Cristianismo e islam han dado muestras históricas de comportamientos institucionales que han generado el sentimiento de rechazo de creyentes críticos que ven en esas conductas una seria objeción para seguir adheridos a lo que representan y defienden dogmáticamente.
El catolicismo
La Iglesia católica ha tenido suficientes y terribles ejemplos de cómo sus directores oficiales han cometido conductas en contra de los diez mandamientos que Jesús nunca derogó. Esas flagrantes transgresiones han dado razones suficientes para rechazar al catolicismo organizado durante 2000 años de presencia en la historia por lo hecho en el pasado. Un breve recuento de algunos de los peores momentos de su comportamiento institucional da una base sólida para ese rechazo.
Las Cruzadas
Quizá los momentos más impactantes del catolicismo institucionalizado fueron las Cruzadas, cuando este se convirtió en organización militante. Hubo ocho grandes expediciones entre 1096 y 1291, organizadas por cristianos de Europa occidental en respuesta a siglos de guerras musulmanas de expansión para asegurar el control de los lugares considerados sagrados por ambas creencias e impedir la expansión del Islam. En noviembre de 1095, en el Concilio de Clermont (Francia), Urbano II llamó a los cristianos a tomar las armas para ayudar a recuperar la Tierra Santa del control musulmán. Esta convocatoria marcó el comienzo de las Cruzadas.
No se sabe con certeza cuántas personas murieron en ellas, pues la recopilación de datos bélicos en aquella época no era precisa. Se calcula que hubo entre 1.700.000 y 3.000.000 muertos¹. Independientemente de la precisión de los números, cualquiera de las dos cifras es una ofensa flagrante a la humanidad sacrificada por creencias religiosas. Motivaciones políticas, económicas y de poder acompañaron aquellas expediciones militares abanderadas por la Iglesia católica.
Un resultado ventajoso: terminadas las Cruzadas, aumentó la riqueza y el poder papal. Comercio y transporte mejoraron en Europa, pues se creó una demanda constante de suministros y transporte, que impulsó la construcción naval y la fabricación de diversos productos. Hubo más interés por viajar y aprender, lo que pudo haber allanado el camino para el Renacimiento.
Los seguidores del Islam consideraban inmorales, sanguinarios y salvajes a los cruzados. La masacre despiadada y generalizada de musulmanes, judíos y otros no cristianos produjo un amargo resentimiento que persistió durante siglos. Hoy en día, algunos musulmanes se refieren a la presencia virtual de Occidente en Oriente Medio como una “cruzada” de oposición al Islam.
La Inquisición
Fue una poderosa instancia para erradicar y castigar la herejía en Europa y América. La Inquisición comenzó en el siglo XII, siguió por varios siglos y es tristemente célebre por la severidad de sus torturas y su persecución de judíos y musulmanes. La bula papal Ad extirpanda de Inocencio IV, en 1252, justificó el uso de la tortura por parte de la Inquisición². Su peor manifestación fue en España, donde fue una fuerza dominante durante más de 200 años: hubo unas 32.000 ejecuciones.
Muchos herejes que se negaron a confesar fueron quemados en la hoguera después de haber sido sometidos a refinados métodos de tortura. Se popularizó la “rueda de estiramiento” sobre la que se tendía a los torturados, atados de pies y manos a poleas que halaban lentamente los miembros: los brazos se desacoplaban de los hombros, las piernas de las caderas y la caja torácica se ensanchaba, lo que producía increíbles oleadas de dolor y asfixia. Al final, para acabar con la vida del torturado, un último tirón desprendía las extremidades del cuerpo y luego la persona moría.
En 1307, los inquisidores participaron en el arresto masivo y las torturas de 15.000 caballeros templarios en Francia. Hubo decenas de ejecuciones. Juana de Arco, quemada en la hoguera en 1431, es quizá la víctima más conocida.
A fines del siglo XV, Fernando II y la reina Isabel creían que la corrupción en la Iglesia católica española la causaban judíos que, para sobrevivir a siglos de antisemitismo, se convertían al cristianismo. En 1481, 20.000 conversos confesaron su “herejía” con la esperanza de evitar la ejecución. Los inquisidores decretaron que su penitencia requería que delataran a otros herejes. A fines de ese año, cientos de conversos fueron quemados en la hoguera.
A medida que España se expandió a las Américas, también lo hizo la Inquisición, que llegó a México en 1570. Cuatro años después, quemaron a luteranos en la hoguera. También llegó a Perú, donde los protestantes fueron torturados y quemados vivos.
El rey Felipe II murió en 1598. Su hijo, Felipe III, enfrentó la sublevación de los musulmanes y los desterró. Entre 1609 y 1615, cerca de 150.000 musulmanes convertidos al catolicismo fueron expulsados de España³.
La Inquisición fue una expresión brutal de la “religión organizada” para extirpar, en nombre de la pureza de la religión, a todo sospechoso de practicar cualquier otra religión distinta.
Quienes han leído sobre este período oscuro de la Iglesia católica tienen una buena razón para repudiar una “religión organizada” capaz de cometer tales crímenes y abusos de personas que profesan una religión diferente.
El Cristianismo actual
Una característica común del cristianismo moderno es la multiplicación de pequeños grupos cristianos encabezados por un líder, a menudo carismático, capaz de convencer a individuos acríticos para que ingresen en un grupo de seguidores, muchas veces como sujetos obedientes a su interpretación personal de la Biblia en creencias fundamentales que estos deben abrazar. Sus fundadores definen cómo debe funcionar la organización de la iglesia local, especialmente en lo financiero, con frecuencia sin supervisión, lo que permite el enriquecimiento ilícito obtenido de la contribución financiera obligatoria exigida a sus seguidores.
También es común que muchos de esos fundadores usen la organización para beneficiarse de la fidelidad y voluntad de los creyentes de someterse a sus directivas sin cuestionar la validez de sus interpretaciones. Menciono algunos ejemplos sobresalientes de cómo estos tipos de “religión organizada” pueden rechazarse fácilmente como una religión que vale la pena seguir.
Joseph Smith Jr. fundó el movimiento de los Santos de los Últimos Días. Fue sometido a cerca de 30 acciones criminales durante su vida. Presuntamente, lo arrestaron 42 veces. Lo asesinó una turba el 27 de junio de 1844, en Carthage, mientras estaba en la cárcel en espera de juicio por cargos de traición contra Illinois⁴. Warren Steed Jeffs presidió la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Últimos Días, una denominación polígama. En 2011, fue declarado culpable de dos cargos de agresión sexual infantil, por los que actualmente cumple cadena perpetua⁵. Ervin LeBaron dirigió una pequeña secta de fundamentalistas mormones polígamos. Fue culpable de participar en el asesinato de dos personas y de conspirar para matar a otra en 1981⁶. A estos carismáticos fundadores pronto los siguieron los televangelistas, típicos de Estados Unidos.
Los televangelistas son probablemente el mejor ejemplo del cristianismo organizado moderno, que da amplias razones para que muchos no crean en la “religión organizada”. Citaré solo tres de los más conocidos, que dan pie para rechazar este tipo de “religión organizada”.
Jim Bakker fue quizás el televangelista más popular de la década de 1980. Lo sentenciaron a cinco años de prisión en 1989 por 24 cargos de fraude y conspiración, tras apropiarse de fondos de seguidores para su uso. Luego, intentó vender propiedades en su desarrollo Morningside, al suroeste de Branson, Missouri. Bakker dijo ese lugar, ubicado en las montañas Ozark, era el lugar más seguro para vivir cuando llegara el apocalipsis.
Jimmy Swagger, un televangelista pentecostal, inició su carrera en la televisión en 1975. En la década de 1980 se asoció con los reverendos Jerry Falwell, James Robison y Pat Robertson para usar la derecha cristiana a fin de fortalecer el partido republicano. Según Swagger, los agentes de Satanás están en todas partes: en las feministas, los demócratas y los músicos rock. Cayó en desgracia en 1988 cuando se hizo público que engañaba a su esposa con una prostituta de New Orleans. Además, se descubrió que era un ávido consumidor de pornografía y que había experimentado la esclavitud, la dominación, el sadoquismo de sumisión y el masoquismo, al tiempo que condenaba tales actos “inmorales”.
El pastor evangélico Ted Haggard se vio envuelto en un escándalo sexual gay en 2006, cuando un prostituto lo acusó de pagarle por sexo y por usar metanfetaminas. Haggard renunció a su iglesia e intentó una forma de terapia de conversión, pues abrazó su lado heterosexual⁷.
Estos caos hicieron suficiente escándalo como para expandir el rechazo a la “religión organizada” cuando la expresaban líderes de iglesias protestantes que violaban flagrantemente el contenido de su predicación de una vida espiritual guiada por principios bíblicos.
El Islam
Los intérpretes de la Revelación de Mahoma que tenían una clara orientación política se convirtieron en una rama agresiva, concentrada en implantar un imperio por la fuerza, con la premisa de someter a todos los “infieles” que rechazaran su interpretación religiosa.
Después de la muerte de Mahoma en 632 d.C., el Islam comenzó a extenderse a lo largo de las rutas comerciales de la península Arábiga. Abu Bakr, el compañero más cercano de Mahoma, fue el primer califa, líder político y religioso supremo de un gobierno musulmán. Él y los siguientes tres líderes se conocieron como los cuatro califas “Bien Guiados”, porque siguieron de cerca las acciones y enseñanzas de Mahoma.
En 651, la familia Omeya tomó el poder tras la muerte del cuarto califa Bien Guiado. Expandió el imperio por el norte de África (Argelia, Egipto, Túnez, Marruecos y Libia) y luego entró por el sur de España. La expansión continuó hacia la península Arábiga y el golfo Pérsico. Cuando los turcos se convirtieron en la cabeza del imperio islámico otomano, el Islam se expandió a Irak, Siria, Líbano, Jordania, Palestina e Irán. Más tarde, a India e Indonesia. Esta expansión abarcó cerca de 1400 años. La brutalidad mostrada por los musulmanes en sus conquistas rivalizó con la del catolicismo en sus Cruzadas y en la persecución de los herejes.
Este vasto imperio se consolidó con un número exorbitante de muertos. Se estima que entre 900 y 1200 millones murieron como resultado del Islam y su continua guerra de expansión religiosa desde el siglo VII. Este número inaceptable de bajas, militares o civiles, es suficiente para justificar el rechazo de muchas personas a una “religión organizada” capaz de tal costo humano que justifica que el precio de las vidas humanas es aceptable para expandir la religión.
El Islam, como lo perciben muchas culturas occidentales, es una religión de opresión de las mujeres, promulgada por la imposición de la sharia por parte del clero musulmán, que les exige que pueden salir de su hogar si van con su esposo o un pariente varón; deben usar la burka (un vestido que las cubre de la cabeza a los pies, que no permite verlas en su apariencia natural); les prohíbe trabajar fuera del hogar, asistir a la escuela, votar u ocupar puestos públicos. Una variación de estas prohibiciones se aplica en muchos países islámicos: se castiga a las mujeres por infringir estas leyes con palizas públicas hasta la ejecución (frecuentemente, apedreándolas).
Estas prohibiciones se suman al rechazo a la “religión organizada” por quienes no conciben que las mujeres sean tratadas como personas sin derechos básicos, justificados por una interpretación extremista de las enseñanzas originales de Mahoma por un clero masculino intransigente.
A manera de conclusión
Es evidente que con semejante acervo histórico exista un sentimiento generalizado de rechazo a la “religión organizada”. Sin embargo, hay que distinguir entre la Revelación original, dada por los profetas fundadores, de lo que más tarde se convirtió en un movimiento organizado que requería una estructura manejable para hacer frente a las decisiones cotidianas y las directrices que debían darse a los seguidores de la nueva Revelación.
Los extremos del oscuro pasado de estas grandes religiones del mundo no es la esencia de la Revelación que originó la organización del contenido en prácticas de la vida cotidiana. Este lo definieron quienes fueron designados o asumieron el papel de representantes autorizados de la nueva Revelación. Ellos se vieron apoyados por los “especialistas” ‒teólogos, rabinos, mullahs‒ que interpretaban “correctamente” el contenido de la Revelación. Se abrogaban ese rol porque se habían dedicado, de tiempo completo, al estudio de los libros sagrados que contenían las enseñanzas originales dadas por el portavoz que hablaba en nombre de Dios. En dichos textos eruditos y estudiosos interpretaban lo que era la voluntad Dios para el grupo específico al que se le había dado la Revelación.
Cuanto más se tardaba en escribir las enseñanzas originales, mayor era la imprecisión de su contenido y la intención conductual de su enseñanza. Por lo tanto, la necesidad de la mejor y más precisa interpretación se convirtió en responsabilidad de eruditos que expresaban su comprensión del significado del texto. Aunque estas interpretaciones estuvieran teñidas de opiniones personales, incluso de manipulaciones conscientes, una vez “bendecidas oficialmente” se convirtieron en la interpretación que se impuso a los seguidores como una “verdad revelada” que había que aceptar y seguir. Esta obediencia casi ciega a interpretaciones que iban en contra de una comprensión lógica de las enseñanzas originales se ha convertido en una razón sólida para rechazar esa expresión de “religiones organizadas”.
Sin embargo, es obvio que cualquier forma de institución duradera, animada por una filosofía, principios y metas en beneficio de la vida espiritual, moral y ética de los seguidores, necesita una estructura organizativa para poder desempeñarse eficientemente en una proyección de larga duración. Con todas las carencias antes señaladas, estas religiones siguen presentes en nuestro mundo después de milenios de su aparición. Su supervivencia no las exime de la flagrante violación de los derechos humanos que han infligido a sus seguidores o a los “infieles”, mientras que sí da una base sólida para rechazarlas como un tipo de “religión organizada”.
No obstante, la esencia y validez de cualquier religión revelada debe juzgarse según las enseñanzas originales de los fundadores. Si son falsas, poco éticas, inmorales, tal religión puede ser y es fácilmente rechazada. Pero si se orientan al desarrollo integral de los seguidores en lo mejor de su esencia humana ‒para convertirse en brillantes manifestaciones de la divinidad en ellos, recibida en su momento de creación a “imagen y semejanza” de Dios‒, entonces no se rechaza el contenido de la religión, sino el mal uso y las erróneas interpretaciones de sus líderes, que deben rendir cuentas de sus transgresiones y deben hacerse los cambios y ajustes necesarios para que la organización revele la verdad de las enseñanzas originales de sus fundadores.
Para un no-creyente, el desafío de las “religiones organizadas” es investigar de manera sistemática e independiente la esencia de las enseñanzas originales del Portavoz de Dios cuando presentó esas enseñanzas dadas por Él como la forma más segura de revelar la realidad espiritual de cada persona en beneficio de los demás y en la construcción de un orden mundial justo que todos podamos aceptar como el modelo realista y factible de desarrollo, a nivel individual, comunitario, estatal, nacional e internacional.
Este esfuerzo de investigación es imprescindible para todo individuo sincero que esté buscando una Revelación a la que pueda adherir con toda su alma y corazón. Es la más importante de todas las búsquedas humanas: encontrar el sentido de la vida y el origen de nuestra esencia individual como seres humanos, compuesta de cuerpo, mente y espíritu.
Encontrar una respuesta satisfactoria a estas dos cuestiones es cumplir el autodescubrimiento que, en definitiva, nos da la razón para esforzarnos por hacernos gigantes de la potencialidad espiritual interna con la que nacemos, pero que necesitamos develar progresivamente para convertirnos en los seres iluminados que nacimos para ser.
____________________________
¹ Wikipedia.
² Wikipedia.
³ https://en.wikipedia.org › wiki › List_of_religious_lead… Lista de líderes religiosos condenados por delitos.
⁴ Pastores legendarios que cayeron en desgracia – Ranker https://www.ranker.com › list › genevieve-carlton
⁵ https://www.quora.com Cuántas personas han sido asesinadas en nombre del Islam…
⁶ https://en.wikipedia.org List_of_religious_lead. List of religious leaders convicted of crimes
⁷ Legendary Pastors Who Fell From Grace – Ranker https://www.ranker.com › list › genevieve-carlton)
Reynaldo Pareja
Abril, 2022