¿“Es que en Colombia hay negros”? Esta fue la pregunta que por allá en marzo de 2000 le hizo la influyente congresista afronorteamericana Cinthya McKinney a dos negros que se aparecieron en su oficina sin cita previa, sorprendida cuando esas dos personas en perfecto inglés le dijeron que eran colombianos.
Los dos atrevidos personajes que llegaron en el año 2000 a la oficina de la congresista afronorteamericana Cinthya McKinney eran Luis Gilberto Murillo y Oscar Gamboa. El primero había sido gobernador del Chocó y trabajaba como consultor en Washington, mientras que Gamboa era el director de la Federación de Municipios del Pacífico. Ambos buscaban recursos y apoyo para la población negra en Colombia.
La pregunta de la representante McKinney muestra que era tan grande la invisibilidad que tenían los negros en Colombia hace escasos 20 años, que ni siquiera una activa conocedora de la problemática de la población afrodescendiente en América sabía que existían en nuestro país.
El desconocimiento no se debía a que fueran pocos, sino a que eran invisibles fuera de nuestras fronteras. De hecho, cerca de 10 % de la población colombiana se reconoce como afrodescendiente: en Chocó y en todo el litoral Pacífico son mayoría absoluta. Cali, con por lo menos una tercera parte de sus habitantes de origen afro, es la ciudad con mayor población de raza negra del territorio nacional y la segunda de América Latina, después de Salvador Bahía, en Brasil.
Sin embargo, a pesar de ser tan numerosos, hasta principios de este siglo en el exterior solo eran conocidos los futbolistas negros y eran muy escasas las personas negras que llegaban a cargos de poder a nivel nacional. Aunque en Colombia no hay leyes racistas y, por el contrario, la Constitución de 1991 garantiza la igualdad entre las razas, en la práctica los negros siguen siendo discriminados. Es bien conocida la historia del intento de “blanquear” el retrato de Juan José Nieto, quien fue el único presidente negro de nuestra historia, en 1858.
Murillo y Gamboa lograron establecer estrechas relaciones con el black caucus, es decir, la bancada negra en el Congreso estadounidense, y a forjar relaciones de amistad con congresistas tan influyentes como el actual presidente del comité de relaciones internacionales de la Cámara, Gregory Meeks, quien como prueba de esa amistad tiene una bandera de Colombia en su escritorio.
Ese cabildeo en el Congreso norteamericano ha dado buenos resultados: el black caucus ha presionado en todas las negociaciones bilaterales para que los negros sean más visiblesy logrado que haya más representantes negros en ministerios y otros altos cargos del gobierno y las fuerzas militares. Además, en la última década ha logrado movilizar más de 200 millones de dólares de USAID para programas en poblaciones afros e indígenas.
Veinte años después, Murillo y Gamboa son dos de las personas negras más visibles de Colombia, en el país y en el exterior. El primero, como candidato a la vicepresidencia, y el segundo, como ministro consejero en la embajada en Washington. Ambos siguen trabajando para lograr que la numerosa población negra sea más visible y mejore sus condiciones de vida.
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Adenda: la candidatura de Luis Gilberto Murillo, como vicepresidente de Sergio Fajardo,es solo una de las razones para votar hoy por Fajardo presidente, pues no solo son los únicos que pueden superar la dañina polarización de la política en Colombia, sino que tienen los mejores programas y equipos para lograr el cambio que requiere nuestro país.
Mauricio Cabrera Galvis
Mayo, 2022