Ante la propuesta de dedicar dos sesiones para compartir las poesías favoritas de nuestra autoría o de algún poeta preferido, nuestro grupo tuvo dos “Tardes de poesía” o “Patio de los poetas”. Se presentaron inspiraciones escritas hace muchos años o recientes, o escritas por otros poetas ‒famosos o no, familiares o compañeros jesuitas‒ a quienes admiramos y de quienes aprendimos a colocar en el papel los pensamientos y sentimientos de momentos y circunstancias especiales. En este Patio de los Poetas que iniciamos en nuestra sección de cultura compartiremos con nuestros lectores estas muestras especiales para cada uno.
La gesta del águila
Allá, en la selva virgen, donde el viento
Azota con furor el roble añoso;
Donde el céfiro teje su lamento
Entre las grietas mustias de un coloso
Pétreo; allá, do crece lujuriante
Y se agiganta libre la natura
Con ritmo que avasalla,
Donde sin freno la tormenta estalla
Y con su rayo troncha
De la ancha ceiba la senil figura.
.
Allá, donde calcina
El sol, donde la luna
Vierte a raudales su fulgor de plata;
Do las aves entonan su argentina
Orquestación como una serenata
.
Allá, en la selva un águila
Se lanzó desde el alto
Peñón y el horizonte en raudo vuelo
Rasgó con su aletazo; bajo el cielo
De grises y cobalto
Que tiñe su plumaje
Se levanta un picacho: es la guarida
Del ave soberana
Que ejerce el vasallaje
Sobre el cóndor altivo y sus polluelos
Que ya empezaban a arriesgar sus vidas
En el azar de los primeros vuelos.
.
Todo era libertad. El ritmo fiero
Del desarrollo se acentuaba sobre
Sus músculos de acero,
Sobre su piel rojiza como el cobre.
Libres volaban porque libres antes
Crecieron al abrigo
Del águila imperial. Y fue testigo
Su garra de uñas curvas y brillantes
Que en más de una ocasión del enemigo
Los libró.
Y fue el impulso
Hacia la altura el que tendió sus alas…
Mas de un artero cazador las balas
Abortaron el ímpetu convulso
Del ave que aturdida
Cayó en las redes y entregó su vida
A la prisión.
Tentáculos de hierro
Ciñeron la bravura
Del águila imperial que en su destierro
Añoraba encumbrarse hasta la altura,
Volar sobre los montes,
Hundirse en el abismo,
Y surgir a escrutar los horizontes.
Era un drama de angustia y soledad.
Ese era el simbolismo
De aquella libertad
segada por la mano
Del hombre más villano.
De súbito bulló en efervescencia
La juventud, y un grito
Auguró proclamar su independencia.
Pretendió un aletazo
Abrirle el infinito:
La rigidez del lazo
La detuvo brutal: como un proscrito
Cargado de cadenas
Que rumia a solas, al partir, sus penas,
Exhausto y moribundo…
.
Quisiera el águila abrazar el mundo
Con sus alas y hacérselo un pedazo
De sí misma… Y estalla la tormenta:
Como un volcán que en su interior fermenta
La masa incandescente y luego explota
Produciendo un tremendo cataclismo,
Así desesperada se debate
Sin fin por no ver rota
Su vida en el abismo,
.
Y se retuerce, y con furor se agita,
Y gime, y aletea,
Y al vuelo se dispone. Se levanta
Y cae. Mas de nuevo a la pelea
Feroz se precipita,
La garra en ristre, el pico rechinando,
El cuello erguido, la gorguera hinchada,
Lista a volar. Y cuando
El ardor en su pecho ya palpita
El lazo troza con el pico fuerte,
Y huyendo de la muerte
Al firmamento sube.
Se remonta veloz con la alegría
De su cobrada suerte,
Y en pasajera nube
Se oculta de la tarde en la agonía.
Jaime López Vélez
Finca El Ocaso, enero de 1957
4 Comentarios
Qué hermoso poema. Me lleva a reflexionar sobre la inhumanidad, (o debía escribir, inanimalidad…) cuando capturamos animales silvestres para exponerlos como diversión en los zoológicos. Felicitaciones al autor y agradecimientos por compartírnoslo.
Gracias, Humberto, por tu comentario. No solo los animales cautivos y comercializados. También, y peor, tantos humanos cautivos o esclavizados.
Abrazo frsterno
Simbolo de tu vivencia en la S.I. Tambien yo experimenté el equivalente uno anos mas tarde.. Lo logramos!
Gracias, Guillermos. Sigamos volando