Salgamos ya de la parroquia

Por: Luis Alberto Restrepo
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Los pequeños-grandes líos de la parroquia colombiana son importantes, pero siembran enseguida desacuerdos y tristes silencios. Demos más bien una miradita al mundo. 

En los años 90 del siglo que se nos fue, decíamos que la sociedad civil ya no creía en el Estado y las instituciones, y que más bien trataba de representarse a sí misma en el escenario público. Con todo, la sociedad de entonces se organizaba en distintas estructuras, desde gremios y sindicatos consolidados hasta los movimientos más fluctuantes, como los de mujeres, los étnicos e incluso los políticos en los que se expresaban en el ámbito legal organizaciones indirectamente promovidas por las guerrillas.

La sociedad de hoy descree aún más profundamente en las instituciones públicas y privadas y busca representarse a sí misma de una manera mucho más móvil e inasible: a través de la nube, de internet, del celular y las redes sociales. En ese metamundo virtual cada uno se cree y se siente dueño de su propia palabra pronunciada en tiempo real sobre los acontecimientos de su país y del mundo ‒o de un mundo que se ha convertido en su propio país‒. 

El resultado no es ni pueden ser estructuras más o menos estables. Todo lo contrario. Son movimientos repentinos de opinión que surgen y dan vueltas por la nube como inmensas bandadas de golondrinas que revolotean, se alejan, vuelven, se agrupan y se disuelven. Sin darse cuenta, muchos son manejados por hábiles influencers individuales o por “bodegas” de diestros y veloces escritores de twitter bien pagos por algún político o militar corrupto o por hackers rusos al servicio de Putin y sus funcionarios o seguidores.

En cualquier caso, el resultado es una gran anarquía mundial en movimiento, integrada sobre todo por los jóvenes que, en general, se niegan a expresarse en el voto y prefieren la calle, la protesta ruidosa, los bloqueos y en algunos casos hasta la piedra o el fuego. Ante la creciente agitación, instituciones estatales y militares recurren inútilmente a la fuerza para tratar de contener el mar con los diez dedos de las dos manos.

Así viene aconteciendo en Estados Unidos, Francia, Alemania, Hong-Kong, Brasil,

Venezuela, Chile, Perú y, por supuesto, también en Colombia. Incluso simples

movimientos antivacunas han puesto en jaque a numerosos Estados. Putin y Xi-Jinping controlan con mano dura la inquietud en su propia casa. Putin domina Rusia y Crimea y ahora ataca a Ucrania, seduciendo con negociaciones y falsas promesas a Occidente y esperando el momento oportuno para dar el golpe y de allí partir para ejercer el control de todo Occidente. Su intención no es la de reproducir la Unión Soviética (un modelo que considera agotado, pero cuyo descalabro en manos de Gorbachov y Yeltsin calificó en su momento como “la mayor tragedia geopolítica del mundo moderno”). Más bien intenta seguir el mito del hombre fuerte que brota de la profunda y originaria herencia y tradición rusa. 

Si Occidente no cae pronto en la cuenta, cuando lo haga será demasiado tarde. Con China, Rusia mantiene hoy una relación cordial en el esfuerzo compartido por derrotar el America first de Trump ‒pero también de Biden‒ y, de paso, también a la OTAN y a Europa. En

ese intento, mientras Putin no vacila en recurrir al engaño y la fuerza, Jinping prefiere avanzar silenciosamente, convirtiendo a China en la nación amiga, en el primer inversionista y prestamista de los países “menos desarrollados”, sobre todo del África, pero también de América Latina. 

¿Sabe Colombia cuál es su lugar?

Luis Alberto Restrepo 

Abril, 2022

4 Comentarios

Alfredo Cortés 2 abril, 2022 - 2:40 am

Gracias, Luis Alberto, por tus atinados análisis, nos ayuda a comprender un poco nuestra parroquial situación.

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César Vallejo 2 abril, 2022 - 11:26 am

El tema que traes, Luis Alberto, de la pérdida de “representatividad” por parte de las instituciones es, como tú lo sugieres, centro de preocupación en todos los países. Tengo la impresión de que una de las causas de ese fenómeno es la revolución de las comunicaciones, el acceso de todos a la información en tiempo real. En muchos temas del acontecer diario de las personas se perdió el monopolio de la información y con él, buena parte de la necesidad de (y el fundamento para) sentirse representado por grupos, partidos o instituciones. Es como si en esos temas cada individuo se representara a sí mismo y se agrupara transitoriamente (las bandadas de golondrinas que vienen y van, de las que tú hablas). Por lo que hoy las instituciones tienen un desafío mucho más grande, en transparencia, eficiencia, conocimiento, justicia…, si aspiran a representar a los ciudadanos,
En cuanto a las advertencias que haces sobre Rusia y China, principalmente, me declaro ignorante e incapaz de barruntar el futuro. En eso prefiero confiar en personas como tú!. Un abrazo y mil gracias por tus reflexiones.

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Silvio Zuluaga 3 abril, 2022 - 10:43 am

Luis Alberto: me encanta tu postura de salir de la parroquia porque la mayorìa de nosotros nos extasiamos mirando nuestros ombligos. Me acuerdo cuando viajaba de trabajo en MetLife International y me daba cuenta que para los chilenos Santiago era lo ùltimo, lo mismo que para los argentinos y madrileños lo era Buenos Aires y Madrid y no se diga nada de los newyorquinos. El mundo gira, se aprecia y se juzga basado en la miopia exclusiva de nuestro mundito.
Tambien me parecerìa que salir de la parroquia serìa tener la capacidad de superar el imaginario que tenemos de que la mètrica `verdadera y universal` es la occidental, por lo cual caemos en el juego de` los buenos y los malos`, lo que nos lleva a estàndares dobles y absolutistas. Si en China se trata mal a los musulmanes y se controlan los medios de comunicaciòn podemos decir que estos son, incuestionablemete, abusos de los derechos humanos por parte del gobierno de ese paìs, los cuales declaramos como hechos indignos, reprochables, castigables y no es aceptables segùn los ideales de la incuestionable cultura occidental.
Ahora bien, podrìamos considerar violaciòn estrucutral de los derechos humanos el hecho de que en las càrceles de Estados Unidos el 40 % de los reclusos son afroamericanos, mientras que ellos represenan solo el 12% de la poblaciòn del paìs? Por el hecho de que esta informaciòn no sea publicitada, mas aun sea reprimida, por ese hecho no dejarìa de ser violaciòn de los derechos humanos en forma silenciosa y estructural.
Cabrìa la posibilidad de considerar una violaciòn de los derechos humanos, tan brutal como la de Ucrania, la guerra declarada a Irak por parte de Estados Unidos en el 2003, con el beneplàcito de las Naciones Unidas y la cooperaciòn activa de varias naciones como Inglaterra, España, Australia…? En esta guerra se masacraron, mas de 250.000 iraquìes,en menos de un año y se destruyeron obras de infraestrucutra como hopitales, acueductos, escuelas…con la precisiòn milimètrica de una fuera aèrea sofisticada, ante un ejercitoirqui numeroso y limitado tecnològicamente. Esta guerra, era presentada, todas las noches como señal del poder del imperio, en los noticieros nacionales y locales de los Estados Unidos en producciones audiovisulaes holywoodescas, insensibles al dolor iraquì. Recordemos que el motivo de la declaratoria de dicha guerra fue porque Irak poseìa armas de destrucciòn masiva lo cual representaba un peligro para la humanidad y que tres años despuès de la destrucciòn de tantas vidas humanas la Comisiòn nombrada por las Naciones Unidad para investigar si existìa ese terrible armamento, declarrò que habìa sido un error y que no habìan encontrado rastros en Irak tales armamentos. Ningùn paìs se atreviò a mencionar, ni mucho menos a condenar, a USA porque habìa violado los derechos humanos en Irak. Tenemos un estandar doble para juzgar cuando se trata de los `amigos o de los ‘enemigos`, `de los `buenos` o de los `malos`, comportamiento perverso del cual no somos conscientes, es innato.
Salir de la parroquia, por lo tanto, me parece que es tambien empezar a comprender que Occidente no es LA NORMA en un mundo globalizado, que el Oriente representa el 60% de la poblaciòn mundial, que Africa existe y que son regiones con valores, culturas y limitaciones tan validas como las de Occidente y no tenemos porque tenerle miedo a otras perspectivas de vida, sino acercarnos a ellas con curiosidad y amplitud de mente. Salir de la parroquia, me parece que implica, aceptar que estamos entrando en una sociedad multipolar, a un mundo que añora superar el absolutismo y por ello la mejor alternativa es levantar la cabeza de nuestro ombligo para admirar tambièn la belleza y las arrugas de otros ombligos.

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Humberto Sánchez Asseff 5 abril, 2022 - 10:19 am

Muy acertada la invitación de Luis Alberto a salir de nuestra parroquia. Siempre es conveniente mirar los aconteceres desde afuera, a vuelo de pájaro, pues sumergidos en nuestro ambiente vemos solo lo que está a nuestro alrededor. Por eso, también quiero destacar el comentario de Silvio, que nos invita a ver el mundo con las perspectivas de oriente y de África. Me siento muy agradecido con el Blog, nacido de la pandemia, que nos ha permitido acceder a tan interesantes diálogos.

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