Cali, en materia de baile y danza, es mucho más que salsa. Sus bailarines vuelan alto por la plasticidad y la maravillosa levedad de sus cuerpos, que parecen flotar en el aire, y porque se reconoce su calidad más allá de las fronteras. Hoy hacen parte de los mejores cuerpos de ballet del mundo.
En materia de baile y danza Cali es mucho más que salsa y sus bailarines vuelan alto. No solo por la plasticidad y la maravillosa levedad de sus cuerpos, que parecen flotar en el aire, sino porque el reconocimiento de su calidad ha volado más allá de las fronteras y hoy hacen parte de los mejores cuerpos de ballet del mundo.
Esta calidad no es gratuita. Es el fruto de un largo trabajo de esfuerzos quijotescos por promover y difundir la danza clásica y contemporánea, por descubrir talento y ayudar en su formación. Esta semana, por ejemplo, se celebra la quinta versión de la Bienal Internacional de Danza de Cali, que desde 2013 ha promovido más de 100 proyectos nacionales de danza y ha traído al país más de 50 compañías internacionales que no solo han ofrecido brillantes espectáculos, sino que han compartido sus saberes y técnicas con los bailarines colombianos.
También, desde 2007, se celebra cada dos años en la ciudad el Festival Internacional de Ballet, que es otra gran muestra nacional e internacional de danza clásica y contemporánea que ha permitido el contacto de muchos jóvenes con esta expresión artística. El año pasado en medio de la pandemia enfrentó el reto de hacer un evento solo virtual y lo logró con éxito.
En el caso de la Bienal, la versión de este año se ha enfocado más hacia los artistas nacionales buscando apoyar y dar a conocer las nuevas propuestas de la danza colombiana y en particular las de Bogotá, que es la ciudad invitada. Sin embargo, mantiene también su visión internacional y por eso se tiene la participación de reconocidas compañías de Brasil Francia, Suiza, Senegal e India. Las limitaciones de la pandemia han abierto nuevas posibilidades y se ofrece un espacio virtual y gratuito con más de 35 presentaciones de grupos internacionales.
Un lunar del evento fue que la Compañía de Ballet de la ciudad de Sao Paulo, una de las estrellas invitadas, no pudo presentarse porque Avianca no dejó abordar el vuelo de Brasil a Bogotá a sus 16 integrantes con la excusa de que no tenían el certificado de vacunación contra la fiebre amarilla.
Inútil fue demostrar a Avianca que Colombia no exige ese requisito a los viajeros de Brasil, ni enseñarles la página web del Ministerio de Salud, donde tampoco aparece. No hubo poder humano que convenciera a Avianca: los bailarines no pudieron volar, el público caleño se perdió la oportunidad de admirarlos y los organizadores de la Bienal pueden sufrir una cuantiosa pérdida económica si no obtiene el reembolso pleno de los tiquetes comprados. Lamentable es que el esfuerzo de hacer volar más alto a los bailarines se vea empañado, paradójicamente, por los profesionales del vuelo de una aerolínea que dejó de ser colombiana.
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Adenda: Ya es un hecho. En unas cuantas semanas entrará en circulación digital la renovada revista CAMBIO, que llenará el vacío que dejó Semana cuando decidió hacer política en lugar de periodismo. Se cuenta ya con el compromiso de los inversionistas que la respaldarán, con un equipo periodístico de lujo encabezado por Daniel Coronell en la presidencia de la revista, Federico Gómez en la dirección, y la energía inagotable de Patricia Lara como motor de todo el proyecto. Además, un multitudinario grupo de suscriptores fundadores que esperan con ansia la revista.
Mauricio Cabrera
Noviembre, 2021
1 Comentario
Aunque anterior al articulo (Canto al cuerpo) es una magifica complementacion y actualizacion del mismo. Mauricio, se nota que eres un economista «humanista»… o humano !