¿Tendrá algún sentido la sologamia?

Por: Ramiro Valencia Cossio
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self love, man, mirror

Hace algún tiempo leí en un diario de Colombia una noticia que me llamó la atención: “Toma auge la sologamia”. Era la primera vez que veía esa palabra.

Hace algún tiempo leí en un diario de Colombia una noticia que me llamó la atención:

“Toma auge la sologamia”. Era la primera vez que veía esa palabra. Conocía la monogamia, la bigamia la poligamia, la endogamia y la exogamia, pero nunca la sologamia. Y escudriñé.

La tendencia de contraer ‘matrimonio’ consigo mismo se originó, no hace mucho, en Estados Unidos y se ha extendido a Europa y otros continentes. Los más fanáticos sostienen que es una reafirmación de sí mismos, que nadie es media naranja de nadie (somos naranjas completas).

Para otros es un compromiso de amor propio y autocompasión hacia una vida más feliz.

Indagué más. Una crónica del periódico El Español registra la ceremonia de 8 de junio de 2018 en la antigua iglesia de La Merced, hoy convertida en Centro Cultural, en Bilbao, y donde 15 mujeres contrajeron este tipo de ‘matrimonio’. Vestidas de novia frente a una concejala, cada una se juró amor eterno a sí misma ante 300 testigos: “Me comprometo a escucharme, a prestarme atención, a merecerme, (…) a tratarme con respeto, con humor y desenfado”. Todas hicieron el voto solemne: “Prometo serme fiel, cuidarme en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad todos los días de mi vida”.

Parecía una locura, una parodia. Pero entendí que era muy serio. Algunas tienen parejas y otras no se niegan a tenerla en el futuro. No es un rechazo al matrimonio, sino la decisión de contraer consigo mismo un compromiso solemne de amor, respeto, cuidado y compasión.

Me pregunté, entonces, si nos queremos de verdad a nosotros mismos. Usted que lee y yo que escribo, ¿nos cuidamos, nos respetamos, nos cultivamos y nos damos siempre lo mejor en lo físico, en lo mental y en lo espiritual? No sería una locura si algún día decidiéramos hacer ese voto solemne y excepcional, para poder aportar a los otros esa riqueza humana.

Reitero lo que he expresado: la ineludible obligación de gerenciarnos a nosotros mismos. Somos la única empresa que nos dieron para dirigir. No es posible nombrarle un gerente distinto ni contratar a un tercero. Nuestra vida, nuestras decisiones, pensamientos y sentimientos son únicamente nuestra responsabilidad, así como el resultado.

A un carro le chequeamos los neumáticos, el aceite, el motor, los frenos y el combustible. ¿Qué hacemos con el vehículo de nuestra existencia espaciotemporal? ¿Lo mantenemos en forma, lo revisamos? ¿Cuidamos nuestras relaciones, el otro, los otros, lo que vemos, lo que leemos? 

¿Sé para dónde voy y qué quiero en la vida? ¿Me gerencio?

Ramiro Valencia Cossio

Febrero, 2021

3 Comentarios

Eduardo Jiménez 6 febrero, 2021 - 8:19 am

Es muy interesante lo que plantea Ramiro, y muy acertada la comparación que hace entre el cuidado que tenemos con nuestro vehículo y con nuestro cuerpo. ¿Chequeamos el aire de los neumáticos con más frecuencia de lo que chequeamos nuestra presión sanguínea? ¿Revisamos con más frecuencia el aceite del vehículo que nuestro colesterol?. Y finalmente sería un sacrilegio ponerle diesel a un carro de gasolina o viceversa, y sin embargo muchas veces le ponemos a nuestro “vehículo” comida chatarra, frituras, exceso de sal, y …pare de contar. Gracias Ramiro, y lo de la sologamia, pues hay que tener más consideración con la única persona que ha estado con nosotros desde que nacimos, y que con toda seguridad nos acompañará hasta el último de nuestros días. Abrazos.

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John Arbeláez 9 febrero, 2021 - 9:20 pm

Excelentes reflexiones -Ramiro. Somos únicos y definitivamente debemos cuidarnos nosotros mismos. Nadie lo hará por nosotros, ni siquiera nuestra “Media naranja”…

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Sara Baker 18 febrero, 2021 - 9:51 am

Interesante planteamiento, y valido especialmente para las mujeres, que tendemos a colocarnos al final de la lista cuando se trata de nutrir y cuidar. Creo que con el autocuidado, como con muchas otras cosas, es importante modelar el camino. Nuestras acciones y ejemplo tienen mas influencia que nuestras palabras, y son notables para aquellos que nuestra vida toca.

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