Le pregunté a Mr. Google el significado de la expresión “vida de perros” y me contestó que el alcance de este dicho, proveniente del siglo XVI, se “refiere a una situación de pobreza y miseria. También se puede usar de manera sarcástica para referirse a la vida paupérrima de un animal maltratado así por el ser humano”.
En su uso corriente original tiene una significación negativa, de deprivación y abandono, perjudicial y maligna. Pues bien, en el siglo XXI podemos decir que “vida de perros” tiene una acepción positiva, si analizamos en detalle la vida de los perros-mascota.

Infortunadamente no tenemos datos confiables para Colombia, pero en Estados Unidos, según la American Pet Products Association (APPA), en septiembre del 2021 el número de hogares con perros era de 63,4 millones, con un total de 90 millones de perros-mascota. Podemos decir con certeza, que de los 128 millones de hogares en USA, el 53%, o sea 174 millones de personas, tienen una visión positiva de los perros y están dispuestas a invertir recursos para que vivan una vida cómoda y digna, a comunicarse con ellos emocionalmente y a entablar una relación de amistad sincera y profunda para convertirse en un miembro más de la familia, en un hijo más.
Es tan penetrante esta simbiosis entre las mascotas y los nuevos miembros de la familia, que el consumismo desbordado, en los últimos 50 años para la crianza de los hijos, ha sido adoptado y adaptado en forma paralela para los caninos. En la sociedad americana la sofisticación y la revolución gourmet de la comida de perros y niños compiten de igual a igual.

La moda en el vestir es cambiante y adaptada a las estaciones, a las ocasiones, a la edad.

Por otro lado, tanto los perros como los niños de hoy en día necesitan atención especial profesionalizada como sicólogos y siquiatras, profesores que dominen muy bien diversas artes; clínicas de especialistas, fertilización in vitro y, obviamente, la mejora genética en los caninos. Existen SPA para niñas y mascotas, arreglo de pelo y cabelleras, pintados de uñas y la sinfonía de los más variados y vistosos juguetes, que son un común denominador para los dos.
El negocio de los seguros que garantizan el bienestar de las mascotas cuando mueren sus protectores es boyante; los funerales son grandisosos y costosos y centros de investigación indagan sobre cómo prolongar la vida y no nos podemos olvidar de las páginas web para los perros y de la familiarización temprana de los niños con los gadgets tecnológicos.

La interacción entre humanos y caninos ha llegado a un nivel tan íntimo y de tal significado, que hoy en día las mascotas sirven también de soporte emocional para niños y ancianos, y además, se considera una alternativa válida de vida, escoger entre tener hijos o mascotas.

En USA, el número de mascotas es igual al de niños y en España el número de mascotas, 12 millones, dobla al de los niños, 6,3 millones. Obviamente, ese comportamiento de los humanos con los caninos tan difundido en USA está creciendo aceleradamente en Colombia y ahora es parte del paisaje patrio, grupos de mascotas en parques y multitud en los edificios de apartamentos, centros comerciales y restaurantes y obviamente en las casas, en donde el 40% de los hogares alberga y comparte cariño con una mascota.
La única área en donde pareciera que se pudiera diferenciar el tratamiento de los niños y de las mascotas es en la experimentación genética. Ya tenemos algunas razas de perros desarrolladas genéticamente, pero aún siguen perteneciendo a la especie canina. Aquí cabría una pregunta: el proceso de evolución ha tomado millones de años para hacer cambios sustanciales; ¿será que este trato especial de relacionarse con las mascotas aunado a la práctica de la ingeniería genética, generará “aceleradamente” la aparición de una nueva especie de perros más inteligentes, con mayor capacidad de comunicación, no solamente a través de ladridos, y con una habilidad más sofisticada.

Un último asunto. “Lunita” era la perra fiel de mi amigo que cuando llegaba a la finca no se desprendía de él. Lo acompañaba a jardinear, a visitar los cultivos y estaba a su lado mientras él comía. Era evidente la especial relación de cariño, compresión y amor entre mi amigo y “Lunita”.

Un día me dijo: Silvio voy a despedirme de Lunita. Efectivamente, ella ya a los ocho años, había desarrollado una artritis profunda que le impedía moverse y se le notaba la pena y la dificultad en trasladarse de una parte para otra. Se acercó a ella y, con inmensa ternura, mi amigo le dijo: Lunita, tú has sido mi compañera por muchos años; me has acompañado en muchas situaciones; me has cuidado; me has dado múltiples satisfacciones. Pero, con toda sinceridad no aguanto más tu dolor, ni puedo verte sufrir. Descansa tranquila.” A renglón seguido se le aplicó la inyección y Lunita descansó para siempre.
Según la APPA, en USA se practicaron 670 000 eutanasias de mascotas en el 2020. Si la vida promedio de la especie canina es de 14 años y existen 90 millones de mascotas, deberían morir en promedio 6.4 millones anualmente, lo que representa que casi un 11% murió por eutanasia. Recíprocamente, se podría preguntar: ¿Ese comportamiento tan genuino, tan sincero, y diríamos tan humano, de practicar la eutanasia a las mascotas queridas, se verá proximamente reflejado en la forma como los humanos trataremos a nuestros congéneres en las mismas circunstancias?
Cuando terminé de leerle este artículo a mi amigo, sus ojos estaban encharcados con los recuerdos de “Lunita”. ¡¡¡Qué nobleza!!!
Silvio Zuluaga
Julio, 2023
4 Comentarios
Hola, Silvio. Qué cambio de “tercio”. Un artículo muy conmovedor y bien documentado con cifras. Y no solo son perros. Los gatos, como en nuestro caso, también son unas mascotas de grata compañía. La perrita de tu amigo vivió poco. Nosotros hemos tenido perros que han superado los 15 años de vida. Enviaré tu artículo a mis hijas. Catalina tiene una hija y dos perritos mascotas. Juliana, sin hijos, tiene una perra y un gato, Estos datos están en tus estadísticas de Estados Unidos.
Gracias por compartir.
Lei en voz alta tu reflexión sobre los perros de compañía para que “Pecas”, mi compañera peluda, escuchara tu comentario sobre sus congéneres. Realmente el ser humano desarrolló una corriente afectiva con los perros y ellos se dan cuenta de tu estado de ánimo, se alegran con tu alegría y aunque para nosotros es parte de nuestras vidas, para ellos es toda su vida.
Muy interesante el tema Silvio y lo has tratado en profundidad. ¿Esta humanización de las mascotas, se origina, en parte, en una menor comunicación y entendimiento entre humanos?
Sentir y entender son dos cosas distintas. ¿cuál es más profundo? Ayer “entendí” que el sentir es muy profundo aunque no lo entienda. Podemos estar agradecidos por experimentar ambas cosas y agradecidos con quienes -como Silvio- nos ayudan a vivir las dos experiencias. Pasando a otro terreno me pregunto si la mística es sentir y entender a la vez… pero volviendo a nuestra “terrenal” realidad, esperaremos qué logra la evolución (natural o inducida) para los perritos.