Paseaban juntos el prolífico Plutarco y el ingenioso Gracián intercambiando sus experiencias, aquel como sacerdote de Apolo en Delfos y éste como sacerdote de la Compañía de Jesús, donde se granjeó algunos buenos enemigos. Los acompañaban el desventurado Maquiavelo, el polaco Jerzy Lec -maestro de la “máxima-bisturí”- y Yosisoi Tunemiko, de lengua tan afilada como su reluciente katana. Mi gozo fue grande cuando se me acercaron tan selectos dialogantes.
PLUTARCO.- Te vimos conversando con Cicerón sobre los amigos y pensamos que no te caerían mal algunos consejos sobre los enemigos.
- Por supuesto, sobre todo sabiendo que escribiste Cómo sacar provecho de los enemigos y que vienes, además, con tan experimentados amigos.
JERZY LEC.- Pon mucho cuidado a lo que te diremos pues “cuando el diablo quiere dar un puntapié a alguien, no lo hace nunca con su pezuña animal, sino con su pierna humana”.
- Soy consciente de que con los enemigos hay que tener un cuidado exquisito, pues en este mundo no son pocos los que han aprendido a contar echando cadáveres a las fosas.
MAQUIAVELO.- Por otra parte, “los hombres son tan simples que siempre el que quiera engañar encontrará a quien le permita ser engañado.”
GRACIAN.- Por eso mismo “los hombres deben ser estudiados tan profundamente como los libros. No cometas errores sobre el personaje. Ese es el peor y más fácil error”.
- Ya me han advertido que tal estudio requiere tiempo y sindéresis, pues hay diferencia entre el entender las cosas y el conocer las personas.
GRACIAN.- No te hagas ilusiones presumiendo conocer rápido y bien al enemigo. La confianza es madre del descuido. Observa lo que le ha pasado a Putin al invadir a Ucrania.
TUNEMIKO.- Mejor prevenir que tener que remediar; te lo digo por amarga experiencia. Mi imprudente osadía me trajo prematuramente a ultratumba.
GRACIÁN.- Echaste en saco roto el no pelear con quien no tiene nada que perder.
MAQUIAVELO.- Y el atacar sin medir bien tus posibilidades de ganar.
TUNEMIKO.- No supe ponerme en el pellejo de mi enemigo antes de que él se pusiera en el mío y me lo quitara.
GRACIÁN.- Lo siento, Tunemiko, caer en cuenta tarde de nuestros errores no es consuelo sino quebranto.
TUNEMIKO.- Que los enemigos no son tan inofensivos como pensábamos es un doloroso aprendizaje.
MAQUIAVELO.- Si te sirve de consuelo. piensa que solemos detectar nuestras equivocaciones después de que nuestros enemigos las han sabido aprovechar.
TUNEMIKO.- Nadie mejor que el hombre para saber aprovecharse de otro hombre.
PLUTARCO.- Es imposible vivir sin tener enemigos, por ello lo mejor es sacar provecho de ellos.
- ¿Qué propones?
PLUTARCO.- Empieza por aprender a oír la verdad de su boca.
- ¿No te parece que para eso ya son suficientes los amigos?
PLUTARCO.- No lo creas. El amigo, por serlo, algunas veces pasa por alto nuestros defectos, no ayudándonos a librarnos de ellos. En cambio nuestros enemigos están siempre deseosos de echárnoslos en cara.
- Y son ellos los primeros en ver nuestros defectos.
PLUTARCO.- Muchas cosas las percibe mejor el enemigo que el amigo, ya que «el amante se ciega ante el amado», como dijo Platón.
GRACIÁN.- Por ello el adversario te puede servir como maestro gratuito, a menos que seas oligofrénico, pues “el listo aprende más de sus enemigos que el tonto de sus amigos”.
PLUTARCO.- Del enemigo puedes aprender aun cosas que desconoces sobre ti mismo.
- Ilústrame tu afirmación con uno de esos ejemplos que tanto te gusta traer a colación.
PLUTARCO.- Hierón -tirano de Siracusa- fue ultrajado por uno de sus enemigos a causa del mal olor de su boca. De modo que al regresar a casa le preguntó a su mujer: “¿Por qué no me habías hablado de esto?”. Ella, que era virtuosa e inocente, le contestó: “Yo creía que todos los hombres olían así”. Ya lo ves, las cosas que son perceptibles y claras a todo el mundo es posible aprenderlas antes de los enemigos que de los amigos y familiares.
- Por otra parte también he experimentado que el enemigo no solo está pendiente de mis defectos, sino también de mis yerros.
PLUTARCO.- ¿Esperabas acaso lo contrario? “Así como los buitres son atraídos por los olores de los cuerpos muertos pero no captan el olor de los limpios y sanos, así las cosas enfermas, malas y dolorosas de tu vida atraen al enemigo y contra éstas se lanzan quienes buscan hacerte mal”.
- No me imagino qué provecho puedo sacar de semejante bajeza.
PLUTARCO.- Quien ve que el enemigo es un rival de su vida y fama, procura vivir de manera irreprensible, con precaución y tratando de no hacer ni decir nada irreflexivamente. De aquí que Nasica…
- ¿El militar, primo del famoso Escipión el Africano?
PLUTARCO.- Ese mismo, el Nasica de puntiaguda nariz. Creyendo y diciendo algunos que los asuntos de los romanos estaban seguros después de haber sido aniquilados los cartagineses y sometidos los aqueos, dijo Nasica: “Precisamente ahora estamos en peligro, pues no nos queda a quién temer ni ante quién avergonzarnos”.
- Desgraciadamente muchos enemigos utilizan no solo nuestros defectos y equivocaciones sino que también nos calumnian. Con esa gente me dan ganas de convertirme ya en un “ser de luz”… para electrocutarlos.
PLUTARCO.- ¡Calma, calma! Incluso cuando los enemigos dicen de ti algo falso, no debes mostrar desprecio, sino considerar cuál de las cosas dichas o hechas por ti ha ofrecido ocasión para la calumnia.
- Eres un buenazo. Si he entendido bien, piensas que de los enemigos podemos sacar provecho porque nos obligan a evitar los defectos que han provocado su censura. También consiguen que lleguemos a conocernos mejor y a saber ejercitar el control sobre nosotros mismos.
GRACIÁN.- Lo que te ha dicho Plutarco te lo podría repetir yo, y sin moralismo alguno: actuar con cautela y autocontrol es un arte que ayuda a alcanzar el éxito, pues precipitarse siempre suele ser el camino más rápido hacia el error.
PLUTARCO.- Añado que la mejor manera para defendernos de los enemigos es oponer a sus ataques nuestra vida sin tacha y nuestra virtud.
JERZY LEC.- ¡Qué optimista eres! En Polonia lidié, primero con nazis y luego con comunistas. Muchos de ellos me dijeron tener la conciencia limpia. Por supuesto, no la usaban nunca.
TUNEMIKO: Pensar que “nuestra vida sin tacha y nuestra virtud” nos defenderán de nuestros enemigos es como creer que un toro nos nos atacará porque somos vegetarianos.
- Tal vez nuestra vida sin tacha pueda hacer reflexionar a algunos enemigos, pero no a todos. Abundan los enemigos paranoicos…porque merecen de sobra ser perseguidos. A veces, Plutarco, hay que dudar de la buena fe de algunos aunque -lo admito- no hay que dudar siempre con certeza absoluta.
MAQUIAVELO.- Hasta el bondadoso Jesús de Nazaret dijo a sus discípulos ser sencillos como palomas y prudentes como serpientes porque iban a estar como ovejas en medio de lobos. Conociendo a los humanos le aconsejé al Príncipe que, si no quería que se lo tragaran vivo los enemigos, debía ser “zorro para evadir las trampas y león para espantar a los lobos”.
- No soy misántropo, pero pienso que es arriesgado recibir a todo el mundo con los brazos abiertos, a menos que queramos facilitar nuestra crucifixión.
JERZY LEC.- Haces bien en estar alerta: “un mundo sin psicópatas es algo anormal”.
PLUTARCO.- Soy consciente de que hay gente más torcida de lo que parece. No me crean ingenuo.
JERZY LEC.- Desde ningún punto de vista uno debe estar ciego, y mucho menos con los enemigos.
PLUTARCO.- Tengan en cuenta que no estoy enseñando cómo vencer a los enemigos sino cómo sacar provecho de ellos para nuestra propia vida. Sin enemigos puedes sobrevivir, pero no superarte.
- Es dulce venganza que el mal que nos hacen nos mejore.
PLUTARCO.- Si quieres afligir al que te odia no lo taches de degenerado, cobarde, libertino, bufón, sino sé tú mismo moderado, sincero, amable y justo con quienes tienen trato contigo. Y si eres propenso a censurar, ponte a ti mismo muy lejos de las cosas que censuras. Examina tus puntos débiles, no sea que algún vicio te diga lo de aquel escritor de tragedias: “estando tú mismo lleno de llagas, eres médico de otros”.
- A ninguno parece el oráculo ordenar tanto su «conócete a ti mismo» como a aquel que va a censurar a otro, para que, por decir lo que quiere, no haya de escuchar a su vez lo que no quiere.
PLUTARCO.- Nada hay más digno y provechoso que mantener la calma ante un enemigo que nos injuria.
- ¿De veras lo crees?
PLUTARCO.- Por supuesto. “Si te acostumbras a sufrir en silencio al enemigo que te injuria, soportarás muy fácilmente la cólera de tu mujer, cuando hable mal de ti, y aguantarás tranquilamente las expresiones más duras de tus amigos y familiares. Sócrates soportaba a su esposa Jantipa, mujer irascible y difícil, pensando que si se acostumbraba a soportarla, su trato con los demás sería muy fácil”.
GRACIÁN.- Mejor aún, convierte el insulto en humor. Ya verás cómo desconciertas así al adversario.
PLUTARCO.- “Es bueno también el saber no vengarse del enemigo cuando se ofrece la oportunidad. Pues quien se compadece del enemigo en desgracia y muestra afecto para con los hijos y familiares del enemigo cuando se encuentran en alguna necesidad, a este hombre, quien no lo admira por su bondad ni alaba por su honradez, tiene su negro corazón forjado de diamante o de hierro”.
- Jorge Luis Borges, que andaba cerca, exclamó: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón”.
TUNEMIKO.- Si quieres perdonar, perdona. Pero no olvides el nombre de tu enemigo, a menos que no te importe que te hiera; la alternativa es que te mate.
- ¡Dios mío! Se aproximan el inquisidor Torquemada y el cardenal Alfonso López Trujillo. ¡Tengo que irme! Por favor, denme rápido sus últimos consejos.
MAQUIAVELO.- Ten cuidado con lo que aparentas, pues pocos advierten lo que eres: “En general los hombres -incluidos tus enemigos- juzgan más por los ojos que por la inteligencia, porque todos pueden ver, pero pocos comprenden lo que ven.”
JERZY LEC.- Elige bien a tus enemigos ya que terminarán transformándote: “La cara del enemigo sólo me asusta cuando veo lo mucho que se parece a la mía”.
GRACIÁN.- “Trata a tus enemigos con cortesía. Cuesta poco pero paga un buen dividendo: los que honran son honrados. La cortesía y el sentido del honor tienen esta ventaja: se los otorgamos a los demás sin perder nada”.
TUNEMIKO.- Con tu enemigo actúa de manera prudente y mesurada, odiarlo afecta a tu juicio: ¡Eleva tu corazón!, pero no más arriba de tu cerebro.
JERZY LEC.- Olvidaba advertirte que si triunfas sobre tus enemigos, “cuando saltes de alegría, cuida de que nadie te quite la tierra debajo de los pies”.
- Por ser el más antiguo de este grupo y, además, servidor del olímpico Apolo, tienes, amigo Plutarco, la última palabra.
PLUTARCO.- “Que ni tu alegría por los errores que cometen tus enemigos ni tu tristeza por sus éxitos sea algo inútil: preocúpate de ser mejor que ellos, no peor, aprendiendo tanto de sus equivocaciones como de sus logros”.
Rodolfo Ramón de Roux
Junio, 2023
13 Comentarios
Gracias Rodolfo por volcar tanta sabiduría en estos diálogos de ultratumba.
A lo largo de los últimos años, desde que por un accidente empecé a hacer el silencio, he aprendido que tu peor y continuo enemigo puede ser tu propia mente, cuando no la controlas o dejas que otros lo hagan. La meditación acalla el ruido mental y te encuentras con el “YO SOY”, Por ella sé que el mejor escudo, para protegerte de los supuestos enemigos, es la compasión.
Feliz accidente, Rafael, que te permitió tan sabio aprendizaje. La vida nos enseña que al enemigo más difícil de vencer lo vemos todos los días en el espejo. Gracias por tu comentario.
Pleno de sabiduría y de ilustración, este diálogo debería ser divulgado urbi et orbi como puntos de meditación para los políticos de nuestra querida patria colombiana.
Gracias, John. Ya me alegra suficientemente el que los “puntos de meditación” estén “ad usum ex-Nostrorum”.
No soy enemigo de Gracián ni tuyo… pero ¿era vidente del actual Putin? A mi me preocupa no tener enemigos o ¿será que no tengo ningún defecto? Le preguntaré a mis amigos, de todos modos.
Gracián: No soy vidente, en Ultratumba vivo un eterno presente.
Tunemiko: ¡Qué va! Simplemente somos creación de un titiritero que, además, es ventrílocuo.
Ignacio de Loyola: Carísimo Vicente, ¿nunca te ha inquietado ni siquiera el gran enemigo de la natura humana? Y aun de la divina, como se colige de aquella primera guerra celestial, paradigma de todas las demás.
Rodolfo: Mis respetos. Qué diálogo tan lleno de sabiduría y enseñanzas. Gracias por lo que me corresponde aprender de todas y cada una de las recomendaciones dados por los dialogantes. Nunca es tarde. Te luciste, joven sevillano.
Gracias, sapiens senex, que hasta tus postrimerías no le das a tu inteligencia el “nunc dimittis”. Me dejas intrigado con aquello de “joven sevillano”.
Este es el mejor de todos!!
#1!!!!.
Gracias César, gracias Rogelio.
Otro más de tus estupendos y sabios diálogos. De gran ayuda, mil gracias. Estoy de acuerdo con Rafael. El peor y más difícil de neutralizar de nuestros enemigos lo tenemos dentro. Tiene la fuerza de siglos y controla con mucha frecuencia nuestra razón, por ejemplo en la manera como tratamos a nuestros enemigos externos.
Rodolfo, Cada dialogo de ultratumba que nos brindas es un himno a tu capacidad de encontrar en esos personajes que moldearon la historia del pasado un catedra de profundidad y sabiduria que, de no ser rescada por tu inquieto inquirir, nos perderiamos de sus ponderadas reflexiones. Tus dialogos ponen de manifiesto tu impresionante archivo mental que puede rescatar del olvido las enseñanzas que estos pensadores del ayer nos dejaron como herencia del colectivo universal. Que los proximos dialogos sigan enseñandonos a pensar a fondo sobre los temas existenciales que nos definen como los gigantes del espiritu que somos.
Gracias, Reynaldo. Eres muy amable.