La conclusión necesaria de los planteamientos de los dos artículos anteriores implica llegar a aspectos concretos para el envejecimiento saludable. Son las políticas públicas para garantizar condiciones de equidad para las personas mayores y las dimensiones que deben tenerse en cuenta: participación, salud, alojamiento, educación, heterogeneidad y diálogo intergeneracional. En todo esto, los viejos también tienen la palabra.
La conclusión necesaria de los planteamientos de los dos artículos anteriores implica llegar a aspectos concretos para el envejecimiento saludable. Son las políticas públicas para garantizar condiciones de equidad en el grupo de las personas mayores y las dimensiones que deben tener en cuenta: participación, salud, alojamiento, educación, heterogeneidad y diálogo intergeneracional. En todo esto, los viejos también tienen la palabra.
IV – Políticas de equidad para mayores
Objetivo fundamental de las políticas públicas, una de las responsabilidades más importantes de los gobiernos, que por sí misma justifica la existencia y fortalecimiento del Estado, es propiciar, con equidad, las condiciones para que las personas, como individuos y como comunidad, puedan crecer como seres humanos, aprovechar las oportunidades y superar las dificultades que encuentran en su desarrollo y evitar o neutralizar las crisis económicas, políticas, sociales y ambientales que frenan ese crecimiento, lo interrumpen o distorsionan.¹ Esas políticas se hacen más urgentes con el aumento acelerado de la población mayor que, de no ser atendido adecuada y oportunamente, puede convertirse en un serio problema, social y financiero.
Las políticas para aprovechar el enorme potencial característico de la edad de la vejez deben partir de un concepto claro sobre lo que representa esa etapa de la vida para las personas y para la sociedad: la culminación del proceso de construcción de mejores seres humanos en cuanto a individuos y en cuanto a comunidad; la afirmación final del sentido de la vida humana.
La definición de ese potencial y la forma de aprovecharlo debe estar en el punto de partida de una política para el envejecimiento saludable. En palabras de Martha C Nussbaum, para “reconocer y abordar adecuadamente las diversas necesidades y problemas de las vidas ancianas (…) un buen conjunto de políticas debe combatir los estereotipos nocivos y no caer en la trampa de subestimar las capacidades de los ancianos adultos en relación con la toma de decisiones y la realización de actividades de muchos tipos (…). Por último (…) debe fomentar y proteger la iniciativa, considerando a los ancianos como seres libres que toman decisiones y dan forma a su vida (a veces en una red comunitaria), no como receptores pasivos de prestaciones”.²
Las políticas públicas para garantizar condiciones de equidad en el grupo de las personas mayores tienen dos objetivos principales: de una parte, hacer posible el bienestar de los ancianos y, de otra, propiciar el cumplimiento de su papel en la sociedad.
Además de transferencias financieras para los más pobres, las políticas de equidad en las oportunidades para los mayores deben incluir acciones que hagan posible la continuación de su proyecto de ser cada vez mejores seres humanos, en beneficio de sí mismos y de los demás. Se proponen a continuación algunas ideas al respecto:
1. Las políticas públicas deben tener en cuenta que los jubilados no son un grupo homogéneo: ni en edad, ni en género (son diferentes los problemas y oportunidades que enfrentan hombres y mujeres al jubilarse), ni en condiciones económicas (pensión) y de pobreza (por ejemplo, las diferencias entre los habitantes del campo y de la ciudad). Tampoco son iguales su salud, el grado de deterioro de sus condiciones físicas y mentales (síndrome del jubilado, mayor en los hombres, que los hace sentir como un estorbo), el nivel de escolaridad y de formación, su vida familiar y social (sensación de soledad).
2. Al diseñar las políticas para la vejez, es necesario consultar y tener en cuenta la opinión de las personas mayores.
3. Deben crearse las condiciones necesarias, estímulos y programas, que faciliten la participación de las personas mayores en la construcción y en los beneficios del desarrollo, reconociendo la experiencia, la capacidad y el potencial que les es propio.³ De esa participación se benefician las instituciones y entidades, pero también se benefician los mayores. Si se le da dimensión internacional a esa participación podrán obtenerse mejores resultados.
4. Promover diálogos intergeneracionales en los que se dinamiza el aprendizaje de viejos y de jóvenes: se vincula el conocimiento nuevo y el dinamismo de los jóvenes con la experiencia y el conocimiento tradicional de los viejos.
5. Tanto el funcionamiento de los hogares destinados a personas mayores como la infraestructura que se construye pensando en ellas debe tener en cuenta la complejidad y profundidad del sentido de la vejez, las oportunidades propias de esa etapa de la vida y alejarse de los estereotipos impuestos por una sociedad que todo lo concibe en función de la producción económica.
6. El sistema de salud debe dar prioridad a los programas de promoción y prevención (previstos en la ley 100 en Colombia) con el propósito de hacer posible que las personas lleguen a la vejez y que lo hagan en mejores condiciones de salud.
7. El sistema educativo y, en especial, las universidades, deben revisar sus conceptos sobre las distintas etapas de la vida y abrir programas dirigidos a las personas mayores. Con ello se crea un espacio invaluable que combina conocimiento, experiencia, reflexión sobre el ser humano y el sentido de la vida y sobre la forma como está organizada la sociedad. Se benefician las instituciones educativas (también económicamente) y sobre todo se benefician las personas mayores⁴.
Debe formularse un adecuado marco normativo que facilite el funcionamiento de esos programas y que sea suficientemente flexible para adaptarse a los intereses y condiciones diferentes de las personas mayores: requisitos de acceso, homologación de estudios y experiencia, flexibilidad curricular, metodologías apropiadas, certificaciones, etc. El avance de las TIC abre posibilidades enormes con ese propósito y facilita el acceso de los mayores a la dimensión del aprendizaje y de la creación de conocimiento.⁵
BIBLIOGRAFÍA
Blau, Z., citado en Proyecto AEPUMA, p. 44.
Cicerón, Marco Tulio. (2005). Sobre la vejez (De senectute). Traducción de Rosario Delicado. Madrid: Tal – Vez.
de Roux, Rodolfo R. (2021). “Aprender a vivir”. Exjesuitasentertulia.blog.
Delors, Jacques. (1996). La educación encierra un tesoro. Informe a la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI. Unesco: París.
Kant, Inmanuel. (2008). Crítica de la Razón Práctica. Buenos Aires: Losada.
Naciones Unidas. (2022). Los impactos sociodemográficos de la pandemia del COVID-19 en América Latina y el Caribe. Santiago de Chile: Cepal – Celade.
Nussbaum, Martha C. y Saul Levmore. (2018), Envejecer con sentido. Conversaciones sobre el amor, las arrugas y otros pesares. Barcelona: Paidós Básica.
Ordine, Nuccio. (2013). La utilidad de lo inútil. Barcelona: Acantilado.
Proyecto AEPUMA. (2007). Análisis y evaluación de programas universitarios para mayores. Universidad de Alicante: San Vicente del Raspeig.
Puig Rovira, J. M. y J. Trilla J. (1966). La Pedagogía del ocio. Barcelona: Laertes, pp. 55-56. Citado en AEPUMA, p. 8.
Rodríguez Ibáñez, E. (1979). “Perspectiva sociológica de la vejez”. Revista española de investigaciones sociológicas, n. 7.
Vallejo, César (2020). “El ancla del desarrollo”. En: Universidad y Región. Ibagué: Universidad de Ibagué.
Vallejo, César y Antonia Maturana (2022). “Equidad, tema central en Cifras y Conceptos”. En: Travesía de un sueño, 15 años de Cifras y Conceptos. Bogotá.
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[1] Eso es más urgente en el caso de las personas mayores que, por lo general, no participan en actividades remuneradas y que, de alguna manera, son más vulnerables en tiempos de crisis, como lo han demostrado los efectos de la pandemia del COVID-19. La estrategia principal de las políticas de equidad es la provisión de bienes públicos que estén al alcance de todos: leyes, normas e instituciones que hacen más eficiente la interacción entre individuos y entre grupos y contribuyen a aumentar el bienestar de las comunidades y sus condiciones económicas, políticas, sociales y ambientales. Ver: BIRF (2021), Hacia la construcción de una sociedad equitativa en Colombia: https://www.bancomundial.org/es/news/infographic/2021/10/27/hacia-la-construccion-de-una-sociedad-equitativa-en-colombia y Vallejo César y Antonia Maturana (2022), “Equidad, tema central en Cifras y Conceptos”, en Travesía de un sueño, 15 años de Cifras y Conceptos, p. 105.
² Nussbaum, Martha y Saul Levmore. (2018). Envejecer con sentido. Conversaciones sobre el amor, las arrugas y otros pesares. Barcelona: Paidós Básica, pp. 263-264.
³ Un ejemplo, en el caso de las empresas, lo ilustra el film Pasante de moda, protagonizado por Robert DeNiro.
⁴ Encuestas realizadas a personas mayores que acceden a programas universitarios en España muestran que entre 65 % y 80 % buscan ampliar sus conocimientos, lo consideran importante para su realización personal y lo prefieren como uso del tiempo libre (lo atienden universidades populares, aulas de la tercera edad, educación permanente para adultos). Entre 1993 y 1994 surgieron los primeros programas universitarios en España para mayores de 50 años. Ellos solicitaban programas para su desarrollo personal, mejorar sus relaciones interpersonales, actualizar conocimientos, conocer y utilizar los nuevos lenguajes y herramientas; poder acceder a la Universidad sin ningún tipo de exclusión. Los objetivos que se han propuesto a esos programas de aprendizaje y formación para mayores son: 1. Propiciar condiciones para su desarrollo pleno, su autovaloración y autoestima; desarrollo personal desde la ciencia y la cultura; despliegue de su potencial intelectual, físico, artístico, social, teniendo en cuenta que cada persona es diferente y debe ser el centro del proceso de formación y aprendizaje. 2. Aprovechar su riqueza cultural y su experiencia para la construcción de una sociedad cada vez más humana, así como su conocimiento y potencial científico, humanista, tecnológico. 3. Promover relaciones intergeneracionales, tolerancia, eliminación de estereotipos sobre los jóvenes y sobre los ancianos. 4, Propiciar la ayuda mutua, por ejemplo en los procesos de formación y aprendizaje. 5. Promover la creatividad y el despliegue de competencias específicas, y 6. Facilitar un envejecimiento activo y placentero, calidad de vida y uso del tiempo libre. Ver Proyecto AEPUMA.
⁵ Algunas universidades en Colombia ya ofrecen programas para personas mayores y de la tercera edad. Algunos ejemplos son: “Saberes de vida” en EAFIT, “Unideleite”, en la Universidad de Ibagué y “Universidad senior” en la Universidad del Rosario. Es importante dar a conocer la oferta disponible de esos programas y el modo de acceder a ellos.
César Vallejo Mejía
Noviembre, 2022
1 Comentario
Cesar: un documento muy importante. Ojalá fuera conocido por los responsables de las políticas públicas. Gracias y saludos. Hernando