El texto que sigue es un testimonio existencial, que combina máximas que han orientado y marcado la vida, con reflexiones sobre el comportamiento humano. Aunque el autor no lo propone, es una sutil invitación a escribir para nosotros mismos las pautas que han dirigido nuestro comportamiento en este mundo.
Estas son las ideas y convicciones que han dirigido mi vida, dándome paz y felicidad. Las fui construyendo poco a poco. Decidí compartirlas, en caso de que alguna le sirva a uno o más de mis lectores, a quienes invito a pensar en las directrices que han orientado y hoy guían su existencia.
- Las personas valen por lo que son y no por las apariencias o por lo que tienen.
- Como seres humanos todos somos iguales, sin negar que existen diferencias. Por eso, no me inclino ante nadie (Papa, Presidente o Gerente), ni miro por encima del hombro (al barrendero, la cajera o el embolador).
- No ha nacido la persona que quiera comprarme o chantajearme.
- No soy esclavo de nada (el qué dirán, la publicidad, la moda, el celular), ni de nadie (un líder político o religioso, una star, una ideología).
- Vivo de acuerdo con mi conciencia y no del que dirán. No busco alabanzas; las críticas sin fundamento no me afectan.
- Creo que tengo algunas cualidades, pero también soy consciente de mis defectos.
- Cuando cometo un error, lo reconozco antes de que lo descubran o me lo echen en cara.
- En vez de criticar por la espalda, digo las cosas de frente, dando razones objetivas y proponiendo soluciones. Si algo le sirve a mi interlocutor, muy bueno; si no acepta nada, no hay problema.
- A causa de lo anterior perdí promociones profesionales, pero quedé en paz conmigo mismo.
- No soporto las injusticias. Quisiera ser el ángel exterminador para acabar con quienes las cometen (dictadores, violadores, esclavistas, terroristas).
- Si fuera juez, no dudaría en condenar a mis padres, si tuviera que hacerlo, pues la justicia es para todos. Y el que crea que son cuentos, que le pregunten a mi esposa.
- Ver para creer. Obras son amores y no buenas razones.
- Hago favores porque me nace, sin esperar que me digan ¡gracias! Así, no sufro decepciones.
- Me enseñaron a decir la verdad. Si miento, se me nota hasta por teléfono.
- Todo el que nace, se muere, luego la muerte es algo normal y natural. Preguntarse «¿por qué?» no aporta ninguna respuesta y es amargarse la vida por nada. Nadie se muere la víspera.
- Me rio de quienes piensan que si hacen un testamento se mueren inmediatamente. Prefieren dejar problemas. Yo hice el mío hace 30 años, lo pongo al día de vez en cuando y ¡sigo vivo! No acepto una vida artificial, hago donación de mis órganos y que me incineren.
- Un problema, o tiene solución, o no la tiene. Si la tiene, debe aplicarse lo más pronto posible. Si no la tiene, lo mejor es aceptar la realidad cuanto antes y seguir adelante en la vida.
- Si las propagandas fueran verdaderas, las personas y el mundo serían perfectos.
- Antes de comprometerme con una novia, decía claramente las cosas en que no cambiaría y hasta las causas de divorcio. Y como para mí los amigos tienen un gran valor, advertía que se los presentaría todos (mujeres y hombres). Que veríamos juntos a los que ella aceptara, o yo solo a los que no. Si llegara a ser celosa, terminaríamos, pues sufriría toda la vida.
- Como pareja, haremos el máximo de cosas juntos, pero cada cual puede practicar la actividad que al otro no le guste. Entre gustos, no hay disgustos.
- A los jóvenes, y en particular a ellas, les aconsejo que estudien, trabajen, viajen, convivan con el novio y después sí piensen si se casan.
- Como muchos divorcios o peleas son a causa de la plata, mi teoría es la siguiente: cada uno pone el mismo porcentaje para los gastos cotidianos; y de lo que le quede a cada uno, 50 % para un fondo común ‒para imprevistos, vacaciones, etc.‒. Con el 50 % restante, que cada uno haga lo que quiera.
- Para que una pareja se realice, cada uno se tiene que realizarse como persona.
- En cuanto la repartición de los trabajos caseros y familiares, evidentemente, la mitad le corresponde a cada uno.
- Creo en la gente hasta que me demuestren lo contrario. La persona que traiciona mi confianza, desaparece de mi vida.
- La envidia, codicia, celos, ira, odio, etc., solo nos hacen daño a nosotros mismos y no al que las provoca.
- Vivir en paz y feliz es más importante que todos los bienes materiales, promociones y títulos profesionales.
- La ambición rompe el saco. Por querer siempre más, no se disfruta del momento presente.
- Si no creemos en otra vida, se viene de la nada para volver a la nada. En cambio, sí creemos, se nace para morir y se muere para vivir.
- No le hagas a los otros lo que no te gusta que te hagan. Más bien haz a los otros lo que te gustaría que hicieran por ti. Por eso, soy donador de sangre regularmente y donaré mis órganos cuando me muera.
- Compartir es el secreto de vivir.
- Todo extremismo es malo. “Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”.
- Los que piensan que con el trago o el cigarrillo olvidan y resuelven los problemas están equivocados. Se resuelven afrontándolos y no evadiéndolos.
- Siempre he tenido buena salud gracias al deporte, a no fumar, a comer de todo un poco, al optimismo, a dormir mínimo ocho horas, a no preocuparme por bobadas, a reírme todos los días ‒aun de mí mismo‒, a la autosugestión, etc.
- De qué le vale al hombre conquistar el mundo si pierde su alma.
- Hay que asumir que cuando se escoge u opta entre dos posibilidades, se gana de un lado y se pierde del otro. Tesis – antítesis – síntesis.
- Creo en Dios, que es mi amigo, pero poco en la jerarquía de la Iglesia.
- Hay un solo Dios y varias religiones. Por eso, es mejor ser un buen judío, protestante, musulmán, budista, etc., que un mal católico.
- Solo le pido a Dios: salud, paz, un techo y el pan de cada día. Acumular bienes materiales no me interesa.
- Humanamente gano más con la experiencia de un viaje que teniendo muchos bienes materiales. Por eso, he visitado bastantes países.
- Siempre viví con el salario que ganaba, ahorrando para los imprevistos, y sin ninguna deuda. Esto me aportó mucha tranquilidad.
- El frio y la oscuridad del invierno no me afectan pues el sol brilla en mi interior.
- Es mejor morir con buena salud que enfermo.
- Como jubilado empecé la última etapa de mi vida, que se terminará con la muerte. Por eso, ¡a disfrutar se dijo!
Eduardo Pardo M.
Noviembre, 2021