Un aporte sencillo en la encrucijada política actual

Por: Hernando Bernal Alarcón
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El tema de las preferencias políticas es de enorme importancia y enorme complejidad. Es necesario enfrentarlo en dos niveles, que en cierta forma son diferentes: el de las ideas y el de las personas (o sea, los candidatos y sus grupos o partidos), aunque al final los dos niveles convergen en uno solo, cuando se llega el momento de depositar el voto en la urna. 

Pienso que América Latina se debate en este momento histórico en el tema de la igualdad y la equidad y que la polarización se centra en las posibles maneras de desatar este nudo gordiano. En gran medida los niveles de desigualdad y de diferencia en los ingresos han sido el resultado de un liberalismo económico desbordado, que propende por el incremento del producto bruto interno de los países (crecimiento económico), solo a través de las leyes del mercado, pero no por la distribución, utilización y usufructo de dicho bienes y servicios en forma equitativa para la sociedad. 

Dicho en términos populares, “cada vez más los pocos ricos son más ricos y los muchos pobres son cada vez más pobres”. Esto se debe a la consagración del dogma de la reproducción y concentración del capital como característica inalienable, una idea consagrada por el neoliberalismo o el liberalismo salvaje. Además, la globalización incrementó las diferencias en la productividad del capital, en razón del atraso tecnológico de nuestros países, debido a las raíces históricas e ideológicas que desafortunadamente heredamos de nuestra colonización y de los subsiguientes procesos libertarios, torpemente realizados por nuestras elites políticas, que nos han puesto en desventaja de competitividad con otros países y regiones del mundo.

En este panorama se incrementa la falsa esperanza en un líder que sea capaz de sacar adelante al país. Líder que las grandes masas consideran que es imposible que lo produzca la burguesía tradicional, como fue lo propio en los siglos anteriores. Por esa razón, un país económica y culturalmente más avanzado, como lo fue Chile, estrena como presidente una personalidad nueva, con dinámicas contrastantes muy profundas en contra del liderazgo desarrollista reconocido a nivel latinoamericano y que guio gran parte de los procesos económicos de posguerra en el continente a través de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL). 

Por esta misma razón Perú, país con indicadores económicos muy promisorios y con una multiculturalidad muy compleja, también elige a un maestro de escuela de una población minúscula y desconocida, pero él mismo (posiblemente muy inteligente) con escasa formación académica. Y en el contexto de estas elecciones democráticas y populares está el telón elaborado por ese embeleco que llaman “socialismo bolivariano”, que produce realidades tan crueles y lamentables como Venezuela y Nicaragua, y otras que tienen que ser recuperadas en lo posible, como es el caso de lo que se espera que pueda ocurrir en Ecuador y Bolivia. 

Siguiendo el ejemplo de lo sucedido en Chile es muy posible que en las elecciones de este año en Colombia veamos finalmente enfrentados a los dos polos opuestos, con altas probabilidades de que la balanza se incline hacia la izquierda beligerante. Parecen efímeras y débiles las coaliciones políticas, tanto de centro izquierda como de centro derecha. 

Para mí, es preocupante que pierda fuerza la Coalición de la Esperanza, que consideraría de mis preferencias, porque en ella se conjugaría la veteranía y la experiencia de quien logró un acuerdo de paz, conjuntamente con el vigor en sus herederos, de quien soñó y trabajó por un nuevo liberalismo, reforzado por quienes propenden por una economía verde y circular, dinamizado además por la experiencia de dirigentes que han ejercido con voluntad y sacrificio diferentes cargos públicos, sin desconocer asimismo que puedan participar académicos con posiciones ideológicas utopistas. 

Espero que puedan limar sus diferencias, acordar unos principios y valores comunes y en especial trabajar con liderazgo de equipo, mancomunadamente –si llegan al poder–, deponiendo hasta lo posible los egos exaltados que a veces los caracterizan.

Hernando Bernal Alarcón

Febrero, 2022

3 Comentarios

LUIS GUILLERMO ARANGO LONDOÑO 11 febrero, 2022 - 10:07 am

Me uno a tu visión y deseos n bien expresados.

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Luis Alberto Restrepo 11 febrero, 2022 - 10:16 am

Excelente, Hernando. No hay que olvidar a Rodolfo Hernández.

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Carlos Velasco 14 febrero, 2022 - 1:51 pm

Sin muchas divagaciones diste en el clavo. Gracias Herbsndo

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