Savannah fue fundada en 1733. Es la ciudad más antigua del estado de Georgia (Estados Unidos) y sí que se sienten sus años, en sus árboles, en su arquitectura, en sus calles, en sus parques y en sus monumentos.
Se habla mucho del pasado de Savannah y sus pobladores quieren hacer sentir que allí deambulan sus espíritus en la melena de las ceibas o en las mansiones donde asustan, porque cuenta la leyenda que “todavía aquella mujer no se ha liberado de su dolor físico y se queja y llora después de media noche…”.

Con Darío nos quedamos en un hotel viejo. ¿Qué tan vetusto? No sé, pero al amanecer oí el vuelo de un pájaro dentro de mi habitación. Lo busqué con mi mirada dormida y no lo vi. Después me dije: si es real, es hijo de Dios; si no lo es, también lo fue. Entonces, volví a mi almohada y continué un sueño placentero.
Pero eso sí, les digo que Savannah tiene algo especial, algo muy bonito en su aire. Se siente el amor del Creador…

Caminar y descubrir cada parque más grande que el otro y ver las calles oscuras por el follaje de los árboles, bajar a ver el rio de cerca, oír música y comer patas de cangrejo recién sacado de la red, acompañado de una copa de vino y, de repente…, sentir que la mirada de tu hombre es la misma de hace 30 años, cuando estaba en plan de conquista, con sus ojos tranquilos y su amor sereno, que es lo que he sentido cada amanecer a su lado…, ¿qué más pedirle a la vida? Solo agradecimiento, porque fui escogida para vivir en el paraíso de la Tierra y este, hoy, se llama Savannah, Georgia.
¡Gracias, Savannah, por tu energía, que revolvió mi alma!
Pilar Balcázar