El ministro de Hacienda saliente le ha dicho al entrante que no es necesario presentar una nueva reforma tributaria porque el gobierno Duque entrega unas finanzas públicas saneadas. Añade, además, en tono admonitorio, “a menos que el nuevo ministro requiera recursos para atender gastos coyunturales o nuevos programas y promesas”.
Está equivocado el ministro José Manuel Restrepo al afirmar que es innecesario presentar una nueva reforma tributariapor tres razones: primero, porque es demasiado optimista en sus proyecciones de la situación fiscal; segundo, porque está dejando la olla raspada y sin recursos para atender los gastos actuales y, tercero, porque pretende que un nuevo gobierno haga lo mismo que el actual ‒o inclusive menos‒ y que no pueda hacer gastos adicionales.
En cuanto al supuesto saneamiento de las finanzas públicas es cierto que ha habido una mejoría después de la crisis de la pandemia, pero no es suficiente y sigue siendo necesaria la reforma. Así lo afirman voces tan independientes del nuevo gobierno, como ANIF.
Esto ha dicho la Asociación Nacional de Instituciones Financieras:
“En efecto, los supuestos de reducción del gasto y del comportamiento de los ingresos totales del GNC son, cuando menos, optimistas y dejan a un lado las fallas estructurales de nuestro actual sistema tributario para generar ingresos permanentes y suficientes para atender las necesidades de gasto. En otras palabras, aun con este escenario ANIF reafirma su posición de procurar, con urgencia, la discusión e implementación de una reforma tributaria seria y estructural que ataque de fondo los problemas del sistema impositivo del país”.
Ejemplos de ese optimismo son suponer que en 2023 no va a aumentar el pago de intereses por la deuda pública, a pesar del incremento del saldo de la deuda y de la subida de las tasas nacionales e internacionales, o que en ese año el recaudo tributario va a aumentar 20 % después de hacerlo 25 % en 2022. También que los dividendos de Ecopetrol van a incrementarse en 50 % por encima de este año que incluyó un dividendo extraordinario de más de seis billones de pesos.
En segundo lugar, el gobierno saliente no está dejando apropiados recursos suficientes para mantener el nivel actual del gasto público. Así lo afirma Fedesarrollo:
“Es necesaria una reforma tributaria, no solo por cuestiones de recaudo, sino también porque el régimen actual tiene demasiadas limitaciones. La reforma deberá no solo compensar el recaudo que se pierde por el desmonte próximo de algunos impuestos, sino también porque se necesitan mayores recursos para mantener el nivel actual de gasto público”.
Casos típicos de pasar el hueco al nuevo gobierno son los programas sociales y el subsidio a los combustibles. El primero, porque programas como el de Ingreso Solidario o el de subsidio a los empleadores (PAEF) solo están vigentes hasta diciembre de 2022 y no tienen asignados recursos para el próximo año. Por eso, en el Plan Financiero de 2023 hay una reducción de nueve billones en los gastos de inversión, que es casi la mitad del ajuste fiscal que anuncia el gobierno.
El segundo, porque el subsidio a los combustibles genera este año un déficit de cerca de 30 billones, y este gobierno solo va a pagar ocho billones, dejándole el saldito al nuevo ministro de Hacienda y Crédito Público.
Además de estas razones, desde hace años se viene reclamando una reforma que solucione los problemas estructurales del sistema tributario colombiano. Por todo ello el ministro José Antonio Ocampo no debe hacer caso al consejo de su antecesor, sino impulsar la necesaria reforma tributaria.
Mauricio Cabrera Galvis
Julio, 2022
5 Comentarios
Apreciado Mauricio, son válidos y detallados todos tus comentarios. Sin embargo, es obvio también que sin mejorar la eficacia en la ejecución del gasto (con énfasis en reducir la corrupción), seguiremos en la misma, es decir, cada vez más tributos y deuda pública hasta que nos ahoguemos.
Juan l., tienes toda la razón. No hay reforma tributaria que solucione el déficit fiscal si no hay un esfuerzo serio por controlar el geo público y sobre todo acabar la corrupción que se roba tantos recursos, o por lo menos “reducirla a sus justa proporciones”
Resultaría curioso que el presidente electo apoyara una reforma tributaria después que propició un “estallido social” rechazando la reforma de Duque/Carrasquilla. Pero al fin y al cabo él nos tiene acostumbrados a que sus opiniones cambien según sea su interlocutor y su grado de alicoramiento en ese momento. De todas formas, si fuera cierto que va a reducir en algo la corrupción (nadie lo cree supongo) la reforma sería para reducir los impuestos, no para aumentarlos. Saludos
Eduardo, una reforma tributaria es indispensable. La crítica a la propuesta de Duque/Carrasquilla no era por la reforma per se, sino porque gravaba sobre todo a la clase media e inclusive a los más pobres con e IVA a la canasta familiar, mantenía las gabela y privilegios a las empresas más grandes del país y no solucionaba los poblemas estructurales del sistema tributario del país. Lo que han dicho todos los expertos nacionales e internacionales que han estudiado el tema es que se necesita aumentar el recaudo de impuestos pero redistribuyendo la carga impositiva
Gracias Mauricio por tu respuesta. ¡Ojalá todo resulte bien y se reduzca la corrupción y los gastos suntuarios!!