Sabiduría milenaria

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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hands, teamwork, team-spirit

En estos tiempos de polarización e intolerancia, de odios y venganzas, de mentiras y divisiones, de individualismos y avaricia, es reconfortante escuchar voces de líderes que invitan a la solidaridad y la empatía, al diálogo y la integración, a la protección de la naturaleza y la búsqueda del bien común. Reconfortante y esperanzador, sobre todo cuando estas voces son de líderes políticos que tienen la posibilidad de gobernar sus países a la luz de esos principios.

El más conocido de esos líderes es, sin duda, don Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay, quien nos dio el último ejemplo de su integridad y calidad humana en el ya muy difundido discurso de su renuncia y despedida del Congreso, que es todo un llamado a la reconstrucción de la democracia desde la paz y el diálogo. “En mi jardín hace décadas que no cultivo el odio” dijo, para después abrazar a su enemigo político de toda la vida, el expresidente Sanguinetti.

Otro ejemplo reciente es el de David Choquehuanca, el dirigente aymará que acaba de ser elegido vicepresidente de Bolivia. Su discurso de posesión en el cargo (https://bit.ly/35wZUJf) no solo es un llamado a esos valores que hacen posible la convivencia en las modernas sociedades pluralistas y heterogéneas, sino que está profundamente enraizado en la sabiduría milenaria de los pueblos originarios de nuestra América.

Choquehuanca es un veterano líder campesino y sindical, muy activo desde los años 80, que en el 2006 fue Canciller de la República plurinacional de Bolivia, entre el 2006 y el 2017. Después del golpe de Estado que sacó a Evo del poder, encabezó junto con Luis Arce la campaña política que los llevó a ganar las pasadas elecciones.

Su discurso hubiera podido ser un ajuste de cuentas con el gobierno golpista que persiguió a los dirigentes del MAS, que reprimió violentamente a los indígenas y a los movimientos sociales. Pero en lugar de elegir el camino de la revancha y la polarización, hizo un llamado a superar las divisiones con una bella metáfora andina: “Vamos a promover las coincidencias opositoras para buscar soluciones entre la derecha y la izquierda, entre la rebeldía de los jóvenes y la sabiduría de los abuelos, entre los límites de la ciencia y la naturaleza inquebrantable (…). Nuestra verdad es muy simple, el cóndor levanta vuelo solo cuando su ala derecha está en perfecto equilibrio con su ala izquierda”.

Para Choquehuanca el futuro de Bolivia se construirá sobre los valores de su cultura milenaria: “Volveremos a nuestro Qhapaq Ñan, el camino noble de la integración, el camino de la verdad, el camino de la hermandad, el camino de la unidad, el camino del respeto a nuestras autoridades, a nuestras hermanas, el camino del respeto al fuego, el camino del respeto a la lluvia, el camino del respeto a nuestras montañas, el camino del respeto a nuestros ríos, el camino del respeto a nuestra madre tierra, el camino de respeto a la soberanía de nuestros pueblos.

Pongámosle fin a la intolerancia, a la humillación de los derechos humanos y de nuestra madre tierra. El nuevo tiempo significa escuchar el mensaje de nuestros pueblos que viene del fondo de sus corazones, significa sanar heridas, mirarnos con respeto, recuperar la patria, soñar juntos, construir hermandad, armonía, integración, esperanza para garantizar la paz y la felicidad de las nuevas generaciones”.

Mauricio Cabrera Galvis

Noviembre 15, 2020 

5 Comentarios

John Arbeláez 18 noviembre, 2020 - 9:14 am

Mauricio, recuperar el pensamiento de nuestros ancestros indígenas, que se veían a sí mismos como parte de la naturaleza, debe ser la tarea de todos los seres humanos luego del fracaso de nuestra decadente “modernidad” develada por la pandemia que aún nos azota.
Todos los sistemas políticos, económicos o sociales que traten de subyugar al otro, o a la naturaleza deben ser erradicados de los propósitos del ser humano durante su periplo vital sobre la tierra.

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César Augusto Torres Hurtado 18 noviembre, 2020 - 10:04 am

Así debe de ser. Cada uno debe empezar por su entorno. Si no tenemos paz entre nosotros nuestras familia esposa, hijos, hermanos, primos, vecinos etc, menos la vamos a tener con nuestro rivales. Seamos justos con todos los que están a nuestro alcance. Téngamos humildad Y dejemos la soberbia que seguro tendremos un mundo mejor.

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Jorge Luis Puerta 18 noviembre, 2020 - 11:17 am

La pregunta de ¿qué mundo le queremos dejar a nuestros hijos y nietos? nos puede ayudar en esta tarea…

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Maní Balcázar 18 noviembre, 2020 - 8:01 pm

Qué bueno sería, que todos creáramos una hermandad sólida, sin distingo de razas, religiones, pensamientos políticos, en fin, que pensáramos como hermanos unidos, por un solo pensamiento, La Paz, adherida a la Naturaleza y al bien común.

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Reynaldo Pareja 23 noviembre, 2020 - 12:58 pm

Mauricio, gracias por rescatar del olvido lo que los ancestros lograron alcanzar: la sabiduria de estar integrados a la naturaleza, a la red de hermanos, de los desconocidos, de los contrarios, y aun de los enemigos. Mientras sigamos fomentando, creyendo y actuando en contra de todo aquel que exprese un pensamiento diferentente al mio es imposible alcanzar una convivencia de paz y mucho menos de paz duradera. Mientras no tengamos un horizonte claro de cual es el bien mayor para la mayoria, cuales son los lazos que nos hermanan sin centramos en las diferencias, (que son nuestra riqueza como humanos), y nos decidimos por el dialogo constructivo que busque las coincidencias de pareceres para construir ese mundo de paz y equilibrio que tanto deseamos, no será posible avanzar como humanidad, como colombianos, como amigos. Gracias Mauricio por tu reflexion que lo pone de manifiesto e invita a llevar a cabo esta necesitada construccion colectiva.

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