A troche y moche

Por: Luis Alberto Restrepo
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Así va el gobierno, a troche y moche avanza y avanza. No a pasitos cortos, sino a grandes zancadas. La reapertura de relaciones con Venezuela, el encuentro de Petro con Maduro, la reapertura de los puentes y el restablecimiento del comercio, el nombramiento del mandatario vecino como garante de las negociaciones con el ELN… 

Desde luego, en el gobierno de Petro todo no es para mañana. Las relaciones y los puentes hay que reconstruirlos, lo que llevará tiempo y dinero de dos naciones en quiebra. Todo eso estremece al presidente eterno y a su hijo ilegítimo, que la embarró de pe a pa. Pero las movidas de Petro tienen mucho sentido, son audaces y sobre todo astutas, así ya estén trinando las antiguas urracas que enseguida vuelan a la nube. Que protesten los venezolanos que tuvieron que huir del país, es comprensible, aunque es posible que con el tiempo la evolución de las relaciones los favorezca. Pero que las urracas colombianas armen semejante alboroto, no tienen perdón. Por fortuna, los twitter de don Elon, el genio multimillonario multipolar, dejarán de ser gratis y si se empeñan en seguir twitteando, la cuenta mensual les resultará costosa. 

La ayuda de Venezuela en anteriores negociaciones y procesos de paz ha sido decisiva. En ese punto no hay novedad. Sin embargo, como es sabido, el ELN ha invadido a Venezuela. Está presente en 8 de los 23 Estados donde extorsiona y asesina y, por supuesto, que su presencia ya es molesta para el régimen. Esa organización rebelde es una desgracia no solo para Colombia, sino también para Venezuela. Es cierto que allá, en el arco minero del Orinoco (llamado también ‘el cañón del diablo’), los elenos expulsan a los ‘pranes’ (bandidos que se roban los minerales), vigilan la extracción del oro y las ‘tierras raras’ tan apetecidas y tan costosas en los mercados internacionales. Los réditos van para el gobierno y una buena parte resbala a los bolsillos de los rebeldes. 

Unidos y coordinados, los dos gobiernos pueden impulsar en forma decisiva las negociaciones con los griegos (¡y no se despisten!). Además, ambos Ejércitos nacionales, bien coordinados, pueden adelantar la lucha contra las mafias que controlan las fronteras y las innumerables trochas que se abren de un día para otro en cualquier lugar (y no se cierran por orden de Petro). 

Hace años mi mujer y yo estuvimos del lado venezolano mirando el río que separa a las dos naciones; es un río manso y pandito, que en muchos lugares se puede cruzar casi caminando. En ambas orillas, los pasos están controlados por el ELN y por los narcos, que se reparten los beneficios de la movida. De la ribera venezolana se transporta a Colombia el petróleo. Lo empacan en bidones que montan en barcas estrechas. Del lado colombiano venía la coca. Y junto a ambos tráficos debía de haber muchos otros, más escondidos como el tráfico de armas, de especies animales, etc. Del lado venezolano se encontraban unos veinte muchachos ‒la mayoría montados en camiones‒, que nos miraban con cara de pocos amigos. Finalmente, uno se acercó y nos gritó con gesto amenazante: ¡lárguense! Por supuesto, fuimos saliendo tranquilamente hacia nuestro carro. 

La lucha contra esas mafias puede durar años o muy probablemente deba ser permanente. Hasta allá no alcanzará el abrazo de la paz total. 

La reapertura de la raya fronteriza y de los puentes ilusiona a muchos empresarios y comerciantes. Algunos, sobre todo de Cúcuta, ya comienzan a inquietarse y a protestar, talvez porque pensaron que esas lentas reconstrucciones de los vínculos binacionales era cuestión de un abracadabra. 

Pero no se impacienten que, a troche y moche, a todos los despacho.

Luis Alberto Restrepo Moreno

Enero, 2023

1 Comentario

EDUARDO JIMENEZ 27 enero, 2023 - 6:25 am

¡Ojalá alguno de los buenos deseos de Luis Alberto se cumplan! Como dice él: “Es posible que con el tiempo la evolución de las relaciones favorezca [a los venezolanos que tuvieron que huir del país].
Somos más de 7 millones los que hemos tenido que huir, y siguen saliendo miles diariamente. Ojalá que en algún momento, pronto por favor, cambien las cosas.
Solo añado que este ¡ojalá! no tiene mucha esperanza en un futuro cercano. Todavía recuerdo amigos cubanos que en los años 60 no desempacaban sus maletas, pues creían que en algún momento la situación en Cuba iba a cambiar y ellos regresarían. ¡O ya han muerto o llevan 60 años esperando!
Por último decir que el ELN ha “invadido” a Venezuela es una forma muy amable de describirlo. El ELN está en Venezuela invitado y acogido por el régimen para ayudar a hacer el trabajo sucio, reprimir a la oposición, encargarse del contrabando y como dice Luis Alberto, definir el destino del oro que se explota en la mina de oro de El Callao, dándole por supuesto su buen porcentaje a los “enchufados” del régimen.
No tengo muchas esperanzas de que haya un cambio, pero de nuevo espero estar muy equivocado.

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