. Otros dioses populares son Hanuman, de la música ‒que se representa con la forma de mono‒, Ganesha, de la sabiduría y felicidad ‒en forma de elefante‒, Parvati, la esposa de Shiva, y miles mas.

En cuanto a las castas, el hinduismo enseña que los humanos fueron creados a partir de las distintas partes del cuerpo de Brahma: los brahmanes (sacerdotes, intelectuales) de la boca; los chatrias (políticos y militares), del pecho; los vaishias (comerciantes y artesanos), de la cadera, y los shudras (siervos y obreros), de los pies. También hay subcastas, como los intocables, sobre los cuales hay una idea errónea, pues el presidente actual pertenece a ella. Normalmente, los matrimonios se efectúan entre miembros de la misma casta. Y como las castas tienen un origen “divino”, son aceptadas y no hay “lucha de castas”.  

Después de esta introducción histórica, pónganse los cinturones, pues el vuelo de Lufthansa está próximo a despegar: París-Munich-Delhi. La segunda etapa será de noche, pero con la diferencia horaria el sueño solo será de cuatro horas. Llegamos y al salir del aeropuerto nos esperaba nuestro guía, el chofer y su ayudante. Por primera vez nos vimos las caras los 15 participantes. ¡Teníamos buena pinta!

Inmediatamente, iniciamos el tour de Delhi y un primer impacto por su diferencia con París. Era día festivo y el gentío era impresionante. El tráfico, una locura, pues poco se respetan los semáforos, Y cuando no había, no pude entender quién tenía la vía. Por la calle transitaban al mismo tiempo peatones, carros, buses, bicicletas, motos, carretas y las famosas “vacas sagradas”, todo ello en medio de un ruido infernal, pues todos pitaban al mismo tiempo. En algunos andenes se veía a los pobres que viven bajo un techo hecho de retazos, cocinan en una fogata y se lavan en el primer grifo que encuentran, todo ello con dignidad, pues no hay  mendigos y sus espacios se ven limpios. 
                 
En el tour nos llevaron al barrio donde vivían los ingleses, quienes planificaron la ciudad con amplias avenidas y parques. El barrio de las misiones diplomáticas, de grandes casas rodeadas de jardines. Pasamos frente al palacio del gobernador inglés; el Arco del Triunfo o  Puerta de India; el Fuerte Rojo, que defendía la ciudad, y el palacio del emperador Shajahan; el jardín donde se halla la tumba de Mahatma Gandi; la tumba de Humayun, construida  por un arquitecto persa en el siglo XVI, precursora del Taj Mahal y, para terminar, la mezquita Jama Masjid, una de las más grandes de país.     
                                                                                                                                                       Después de esta visita panorámica y un poco rápida nos esperaban 265 km de ruta para llegar al primer hotel: ¡más de siete horas!, debido al deplorable estado de una carretera de dos carriles, por donde andaban  todos los vehículos antes citados, más tractores, camellos, cabras, burros, etc., muchos de ellos en contravía. Menos mal que el hotel era un antiguo palacio de los marajás, donde nos recibieron con collares de flores, aperitivo, un punto rojo en la frente ‒símbolo de felicidad‒ y ¡un buen bufé! 

MANDAWA / BIKANER. Mandawa la paseamos a pie para entrar a los havelis, casas de los principales comerciantes, decoradas con frescos multicolores que representan escenas de caza, danzas y mitología hindú. En Bikaner visitamos el Fuerte de Junagadh, impresionante ciudadela construida en 1485. En la principal de sus siete puertas está grabada la flor de loto, símbolo de pureza, y las huellas de las manos de las esposas que se inmolaron con sus esposos, cuando los quemaban. Solo se incinera a los adultos para que dejen de reencarnarse y lleguen al paraíso. Los niños, en cambio, son enterrados para que puedan continuar el proceso de reencarnación. Las salas de audiencia están ricamente decoradas. En estas, en los patios y otras dependencias hay unas pequeñas ventanas camufladas que permitían que las mujeres vieran lo que ocurría y dejaban pasar la brisa durante el verano.

BIKANER / JAISALMER.  Jaisalmer es ejemplo de de una ciudad fortificada rajputa : paso obligado de las caravanas, controlaba el comercio entre India y Paquistán. Visitamos la ciudadela en lo alto de una colina: domina la ciudad, cuyas piedras de construcción son amarillas. Los templos jainistas son ricamente decorados por dentro y simples por fuera. A quienes esculían la piedra y mármol de los templos y palacios, les pagaban de acuerdo con el peso del polvo que quedaba al terminar su trabajo ; por eso, todas las tallas son increíbles. También entramos a varias casas de los comerciantes ricos, parte de una casta elevada.

Por la tarde fuimos a visitar una granja de hierbas medicinales, cuya dueña de casa nos ofreció un té. Para terminar el día fuimos al borde del desierto del Thar para un corto paseo en camello (el nuestro se llamaba babu y lo llevaba el chico Roya) y ver la puesta del sol en medio de las dunas. Estabamos a 100 kms de la frontera con Paquistán : había muchos cuarteles del ejército, dada la rivalidad de estos dos países que poseen la bomba atómica. 

JAISALMER / JODHPUR. En la siguiente jornada visitamos el fuerte Mehrangarh, construido en 1459. Esta fortaleza es un inmenso museo formado por varios palacios. El mausoleo es en mármol blanco. En esa época cada una de estas ciudades y su región eran independientes y gobernadas por los marajás. Por eso, siempre hay fortalezas, palacios y templos. En la tarde, visitamos fábrica de artesanías y una comunidad de la secta bishnoi para ver la ceremonia del opio, que no se fuma, sino que se toma. Estas visitas permiten apreciar el trabajo artesanal y promover las ventas, y siempre hay que regatear. Una amiga nos había prevenido y lo confirmó el guia: hay que ofrecer un tercio del precio inicial. Como siempre ofrecían alguna bebida y eran muy amables, uno se sentía comprometido.

JODHPUR / UDAIPUR.  Tomamos la ruta hacia Ranakpur, reputada por sus extraordinarios templos de mármol blanco, los santuarios jainistas, impresionantes por su arquitectura y tallado de piedra y mármol. Después del almuerzo cogimos una pequeña carretera de montaña, al borde de la cual había gran cantidad de micos. A muchos compañeros de viaje les salieron canas cuando el chofer adelantaba en curva o al final de una subida, sin ninguna visibilidad. La pitadera duraba antes, durante y después: son campeones para adelantar a alguien y cerrarse justo cuando el bus o camión que viene al frente pasa a 10 centímetros. Y si es una moto o carro, los sacan a la cuneta. Los buses llevan gente en el techo o adentro: ponen un segundo nivel en que solo pueden ir acostados o sentados como yoguis.

Llegamos a Udaipur, la perla de Rajastán. Fue constuida en el siglo XVI. Se ubica junto a un lago y está rodeada de montañas, su defensa natural. Paseamos en barca por ellago Pichola, en medio del cual hay un palacio en el que filmaron escenas de películas de James Bond. Paramos en una islita que tiene un pequeño palacio donde el marajá iba a descansar en  momentos de mucho calor. Realmente, todos estos mandatarios poseían grandes fortunas y se daban la buena vida.

UDAIPUR / PUSHKAR. Antes de emprender el viaje regresamos al lago para visitar el City Palace. Al igual que en otros palacios, hay cantidad de salones, patios, decoración suntuosa, escaleras, celosías. Una vez más es imposible describir todos los detalles y bellleza de los objetos, arquitectura y decorados. Mejor, ¡vayan a descubrirlos ustedes mismos!            
                                                                                                                                                   Como almorzamos antes de salir, el trayecto pareció bastante largo. Menos mal que el paisaje cambiaba, cruzábamos caseríos con puestos de ventas a lo largo de la calle principal. Gran colorido de vestidos y rostros diferentes, todo ello mejor que mirar las nubes desde un avion.

PUSHKAR / JAIPUR.  Pushkar es uno de los lugares sagrados del país al que acuden los peregrinos. Allí se encuentra el único templo dedicado a Brahma, el creador. Hay un lago donde vienen los fieles a hacer sus abluciones para purificarse. Durante el almuerzo vimos una representación de marionetas, que son muy populares. 

Jaipur, capital del Rajastán, es la ciudad rosada. Visitamos el palacio del marajá, en una parte del cual hoy vive el rajá. Reúne diferentes colecciones y su sala de las audiencias es impresionante.

Al salir, fuimos a dar una vuelta en rickshaw, vehículo donde uno va sentado y el conductor pedalea la bicicleta. Después entramos al observatorio astronómico, edificado en el s. XVIII. Los instrumentos están al aire libre y tienen una precisión de milímetros o segundos. También paseamos por un barrio cuyos almacenes estan pegados unos junto a otros. Veíamos  mujeres sentadas en tapetes, mirando las mercancías y discutiendo el precio. En Jaipur se encuentra el Palacio de los Vientos, de una arquitectura particular, pues su fachada está llena de diminutas ventanas por donde circula el aire y que permitían que las mujeres pudieran mirar las manifestaciones públicas sin ser vistas.

Al día siguiente visitamos el palacio fortificado de Amber. Como se ubica en una colina,  subimos en elefante. En este conjunto hay un templo a la diosa Kali: es negra y tiene un collar con las cabezas de sus enemigos. Al final de la tarde fuimos a una gran sala de cine para ver un pelicula al estilo Bollywood. Nos reímos bastante, pues la pareja protagonista hacía cantidad de caras, los dos se coqueteban al máximo, pero sin tocarse; cantaban y bailaban acompañados por una coreografia. 

Cuando salimos a dar una vuelta después de cenar, oímos música y fuimos a ver qué era. Se trataba de la fiesta de un matrimonio, a la que la gente que pasaba podía entrar. Nos acercamos a una puerta y nos invitaron a seguir. Tímidamente, nos aproximamos a otra puerta, que daba a un gran patio con un estrado en el que había músicos. Quienes iban llegando se acercaban al bufé para tomar algo. Otra persona insistió en que avanzáramos y nos sirviéramos algo. No nos animamos, pero nos quedamos un rato observando la fiesta. En India la costumbre es invitar no solo a la familia y amigos para la ceremonia del primer día, sino a todo el pueblo o el barrio al día siguiente. Puede decirse que es un matrimonio de “puertas abiertas”. Esto ocasiona que las familias se endeuden de por vida entre la dote y la fiesta. Eso “justifica” que aborten cuando es una niña, hasta el punto que el Estado prohiba las ecografías para que los padres no sepan el sexo del bebé (mejor sería que acabaran la tradición de la dote y la fiesta monumental. Así se evitaría que hubiera miles o millones de hombres que no encuentran esposa y terminan violando a las mujeres).

JAIPUR / AGRA.  Finalmente, llegamos a Agra para cerrar el viaje con broche de oro, visitando el Taj Mahal. Como los buses no pueden acercarse, tomamos una carroza tirada por un caballo. Descubrir este mausoleo funerario de mármol blanco es impactante. Se escucha tanto de esta “maravilla del mundo”, que al verla uno puede desilusionarse, lo que no fue nuestro caso. Realmente es fantástico. Lo construyó el gran mongol Shah Jahan durante 22 años (1631 a 1653), en honor a su esposa Muntaz Mahal como testimonio de amor. Ella murió relativamente joven tras darle 14 hijos. Lo rodean jardines con fuentes. Tiene cuatro minaretes y cerca hay un templo hindú y una mezquita. Al lado corre el rio Yamuna. Con el transcurso de las horas su color pasa de un blanco intenso a rosado, cuando el sol se va ocultando: pudimos observarlo, pues permanecimos allí tres horas. 

AGRA / DELHI. En las afueras de Agra está el Fuerte Rojo, idéntico al de Delhi. Allí estuvo prisionero Shah Jahan, después de que uno de sus hijos lo destronara y matara a sus hermanos para apoderarse del trono. Dicen que quedó ciego de tanto mirar la tumba de su esposa, que se veía en la lejanía. 

Para regresar a Delhi viajamos por primera vez por una verdadera autopista de cuatro carriles y separador central. A cada lado hay una valla metálica; no obstante, vimos perros, cabras y personas. Solo faltaron las vacas. Durante el trayecto se preparó el sobre con la propina para el guia, el chofer y su ayudante. Es la costumbre en todos los circuitos turísticos organizados. Nuestros acompañantes la merecían. 

En la ciudad volvieron la pitadera, el gentío, la pobreza, los colores y los olores. Para quemar tiempo nos llevaron a un centro comercial totalmente moderno, que tenía almacenes de las grandes marcas. Nada que ver con la India tradicional que acabábamos de recorrer. ¡Todo un choque de culturas en el mismo país! 

A media noche fuimos al aeropuerto para tomar el vuelo de Lufhtansa de las 3.00 a.m. para Frankfurt y cambio de avión para París. Cuando arribamos a la ciudad donde vivimos, era el decimotercer día de nuestro viaje a una India increíble.

Es el 33° país que visito. Así voy cumpliendo uno de mis objetivos : viajar y conocer países y culturas es muy enriquecedor.

Esperamos que hayan disfrutado del viaje, de nuestras fotos y las de Patrick. Quedan invitados para el próximo recorrido, si Dios quiere…



Eduardo Pardo y Graciela Rodríguez

2013

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Como ya han empezado a moverse las fichas políticas para las próximas elecciones en Colombia, ofrezco una comparación con varias modalidades francesas y, desde París, hago un planteamiento para mi país.

Ya comenzaron a moverse las fichas políticas y los nombres de posibles candidatos para las próximas elecciones en Colombia. Para hacer una comparación con el país donde vivo, presento a continuación algunas modalidades francesas, advirtiendo que no se trata de copiarlas, ni constituyen una crítica al modelo colombiano.

Partamos de la definición etimológica de la democracia, que es «el gobierno del pueblo». Entonces, la mayoría de las tendencias, orientaciones o ideologías políticas de ese «pueblo» deberían poder presentarse a unas elecciones democráticas. De no ser así, de la democracia solo quedaría el nombre, sin ningun contenido.

Todos conocemos las supuestas democracias en las que solo el partido único puede presentar candidatos. O donde otros partidos son aprobados para presentarse y dar la impresión de que se respeta la democracia. Rusia y China son buenos ejemplos de ello. 

En Francia hay, por lo menos, 32 partidos que tienen una buena representación nacional y muchos otros más pequeños. Van desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha. Un abanico amplio que abarca todas las ideologías, sin discriminación.

Algunos de sus nombres son: Federación Anarquista, Lucha Obrera, Partido Comunista, Partido de Izquierda, Francia Insumisa, Partido Socialista, La República en Marcha (del presidente actual, Macron), Los Republicanos, Movimiento Demócrata, Unión Nacional, Los Patriotas. Inclusive hay un Partido Animalista, que defiende el bienestar de los animales.

De todos estos, la Presidencia ha estado en manos de los Socialistas y de la Derecha (con diferentes denominaciones). Entre los primeros esta Mitterrand (durante dos periodos seguidos, de siete años, tiempo que después rebajaron a cinco) y Hollande. Y de la derecha, Chirac y Sarkosy.

Lo que es interesante resaltar es que a los franceces les gusta la «alternancia», o sea pasar de la derecha a la izquierda alternativamente. Esto se debe a que a ellos no les gustan los extremos, aunque esos partidos sí existan. Por eso, los presidentes citados, aunque hacían campaña de acuerdo con sus líneas políticas, terminaban ejerciendo su mandato siguiendo una línea de centro cuando eran elegidos.

Las elecciones para la Asamblea pueden hacerse en forma mayoritaria o proporcional. En el primer caso, solo los candidatos de los partidos que sacan la mayoría de votos son elegidos. Esto implica que apenas están representados los grande partidos de toda la vida. Y, naturalmente, se excluye a los que se van alejando de ese centro hacia los dos extremos. Para evitar esta falta de «democracia», las elecciones pueden ser hechas en forma proporcional, lo cual permite la representación de partidos más pequeños. Los puestos se reparten entre las listas que sacan al menos 5 %.  Es mejor que estos partidos presenten sus ideas políticas en la Asamblea y no a punta de manifestaciones, vandalismo o violencia. 

Veamos el caso de Macron: estudió Filosofía y después se matriculó en la Escuela Nacional de Administración, por la que han pasado varios políticos que han llegado a la Presidencia u ocupado altos cargos del Estado. Trabajó en un banco privado y también fue Ministro de Economía e Industria durante el gobierno de Hollande, aunque no era miembro del partido Socialista.

En los últimos años la sociedad francesa se ha ido desilusionando de los partidos políticos debido a que sus dirigentes solían ser los mismos de siempre, sin dar posibilidad a que otras figuras más jóvenes fueran surgiendo, y por no tener respuestas a los retos de una sociedad que evoluciona y a las nuevas problemáticas que hay que afrontar. También por causa de muchos escándalos de diferente índole, de los presidentes para abajo, o del típico contrapunteo: cuando la derecha estaba en el poder, la izquierda criticaba todo lo que aquella quería hacer y cuando se cambiaban los papeles, era lo contrario. Gastaban el tiempo denigrando al otro, lo cual no es nada constructivo.

En ese contexto, Macron renunció a su Ministerio para crear un movimiento de centro en el que pudieran participar todos los ciudadanos, de izquierda a derecha. Así se acabaría el antagonismo secular y podrían hacerse la reformas necesarias. Cabe anotar que Francia lleva un atraso de 20-30 años en relación con las reformas que han hecho otros países europeos, pues las huelgas las han tumbado. 

Macron encontró gran acogida en la juventud, que antes no solía implicarse, y en los desilusionados de los partidos tradicionales. Nadie apostaba cinco centavos por él, pues no tenía un partido a nivel nacional, ni un solo representante en el Congreso. Pero a partir de los jóvenes y los ciudadanos comunes su movimiento En Marcha fue tomando mucha fuerza.

Ante ese fenómeno, algunas figuras políticas de los partidos tradicionales de derecha, centro, izquierda o verdes, fueron adhiriendo a su causa. Entre todos lograron presentar un programa de gobierno y finalmente fue elegido. En ese momento crearon el partido La Republique en Marche, que también obtuvo la mayoría en las elecciones para la Asamblea Nacional.

Ante la polarización que existe en la sociedad colombiana y viendo que los dirigentes de los dos lados políticos no hacen nada para calmarla, ¿no sería hora de plantear otra alternativa? ¿Alguien puede pensar que de una confrontacion entre la extrema izquierda y la extrema derecha provenga lo mejor para el bien del país y de los colombianos? ¿Esta primero el orgullo de un partido o de un dirigente sobre el bien de la mayoría nacional? De los extremos, «libera nos, Domine». ¿Sería justo que podamos excluir a los que no piensan como yo?

En Francia, los dos candidatos que hasta ahora se han postulado para las próximas elecciones presidenciales son Marine Le Pen, del partido de extrema derecha Rassemblement National, y Jean-Luc Mélenchon, de France Insumise, que es de extrema izquierda.

Aquí y allá veremos qué sucede y qué realizaciones logran los próximos presidentes.

Eduardo Pardo M.

Marzo, 2021

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Después de contarnos hace unas semanas su experiencia en un viñedo francés, Eduardo nos relata la historia de su amigo René para ilustrarnos cómo opera la educación en Francia.

Algunos recordarán a mi amigo René, a quien fui a ayudar durante la vendimia. Esta es su historia: él y sus dos hermanos nacieron en una vereda (para los que conocen Santa Rosa de Viterbo podría ser algo así como Quebrada Grande, camino arriba) de padres campesinos. Cursaron los años de primaria en la escuela veredal. Entraron luego al colegio en el pueblo más cercano (imaginen Santa Rosa de Viterbo) y terminaron el liceo en el internado de la ciudad más cercana (hagan de cuenta Duitama). Aprendieron a leer cuidando las vacas en el potrero.

Graduados de bachilleres ingresaron a la universidad. Uno de ellos se graduó en medicina, otro en ingeniería y René en economía. Este, en su vida profesional, llegó a ser director de una de las ramas del Ministerio de Economía, pagóimpuestos sobre la riqueza y recibió la Legión de Honor. Actualmente jubilado, dirige la Cooperativa Vinícola en la región donde nació.

Los tres hermanos salieron adelante en la vida gracias al sistema educativo francés que describo a continuación. Y como la historia educativa de ellos, podría citar el caso del expresidente François Mitterrand, que nació en Jarnac, un pueblito de apenas 4000 habitantes.

La educación en Francia es obligatoria a partir del «maternal» (equivalente a nuestro pre-escolar). Es gratuito, pero los padres deben pagar los útiles escolares, el almuerzo y el transporte. Para los útiles, el Estado brinda una ayuda a todos los estudiantes cada año escolar.

Casi la totalidad de la educación francesa es pública. Actualmente solo hay 12.500 establecimientos privados con 2.200.000 estudiantes, que son apenas el 17 % de la población estudiantil. También hay 600 internados privados que atienden a 63.000 alumnos.

El presupuesto más alto de la nación está dedicado a la educación. Después siguen Defensa y Seguridad, Políticas Sociales, Desarrollo Sostenible y Justicia. 

En las grandes ciudades los estudiantes se inscriben en los colegios ubicados en sus barrios. Esto permite la mezcla social, pues cada barrio debe tener un mínimo de casas o apartamentos para personas de bajos recursos. Otra ventaja es la cercanía: los recorridos al lugar de estudio son cortos. Naturalmente, los que van a colegios privados pueden vivir más lejos.

Las etapas educativas están distribuidas de esta manera:

  • Escuela maternal, de 3 a 5 años.
  • Primaria, de 6 a 10.
  • Colegio, de 11 a 14. Se obtiene el diploma denominado Brevet.
  • Liceo, de 15 a 18. Se otorga el diploma de bachiller.

Lo más interesante de esta última etapa es que, para iniciarla, cada alumno ha tenido que escoger una de las diferentes ramas del liceo. El bachillerato clásico tiene tres ramas: científica, literaria, socioeconómica. Para esta escogencia se tienen en cuenta los intereses y deseos del alumno, de sus padres, sus calificaciones y la evaluación de los profesores. 

Por su parte, el bachillerato técnico ofrece múltiples opciones. Por ejemplo, industria y desarrollo sostenible, administración y gestión, dibujo y artes aplicadas, salud y social, laboratorios, hotelería, restauración, teatro, música y danza, agronomía y ganadería, etc. Hay también un bachillerato profesional, con alternativas como comercio y ventas, cosmetología y perfumería, aparatos ortopédicos, culinaria, horticultura, servicios personalizados, etc. 

En el último año del bachillerato técnico y profesional, además de los cursos académicos, se tienen prácticas, lo que permite que muchos, al obtener el diploma, consigan un empleo en donde hicieron la práctica. También les permite continuar sus estudios en las universidades.

Personalmente, esta diversidad me parece muy realista, pues tiene en cuenta las inclinaciones de cada persona y sus capacidades. Al final del colegio ya se tienen las bases de una cultura general. ¿Para que desperdiciar tiempo y fuerzas con materias para las que son nulos o no les gustan y que no les servirán en la vida profesional? ¿Por qué esa presión social para que todos tengan el mismo bachillerato y después sean «doctores», universitarios? 

Así como dije que es mejor ser un buen budista que un mal católico, también pienso que es mejor ser un buen mecánico, tornero o panadero, que un mal médico o arquitecto. ¿Qué es más importante: el desarrollo y realización como personas integrales o dedicarle toda la vida a un cargo y a un salario mejores? ¿Son más felices a nivel personal y familiar los directivos más ricos? ¿Han tenido tiempo de disfrutar la vida con sus familias? ¿Por qué la sociedad califica de falta de ambición a los que no escogen carreras «llamativas»? ¿Es condenable vivir feliz y en paz con una de las llamadas«profesiones secundarias»?

Ahora veamos los estudios universitarios y sus costos anuales:

Licenciatura, tres años. 170 euros.

Maestría, dos años más. 243 euros.

Doctorado, dos o tres años más. 380 euros.

Ingeniero, 600 euros.

Como si fuera poco, el gobierno otorga becas, de acuerdo con la situación económica del estudiante. 

Dado que la mayoría de jóvenes se van de la casa familiar, hay muchas residencias universitarias. Si no consiguen cupo en ellas y tienen que arrendar, también hay una ayuda específica para pagar el alquiler y entregar el depósito que se exige en garantía. De este subsidio también se benefician los estudiantes extranjeros. 

En los restaurantes universitarios los becados pagan un euro por el menú, que se compone de entrada, plato fuerte, postre y pan. Los no becarios pagan €3.30. Los estudiantes tienen automáticamente derecho a la Seguridad Social (salud) y a una tarifa preferencial en los transportes. 

Es claro que el Estado sí cumple una de sus obligaciones fundamentales: la educación de sus ciudadanos.

Aunque no vivo en Colombia hace muchos años, me indignan muchos comentarios en Facebook en los que tratan cualquier reivindicación social de comunismo, socialismo criollo o de vagos que quieren todo gratis. Me pregunto: si como privilegiados ‒pues lo somos‒, cuando el DANE dice que en 2019 (¡antes de la pandemia!) el 60 % de colombianos vivía en condiciones de pobreza o vulnerabilidad, ¿que opinaríamos si hubiéramos nacido en Ciudad Bolívar o en Guainía? ¿Estaríamos donde estamos? Antes que juzgar, se debería trabajar por implantar un sistema educativo como el que acabo de describir, que prepara para conseguir un trabajo y lograr una vida digna y productiva. Después, que critiquen todo lo que quieran, que yo los acompaño. 

Evidentemente, no se trata de copiar a la letra el sistema de otra nación, sino ver cómo y qué adaptar a las circunstancias de cada país. Si a alguien le puede servir alguno de estos comentarios, me sentiré contento. 

Eduardo Pardo Mercado

Enero, 2021

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En el departamento de La Corrèze, a 450 km de París en dirección a Toulouse (suroccidente), hace varios siglos existían unos viñedos que producían un vino muy apreciado por los papas de Avignon. El terreno se extiende en forma de colinas de unos 400 metros de altura, pero lo interesante es que su suelo es rico en minerales, concretamente pizarra, lo que le da al vino un sabor particular.

Viñedos sembrados en una colina en La Corrèze

En 1876, llegó a la región la plaga de la filoxera, un insecto que ataca la vid, la cual acabó con casi todos los cultivos. Solo hasta los años 1950 los viticultores volvieron a sembrar y cultivar viñedos.

El papá de mi amigo René tenía una viña para su consumo personal, cuyo vino él mismo procesaba y que sus hijos consideraban horrible. A su muerte, René le compró a sus dos hermanos la casa y su terreno y entró como socio capitalista a la cooperativa vinícola de la población vecina. Gracias a su formación de economista descubrió que el gerente de la cooperativa la estaba llevando a la bancarrota. Logró que lo destituyeran y fue nombrado en su reemplazo. 

Desde que me jubilé en el año 2014 he ido todos los años a ayudar unos días en la vendimia y seis meses más tarde al proceso de la embotellada.  En el 2018 pasaron al cultivo biológico, que es mucho más respetuoso del medio ambiente. No usan abonos ni pesticidas químicos. Es más costoso, pues la maleza se quita manualmente y no con un producto que acabe con ella. Todos los productos Bio están de moda en este momento. Se venden más caros y requieren un certificado del Ministerio de Agricultura.                                                                            

En este momento la cooperativa cuenta con 23 hectáreas cultivadas y tiene proyectado llegar a 30. Esto lo hace comprando terrenos de la región para sembrar nuevos viñedos. René, personalmente, compró un terreno junto a la casa paterna y ya está produciendo vino.Las parcelas no conforman un todo, sino que estan esparcidas en la región alrededor de la cava y el pueblito de Allasac. Algunas pertenecen a sus propietarios y otras a la cooperativa. Las cepas que tienen sembradas son variadas: Cabernet Franc, Pinot Noir, Chardonnay, Chauvignon, Chenin y Merlot. 

Tractor que lleva las uvas de la parcela a la planta

Para la vendimia se contratan jornaleros de la región y también ayudan los amigos de los propietarios en forma gratuita. Suele llevarse a cabo entre septiembre y octubre, pero con los calores de este año se inició a fines de agosto. Las parcelas para la recolección se escogen de acuerdo con el grado de maduración de las uvas. Empezábamos nuestra labor a las 7.30 de la mañana. Se trabaja en binomio, uno a cada lado de la hilera de vides. Se van cortando los racimos y se llenan las cajas que luego pasa a recoger el tractor para llevarlas a la cava. A mediodía hacíamos un alto, pues nos ofrecían el almuerzo a todos. A veces nos reuníamos hasta 30 personas y disfrutábamos un rato de camaradería. Algunos nos conocíamos, pues llevábamos varios años seguidos viniendo.

Cubas en aluminio y barriles en madera de roble
Prensa que extrae el jugo de las uvas blancas

El procesamiento de las uvas varía. El vino blanco se hace a partir del jugo de las uvas verdes. Los racimos se meten directamente en la prensa durante dos horas y el jugo se deposita en cubas de aluminio o de madera (roble), según el sabor que quiera dársele al vino. En el caso del vino rojo los racimos se ponen en una máquina que los desgrana y los granos se depositan en cubas para su fermentación. Lo que queda de las pepas y de las cáscaras se deposita en el fondo de las cubas. En el momento de la embotellada, el vino se pasa por filtros para purificarlo.

Los vinos que se ofrecen en la venta son rojo, rosado y blanco seco, semiseco y suave. La cava los vende directamente, a restaurantes y supermercados de la región y a mayoristas. Tambien participa en varias ferias del vino y en concursos donde ha ganado medallas de oro, plata y cobre. Estos reconocimientos han propiciado un esfuerzo de mejoramiento continuo de su calidad.

Oferta variada de vinos. A la derecha, certificado de un premio

Al terminar la jornada a rayo de sol, regreso hacia las 4.00 de la tarde a la casa de mi amigo a disfrutar un rato en la piscina. Un descanso merecido, ¡ganado con el sudor de la frente! Habíamos estado a una temperatura de 35° C y lo merecía.

La casa de René fue construida con materiales de la región, como la pizarra del techo y las piedras de los muros. Para contar con agua caliente y calefacción en época fría usan el método geotérmico que consiste en buscar a más de 100 metros de profundidad agua relativamente caliente y después hacerla pasar por una bomba de calor para llevarla a la temperatura deseada.

La casa de campo de mi amigo René

Aquí termino este relato, que a lo mejor tendrá un segundo capítulo cuando participe en la embotellada en el  2021.

Eduardo Pardo M.

Diciembre, 2020

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De nuevo escogimos un circuito al final del invierno, pues es mucho más tranquilo que durante el verano. Teníamos varias alternativas de viaje, pero unos amigos nos habían recomendado con insistencia viajar a este pais. 

El reino hashemita de Jordania se encuentra rodeado por Siria, Irak, Arabia Saudita e Israel.  Es la encrucijada de pueblos y conquistadores como los nabateos en el siglo VI a. C. y luego egipcios, babilonios, persas, griegos, romanos y árabes. Por ese país pasan las caravanas comerciales y los peregrinos que van a La Meca.

Allí se han encontrado vestigios arqueológicos del paleolítico (50.000 a 15.000 a. C.) de las edades de piedra, bronce, hierro, etc. En el año 636 los musulmanes vencieron a los bizantinos y los cruzados llegaron en 1099.

Nuestro recorrido, día a día, iniciado el11 de marzo, fue este:

Día 1.  Conocimos al grupo con el que compartiríamos el circuito. Éramos 25 y nos alojábamos en tres hoteles diferentes. La gran calidad del grupo la hicieron la puntualidad y la simpatía. El guía se llamaba Omar y nos reunía con el grito «los amigos de Omar».

De Amán, la capital, salimos a visitar la ruta de las fortalezas del desierto. Construidas a principios del siglo VIII, sirvieron inicialmente como lugares de descanso y caza para los califas. Posteriormente, romanos, cruzados y musulmanes las convirtieron en cuarteles para controlar las rutas entre Oriente y Occidente. 

Qasr Amra es una modesta construcción edificada entre los años 705 y 715 que servía a los califas Omeyas de lugar de descanso y reencuentro con la forma de vida de sus antepasados. También les permitía escapar de la vida puritana de La Meca y Medina. Contaba con la sala de audiencias del trono y unas alcobas laterales. De allí se pasaba al hamman, compuesto de tres cuartos (vestier, tibio y caliente). En el exterior se hallaba el aljibe con la noria que subía el agua que llevaban a otro local para calentarla y distribuirla en el hamman: un sistema sofisticado para la época. Lo más interesante son las pinturas de figuras humanas, muy raras en el arte islámico. Aunque no las prohíbe el Corán, fueron vetadas por los sucesores de Mahoma.  

Azraq es una gran fortaleza que levantaron los romanos con bloques de basalto para controlar este oasis en medio del desierto entre Arabia y Siria. Su puerta es un gran bloque de piedra de más de una tonelada que puede abrirse y cerrarse. Los techos los sostienen arcos de piedra, pues la madera era escasa en la región. El rey Feisal y Lawrence de Arabia la usaron en la guerra contra los otomanos.      

De regreso a Amán visitamos el teatro romano, que está muy bien conservado. Tiene una capacidad para 6000 espectadores y cuenta con una acústica increíble. Cerca de este y en la cima de una colina que domina la ciudad se localiza la ciudadela de la acrópolis en la que sobresale el templo de Hércules que se construyó durante el mandato del emperador Marco Aurelio (161-180). Allí, en una explanada, instalaron el museo arqueológico con colecciones de objetos del paleolítico hasta la dominación otomana.      

Teatro romano en Amán

Día 2. Salimos hacia el sur e hicimos varias paradas interesantes en el camino.

La primera fue el monte Nebo. Allí subió Moisés para ver la tierra prometida antes de morir. Desde este mirador puede verse ‒cuando está despejado‒, el mar Muerto 1230 metros más abajo, al borde del cual se descubrieron los famosos manuscritos que llevan su nombre. Se ven también el río Jordán, Jericó, Jerusalén y los montes de Judea.

Al lado quedan las ruinas de una capilla del s. IV, construida para conmemorar la muerte de Moisés. La descubrieron en 1933 los franciscanos que se ocupan de la custodia de la Tierra Santa. Contiene un bello mosaico del año 531 con escenas de la vida del campo y animales.  

Fuimos luego a Mandaba, una ciudad floreciente de la época bizantina, famosa por sus iglesias y mosaicos, producidos por escuelas del s. VI. Uno de los más importantes es el plano de Palestina que muestra detalles de la topografía de la región y los países limítrofes. En el centro aparecen Jerusalén con sus murallas, el santo sepulcro, Belén y el río Jordan, que desemboca en el mar Muerto.

Mosaico en Mandaba

Antes de llegar a Kerak atravesamos una réplica del gran cañón del Colorado. ¡Un paisaje impresionante!  Esta ciudad existía desde el s. VIII  a. C. Los cruzados construyeron la fortaleza que controlaba el paso de las caravanas entre Egipto, Damasco y Bagdad; por allí pasaban los peregrinos que iban a las ciudades santas del islam en Arabia. La ciudad cayó en manos de las tropas árabes de Saladino y en 1840 pasó a manos de los otomanos.

Antes de regresar al hotel visitamos la pequeña Petra, de montañas rocosas, desfiladeros y desierto. Un aperitivo de lo que nos esperaba al día siguiente.

Día 3. Viaje a Petra, uno de los monumentos que la Unesco ha declarado patrimonio de la humanidad de la Unesco. Su superficie es de unos 100 km² y tiene unos 800 monumentos. Es un lugar forjado por años de erosión, donde el pueblo nabateo dejó numerosos vestigios que perduran hoy día.

La región estuvo habitada desde tiempos inmemoriales. El Antiguo Testamento habla de ella en el Génesis. Los temblores de los años 365 y 747 causaron su decadencia. 

Para entrar, la explanada en la que se encuentran algunas sepulturas se va cerrando hasta convertirse en un desfiladero de 2 m. de ancho y 80 a 100 m. de altura. El camino serpentea en medio de colores de diferentes matices producido por el claroscuro de una luz que va cambiando. La expectativa se ve recompensada cuando el desfiladero se abre y aparece la fachada rosada de una tumba monumental tallada en la roca. Es lo más bello de Petra por sus proporciones (28 x 40 m. de altura) y una armonía casi barroca en un medio pétreo. A partir de allí el camino se dirige hacia el centro de la antigua aglomeración.

Tumba en la roca, en Petra

A la izquierda se encuentra el teatro, tallado en la roca. Sus 33 filas tenían una capacidad para unos 4000 espectadores. Frente al teatro, talladas en el acantilado, se observa una serie de tumbas. Se sigue avanzando por una calzada romana que lleva a la parte baja. A cada lado hay tumbas, templos, bajorrelieves.

Gracias al almuerzo tuvimos fuerzas para subir 800 escalones tallados en la roca que llevan al Ed Deir o Monasterio. Fueron 45 minutos a buen ritmo (claro que para los sedentartios había servicio a lomo de burro). El templo también está tallado en la roca y su fachada es de 40 x 47 m. Su estilo dórico le da una visión imponente, unida a armonía arquitectónica que produce paz. Desde allí puede subirse a unos miradores naturales que bordean profundos precipicios en medio de un paisaje lunar de rocas y aridez.

Templo de Ed Deir

Día 4. El Wadi Rum hace parte del desierto de la península arábiga. Por eso, Cambiamos el bus turístico por los jeeps de los beduinos para hacer un recorrido en medio de sus montañas, picos, desfiladeros, valles y dunas de diferente consistencia. Escalamos la de una arena tan fina que parecía talco: se daba un paso y se retrocedían dos. Los colores cambiaban con el juego de la luz entre sol y sombra. En esos magníficos paisajes filmaron la película de Lawrence de Arabia. Almorzamos en una carpa beduina, pues es su territorio, y regresamos a descansar.

Día 5. Puntuales como siempre, salimos hacia el norte. El primer lugar que visitamos fue Jerash, la antigua Gerasa o ciudad de las 1000 columnas. Testimonia el esplendor de las ciudades de la frontera del imperio romano; impresiona por lo bien conservada. A sus vestigios se entra por el arco de Adriano, del año 129 de nuestra era. Después vimos el hipódromo, los templos de Zeus, Artemis y Dionisio, el foro en forma circular, con sus columnas jónicas, el mercado, los baños romanos con sus piscinas, la avenida de 800 m. de longitud con su sistema de alcantarillas, las fuentes de las ninfas ‒del año 191‒, en la cual el agua brota de las cabezas de siete leones.

El teatro del sur, construido entre 90 y 92 d. C., podía recibir más de 3000 personas. Su acústica es perfecta. Permitía que todos los espectadores oyeran a los que hablaban desde el centro de escenario, como pudimos comprobarlo. El teatro del norte, más pequeño, construido en el año 165, se usaba para las reuniones del consejo. En 235 su capacidad se amplió para que cupieran 1600 personas.

Por la tarde nos dirigimos al mar Muerto en medio de un fuerte aguacero, que casualmente se terminó antes de que llegáramos. Es la frontera común de Jordania e Israel. Su superficie es de 80 x 14 km. Su tamaño ha venido disminuyendo por causa de la evaporación y las represas que han construido sobre el río Jordán, que lo alimenta. Se encuentra a 399 m. bajo el nivel del mar, lo cual lo convierte en el punto marítimo más bajo del planeta. Su agua es tan rica en sales y minerales que hace que uno flote sin ningún esfuerzo y se convierte en lo más simpático del paseo.

Eduardo y viajeros en el mar Muerto

Día 6. En esta última jornada día salimos hacia el norte de Amán para visitar las ruinas de las ciudades grecorromanas Pella y Umm Qais en las montañas que dominan el Jordán y que tienen una hermosa vista sobre el lago de Tiberiades, la meseta del Golán y la frontera con Siria.

Al regreso iniciamos las despedidas y la entrega de datos personales, pues al día siguiente regresábamos en diferentes vuelos. Posteriormente, intercambiamos fotos, las mejores de las cuales son las que incluyo en este relato.

Eduardo Pardo

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Para mí hay un solo Dios y diversas religiones.  

Los católicos, cristianos, budistas, shintoistas, mahometanos, etc., aunque cada uno diga que el suyo es el verdadero, en el fondo es el mismo. Partiendo de esta base he podido rezar en los diferentes lugares de culto durante los viajes que he realizado a varios continentes.

Por eso, creo que es mejor ser un buen budista, mahometano, etc., que un mal católico. Cualquiera de ellos puede vivir el mandato de Cristo: «el primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo». Esa persona irá al cielo antes que un dictador católico que ordena asesinatos a lo largo de la semana, pero asiste a misa y comulga el domingo.

Creo en Dios, pero en la Iglesia pocón, pocón.

La razón de esta creencia es que la Iglesia católica está compuesta por hombres que son imperfectos. No puedo aceptar que la Iglesia haya favorecido las cruzadas, las guerras de religión, la inquisición, papas como los Borgia, todo ese fausto exterior, ocultar la pedofilia de algunos de sus miembros, etc. Y particularmente, el «machismo» de muchos de sus integrantes, pues « Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, y lo creó macho y hembra». Pero casi que de inmediató la mujer pasó a un plano inferior. 

Me pregunto : ¿por que en la Biblia todos los profetas fueron hombres, pero ninguno mujer? ¿Qué impide la ordenación de mujeres, cuando en la iglesia primitiva ya había diaconisas? ¿Cómo es posible que en el siglo XXI haya diáconos casados, varones, pero que una monja, que ha dedicado toda su vida a Dios y a su servicio, no pueda serlo? También hay hipocresía eclesial al impedir el matrimonio de los sacerdotes, sabiendo que muchos viven en pareja y hasta algunos tienen hijos. 

Mi relación con Dios

Para mí, Dios no es un ser lejano, misterioso, incomprensible o temido. Desde pequeño lo he considerado como mi mejor amigo. Como tal, entro a visitarlo cuando tengo tiempo y paso frente a una iglesia. O converso con él mientras troto o monto en bicicleta. Lo trato con confianza y le hago preguntas indiscretas. Si no me contesta, le digo que tengo una lista para cuando nos encontremos personalmente. Mas que hacerle peticiones, le doy gracias por todo lo que me ayuda y protege. Y como Él me ayuda, yo le correspondo tratando de ayudar a otras personas. Cuando comulgo, siento su presencia. Y como formamos un binomio, sé nada malo puede pasarme.

En mis creencias religiosas, en orden ascendente están: el Ángel de la guarda, para las cosas materiales, que con sus «aletazos» me previene.  Sigue la Virgen María, a la que trato de «guapa» (expresión de los españoles), quien es una buena intercesora ante la divinidad. Luego, Jesucristo, Dios hecho hombre que, como dije, es mi amigo. Y finalmente, para los casos más importantes, está la Santisima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo).

Eduardo Pardo

Octubre, 2020

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