Por muchos años y a medida que el multipartidismo en los partidos políticos se extendía por el mundo, uno se preguntaba por qué algunos países se resistían a esa tendencia. En Colombia, por ejemplo, recién a fines del siglo pasado con la Constitución de 1991 se flexibilizó la creación de partidos y se estableció la doble vuelta en las elecciones presidenciales. Colombia se precia todavía de haber contado solamente con una dictadura en el siglo XX, mientras países como Bolivia llegaron a tener varios alzamientos en un mismo día hasta cuando alguno de los líderes militares finalmente consolidaba un apoyo mayoritario.
En otros países, como China, todavía se mantiene un partido único, pero reconozcamos que esto representa un avance de la época en que existía un imperio, cuando el único partido era el de la familia imperial, tal y como sucedió por siglos en Europa y aún sucede en algunos países del Medio Oriente, como Arabia Saudita.
La pregunta ahora es si en Estados Unidos de América por fin se abrirá campo el multipartidismo. Después del intento de golpe de Estado por parte de seguidores de Trump, azuzados por él el 6 de enero pasado, la sociedad ha visto horrorizada hasta dónde puede llegar la corrupción de algunos políticos cuando al frente del gobierno hay un líder autoritario e inescrupuloso, pero políticamente conveniente para algunos que, por otra parte, desaprovecharon la oportunidad de frenar a Trump durante su primer juicio en el Congreso en enero de 2020.
Ahora, la sociedad civil ‒a través de varias instituciones‒ ha visto cómo desde ella se llegó a intervenir y cancelar la cuenta de Trump en twitter, se suspendieron las contribuciones monetarias a los congresistas que votaron en el Senado contra la confirmación de Biden como presidente y otras acciones que indican un rechazo a una parte de la clase política. Grandes empresas tecnológicas, como Apple y Amazon, también tomaron acciones restrictivas para limitar el proselitismo de Trump.
La respuesta a la pregunta inicial tiene lógica, pues en caso de incendio se rompe el vidrio para apagarlo con la manguera, y cuando un loco ataca corresponde defenderse con cuanto medio haya al alcance. De lo contrario, tanto el incendio como el loco acaban con todo y ya no queda nada para nadie.
Por otra parte, no se ve una intención clara de reforma por parte de la clase política estadounidense, al menos en el corto plazo. Además, la sociedad en general está traumatizada por los efectos de la pandemia del COVID-19 y el fraccionamiento cultural acentuado por la desinformación creada por Trump. El componente crítico de todo sistema político es el proceso electoral que, en Estados Unidos, por las razones anteriores, por miopía o por miedo a perder privilegios, no parece estar en la mira de los políticos ni de las elites en general.
Dos partidos parecen suficientes y algo ideal; pero la realidad es que el multipartidismo se ha establecido en muchas y diversas geografías y puede estar más acorde con sociedades más diversas, tolerantes e inclusivas. ¿Será Estados Unidos la excepción? ¿O logrará Trump crear y hacer sostenible un nuevo partido, The Patriot Party, como aseguran algunos?
La toma del capitolio en Washington ha escandalizado al mundo. Quizá sea necesaria una dosis de humildad para entender los cambios que se están dando y los problemas implícitos en seguirse considerando especiales o únicos en el mundo y, además, con derecho a imponer su mismo sistema político-económico en otras partes.
Juan Laureano Gómez
Febrero, 2021
3 Comentarios
A la raíz de estas reflexiones está la crisis de la representatividad, a la cual han contribuido los partidos más tradicionales en todos los países y que merece una consideración mayor. Tampoco es deseable la atomización de los partidos como está ocurriendo hoy en Ecuador y Perú. La institucionalidad, ligada a la capacidad de representar, son dos variables que tenemos que poner sobre la mesa…
Juan Laureano, interesante tu análisis del multipartidismo. En la Maestría de Estudios Políticos que cursé en la Javeriana de Cali se privilegiaba la idea de dos partidos como un ideal para la gobernanza. Eso puede resultar en sociedades más cultas que la nuestra pues el siglo XX demostró que liberales contra conservadores era el sistema ideal para la Plutocracia que nos gobierna desde siempre en este país. Aquí en Colombia no existe la democracia pues el pueblo está cooptado por su primitiva tendencia a la violencia para resolver los conflictos. Exacerbar los ánimos y votar “enverracados” rinde sus frutos.
Y ojo con el 2022…Ya iniciaron la campaña!!!
En Colombia seguirán existiendo tendencias diferentes y contrastantes, especialmente relacionadas en el momento actual con la posesión y el manejo de la riqueza y de los recursos, pero no existen las bases para un bipartidismo, como si existía en el Siglo XIX y hasta mediados del Siglo XX. Quizás no lleguemos abiertamente a la situación de Ecuador con 16 candidatos presidenciales, pero fácilmente tendremos a los sectores de izquierda y derecha divididos en múltiples facciones. Tenemos que aprender a vivir en democracia con esas realidades y no divagar mucho con otras posibilidades. Gracias Juan por tus ideas. Saludos.