Turista, emigrante, peregrino

Por: Vicente Alcala
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Todos somos, en alguna medida, turistas, emigrantes y peregrinos. El turista es, por poco tiempo, habitante en un país ajeno; el emigrante lo es por más tiempo; el peregrino es habitante de un país, pero está de camino… 

En una ocasión, un grupo de amigos conversábamos acerca de quienes habíamos ido al exterior. Yo dije que desde Norte de Santander había cruzado a la población más cercana de Venezuela… Uno de mis amigos replicó que además, ¡yo había venido a Colombia!  Hacía unos cinco años que había llegado y pasaron otros cuatro hasta que volví a viajar fuera del país. En 2022 cumplí 60 de vivir aquí. Ya casi olvidé que soy emigrante.

Dije que todos somos emigrantes en alguna medida porque, así no nos cambiemos de país, nuestro país cambia con el tiempo y cada uno cambia dentro del país cambiado: emigramos o salimos de un “territorio” vivido. Además, podemos y debemos “emigrar” de una situación presente a una situación mejor para todos. 

Hace poco, varios amigos hablaron ‒en una de nuestras tertulias‒ sobre Colombia vista desde la estadía en un país extranjero. Yo tendría que hablar en sentido inverso: habiendo llegado de fuera, cómo me siento en Colombia. Ya he comentado en alguna ocasión sobre lo maravilloso que es el país, sin ignorar o cerrar los ojos a sus limitaciones humanas, como las de todos los demás países “terrenales”, que precisamente nos dan la oportunidad de contribuir con los demás, así sea modestamente, a mejorarlo. 

Como mi familia de origen quedó en España y mi hija vive, desde hace 25 años, en Europa, he tenido la oportunidad “para visitarlos” de dar algunas vueltas por otros países en el viejo mundo y también me he asomado a varios países latinoamericanos y más al norte. No se trata de aparentar ni de lucirme al hablar de mis viajes, sino simplemente reconocer que he sido y soy turista: por poco tiempo “habito” en un país diferente; “diferente”, ni peor ni mejor. No puede uno calificar ni juzgar la calidad de un país, por varios días ‒o más‒ que viva en él. Creo que todos también somos turistas de alguna manera, pues a veces vivimos en el propio país como “visitantes” o “de paso” ante la realidad que nos rodea.

Antes había escrito Un viaje mariano y Un viaje del agua a vuelo de dron; en el primero se puede decir que fui un poco peregrino pues, en varias ocasiones, visité algunos santuarios en que se venera a la Madre de Jesús. También fui en una oportunidad a Santiago de Compostela, pero no por el camino de peregrinación a pie, sino en tren hasta la catedral. En el segundo artículo, viajé junto al agua por distintos lugares.

Escribí recientemente Un viaje con altura y en él describí, sobre todo con fotografías, algunas localidades y parajes hermosos. Llegué a Almería, mi ciudad natal, y nos reunimos los miembros de mi familia: hermanas, cuñados, sobrinos y los hijos de estos, 54 en total. Al saludarlos y al pasear por las calles de mi infancia, me sentí turista y recordé que en realidad soy emigrante en Colombia hace poco más de 60 años y, al regresar a España, me siento emigrante o forastero en mi tierra. En ambas patrias he sido afortunado y siento la vivencia de bienestar y felicidad, solidaria con los que no lo son tanto; agradecido, por supuesto, con Dios y con todas las personas con las que he convivido. 

Antes de llegar a España, nos encontramos con mi hija y yerno, que viven en Alemania, para celebrar el cumpleaños de ella antes de seguir, todos, hacia Almería en Andalucía.  “Pasamos” también por Suiza y Francia y ya “dibujé” en el artículo citado algunas de sus bellezas naturales y construidas, sin poder hablar de sus cualidades humanas.  

Todos vamos de camino, aunque vivamos en un sitio determinado. El verbo peregrinar tiene varios significados: a) andar por tierras extrañas; b) andar de un lugar a otro buscando o resolviendo algo; c) ir solo o en romería a un lugar sagrado, y d) en algunas religiones, vivir entendiendo la vida como un camino que se recorre para llegar a la unión con Dios después de la muerte (Diccionario de la Real Academia de la Lengua).

Cada uno de nosotros es peregrino, al menos en uno o varios de los sentidos enunciados. 

Así pues, el título de este artículo se refiere a todos: cada uno de nosotros es “turista, emigrante, peregrino”. Lo importante es que siempre, en cualquiera de las tres calidades ‒o en la de ciudadanos‒ caminemos solidaria, alegremente y con energía.

Vicente Alcalá Colacios

Febrero, 2023

3 Comentarios

Rodolfo R. de Roux 6 febrero, 2023 - 6:44 am

Aprecio que la conciencia de ser “homo viator” no te haya conducido al “contemptus mundi”. Gracias, Vicente, por tus reflexiones existenciales.

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Hernando+Bernal+A. 6 febrero, 2023 - 8:38 am

Vicente: Siento que sin dejar de ser Almería tu pueblo natal, y España tu lugar de origen, es Colombia no solo tu residencia sino tu país, pues a él le has dedicado lo mejor de tu vida y tus esfuerzos. Peregrinos…. por demás somo todos. Cordial saludo. Hernando

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Reynaldo Pareja 6 febrero, 2023 - 7:51 pm

Vicente, agudo analisis de las tres acepciones que, todos, de alguna manera vivimos la espacio-temporalidad que nos ha sido dada para descubrirnos quiene somos en el fondo de nuestra esencia. En cualquiera de esos tres estadios, el camino a recorrer sigue siendo valido en la busqueda de quienes somos y por que hemos tenido la suerte, el “destino” de vivir en cualquiera de los momenos de la peregrinacion, si de paso, si de residentes, o si de simples visitantes. Lo que saquemos de provecho en cualquiera de las etapas para crecer en la dimension donde todos podemos llegar a ser gigantes, la auto-conciencia de quienes somos- es lo que mas importa y da sentido a nuestra corta espacio-temporalidad.

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