“Región de soledad,
acostado sobre unos andamios mojados
por la lluvia reciente,
te propongo a mi destino
como refugio de regreso”.
(Pablo Neruda, Provincia de la infancia).
Infancia
El deseo es un espacio,
dimensión telúrica,
geografía de mi cuerpo.
Vuelve a mi fantasía
como el beso cálido
de la medianoche,
beso repetido, sin palabras,
se reparte mojado,
como pétalos al viento.
Búsqueda abandonada
al desconcierto del pasado,
un niño que no atraviesa
nunca la frontera
que separa a la madre
de la puesta del sol.
Las ruinas de un pueblo,
perdido en la memoria,
señalan un lugar incierto,
laberinto en el mar,
huellas del dolor primitivo.
Patio de la infancia
Hubo un tiempo perdido,
momentos poblados por la dicha,
un patio inagotable
de matarratones torcidos,
de escondites inventados.
No había mañana peligroso,
ni amanecer acongojado,
ni noche de terrores.
Solo el patio, el placer, las grutas.
El atardecer era infinito,
ebrio de un múltiple amor
entre la brisa cándida
de una risa intemporal.
Te busco a medianoche,
patio mío,
para encontrar mis ojos inocentes,
mi cuerpo estremecido
por los resplandores de la luna.
Espacio de mi invención endiosada,
te siento como el eco
de la palpitación ausente,
suprema invitación que lastima
en la piel calcinada del abandono.
Extravío
Vida frágil y breve,
mientras se filtra en mi corazón
una frase que no se escribe,
malestar infinito
como un invierno,
se retuerce en una calle anónima.
Dolor sin direcciones,
El amor que duele
como herida milenaria.
No encuentro el libro de los océanos,
ni de los territorios que viví sonámbulo,
surcador de precipicios dislocados.
Busco la frase que no se escribe
entre la lluvia eterna
de mi extravío sin límites.
Jesús Ferro Bayona
2 Comentarios
Como siempre: cinco aclamado! Te sobraste, Chucho. La inspiración te bendice y te acoge. Deo Gratias.
Tres momentos y tres vivencias (¿tempranas?) muy sentidos. Esperamos más “confesiones”… más maduras y menos extraviadas !