Para remediar el fracaso del transporte público es necesario invertir para mejorar la calidad del servicio y tomar medidas que desestimulen el uso de los vehículos privados, así estas no sean populares.
Una de las grandes contradicciones o fracasos de las políticas públicas en las últimas décadas es la del manejo de la movilidad urbana. Desde la Ley 310 de 1996 todos los gobiernos han definido como su prioridad los sistemas de transporte público, pero al mismo tiempo han hecho muy poco para desestimular el transporte privado e, inclusive, han mantenido beneficios que incentivan el uso de las motocicletas.
La política de promover el transporte público es incuestionable para tener ciudades sostenibles, puesto que disminuye el uso de combustibles fósiles, es un uso más eficiente del limitado espacio de las vías urbanas, ahorra el tiempo de viajes en la ciudad y reduce la accidentalidad vial.
En este siglo los gobiernos, tanto nacional como territoriales, han invertido más de 20 billones de pesos en el desarrollo de Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM) en siete ciudades que tienen más de 600.000 habitantes, al igual que en Sistemas Estratégicos de Transporte (SETP) en ocho ciudades cuya población abarca entre 250.000 y 600.000 habitantes.
A pesar de tan cuantiosas inversiones los resultados han sido muy malos. En 2007, en todos los sistemas de transporte público de las 23 ciudades principales del país se movilizaban 11,7 millones de pasajeros diarios. En los siguientes 15 años la población de esas ciudades aumentó cerca de 30 % y el número de pasajeros… se redujo a 8,5 millones (-27 %).
La única ciudad en la que hubo un ligero aumento fue Medellín (2,7 %). En el otro extremo, en Cali y en Bucaramanga, los pasajeros movilizados se redujeron 67 %; en Barranquilla, 45 %, y en Bogotá, 11 %. En el resto de ciudades la reducción fue de 47 %.
No es ningún misterio la razón de esta tendencia: si aumentó el número de viajes urbanos y disminuyeron los usuarios del transporte público es porque aumentó la cantidad de vehículos privados, en particular las motocicletas.
En 2007 circulaban en el país 5,2 millones de vehículos privados: 2,4 millones de motos y 2,9 millones de carros. En 15 años, el total de vehículos se había más que triplicado hasta llegar a 17,7 millones, sobre todo por el aumento de motos, que fue de 352 %, llegando a 10,8 millones.
Desde el punto de vista individual es lógica la decisión de usar el vehículo privado en lugar de buses, no solo por la comodidad y el ahorro de tiempo, sino por los otros usos del vehículo como medio de transporte familiar. Además, en el caso de las motos se ha facilitado su adquisición, pues con los amplios planes de financiación existentes es posible pagarlas con lo que ahorra la familia en pasajes.
Sin embargo, esta lógica individual tiene un enorme costo colectivo, pues con más vehículos circulando aumentan los trancones, los accidentes y la emisión de gases.
Para remediar el fracaso del transporte público es necesario invertir para mejorar la calidad del servicio y tomar medidas que desestimulen el uso de los vehículos privados, así estas no sean populares.
Mauricio Cabrera Galvis
Diciembre, 2022