A finales de 2019, y dentro de mi ejercicio de prospectiva anual, me atreví a nombrar el inmediato futuro como un año de consolidación, pero llegó el 14 de marzo de 2020. En Colombia ese fue el día en que empezó la peste. No lo olvidaré porque mis nietos cumplen años el 13 y el 14 de ese mes. Uno alcanzó a recibir a sus amiguitos; la otra, no.
He hecho mi prospección, fiel a mi concepto de prospectiva como “el conjunto de tendencias que predominan en los países y que permiten que los analistas las identifiquen y se incorporen a participar positiva o negativamente, según se sientan cómodos o no, con su desarrollo”.
Mi pronóstico es que 2022 será el año de la recuperación. Nadie duda de ello. Todos lo pronostican. Incluso mis hijos.
Nadie pudo pensar como posible que algo o alguien paralizara el planeta Tierra en menos de un mes. Uso “paralizar” aquí en sentido literal, físico, síquico y sociológico; Tierra se refiere a la totalidad de países y terrenos habitados por los seres humanos. No son metáforas, ni ciencia ficción. En los meses de marzo y abril de 2020, pasó todo eso. Hasta los líderes de algunos países se dieron algún recreo…
Veo a Biden y a Xi consolidando sus batallas comerciales y geopolíticas gracias a su poder y a sus indudables resultados internos y externos. Hasta el hambre de nuestros vecinos se estabilizará a costa del apoyo militar, político y comercial del bloque respaldado por la izquierda mundial. El Brexit entrará en clara recuperación; los gobiernos de Europa ‒España, Francia, Alemania, Italia‒ buscarán su cohabitación con los contrarios y las divisiones en Latinoamérica también mostrarán el mismo discurso con los mismos títulos, llamando izquierda o derecha al populismo de unos u otros. Finalmente, Colombia consolidará la paz parcial que se firmó en la víspera de las elecciones 2018-2022, lo cual mantendría la polarización, pero con múltiples jefes de escaso valor y poco liderazgo.
2022 será un año tranquilo, de recuperación personal y colectiva. Los investigadores de todas las ciencias físicas y sociales nos sorprenderán con sus descubrimientos y la impresionante cantidad de novedades. Esperamos un rebote en la economía: es fácil observar que para reconstruir la actividad económica ya contamos con la infraestructura; perdimos capital humano, pero podemos recuperarlo. Además, una vez superemos el pánico, podremos dedicarnos a identificar aspectos que ganamos en medio de la pandemia. Dimos saltos gigantescos en formas de vivir, de estudiar, de trabajar, en solidaridad, en disciplina social, en desarrollo tecnológico. El mundo digital será una realidad que cubrirá todas las actividades humanas.
Como mi interés es hacer prospectiva para el año 2022, dejaré a los historiadores de profesión, a los periodistas, a los sicólogos, sociólogos, médicos, huérfanos, gerentes, investigadores, ingenieros, enfermeras, a esos millones de héroes, dejaré ‒digo‒ la narración de la tristeza, el dolor, la tragedia, la presentación de la señora muerte y su convivencia con nosotros durante los pasados meses iniciales, los doce posteriores y los que todavía falten, mientras atrevidamente escribo estas ideas basado en nada diferente a la esperanza de que el fin de la peste esté cerca y se devuelva a sus sombrías moradas una vez más Jesús, nuestro Dios, nos libere de sus garras.
Vuelvo, pues, a temas más amables, como afirmo, siendo rabiosamente positivo (una prueba más de la teoría de la relatividad).
Hay solución
Los líderes tradicionales desaparecieron. Religiosos, militares, políticos, científicos, nadie señalaba el camino, nadie nos servía de guía. Nadie tenía experiencia. Todos, estupefactos, se encerraron en sus hogares. La fe, que según la literatura había dado esperanza en fenómenos similares del pasado, había sido abandonada.
Meses después la peste mantenía vigente la orden de quedarse en casa, impartida por las autoridades del planeta ante una segunda ola que creíamos sin fundamento, diferente a la esperanza de que fuera la última, y que el nuevo año trajera la disminución espontánea de contagiados, afectados y muertos. Los científicos nos ilusionaron con el acelerado proceso de encontrar vacunas que pudieran arrebatarle a la muerte aquellos que caían por montones en los primeros días del comienzo de la vacunación y el ahora poderoso concepto de inmunidad de rebaño. Cada político escogió su camino para vender su ramillete de ilusiones. A su vez, cada científico escogió su político. Pocos se atrevieron a pronosticar algo, con excepción de los que vieron una oportunidad política, pero el conteo de cadáveres ha continuado su ralentización…
El ser humano ‒mujeres y hombres‒ continuará su proceso evolutivo. Recibirá un gran impulso tanto en el conocimiento de sí mismo como en el de conocimiento del entorno. Volverá a triunfar y su evolución recibirá un gran impulso en el conocimiento del mundo y de sí mismo. Podemos estar tranquilos: no volveremos a vivir en cavernas y respetaremos mucho más la naturaleza y el medio ambiente.
Habrá nuevas oportunidades para materiales, para procesos, para grupos de investigación. Los chinos serán acusados de haber introducido el virus; por ello, les impondrán límites a sus investigaciones y ellos lo aceptarán, lo que abrirá nuevas oportunidades a los laboratorios de Europa occidental. A ese grupo se unirán los centros de investigación de Estados Unidos, país que sufrirá la vergüenza del caso Trump. Los países de nivel medio de desarrollo (India, México, Brasil, Colombia…). serán invitados a participar.
Finalmente, a más tardar a comienzos de 2022, la humanidad encontrará una respuesta a la “peste blanca”. Los que se sientan con mayor libertad de plantear hipótesis, soluciones y reunir mentes brillantes serán los del viejo grupo de la Unión Europea.
La investigación será el nuevo aglutinante. Y en la otra cara, el emprendimiento será el nuevo elemento administrativo al servicio de la gerencia de las organizaciones.
Habrá una búsqueda de respuestas entre iguales, para encontrar así las respuestas entre iguales. Deben encontrarlas: ¡de lo contrario, la humanidad se autodestruiría! Y eso nunca ha pasado. La vieja Europa volverá a guiar el desarrollo de todos los continentes. Estados Unidos tendrá por lo menos un año de vergüenza. De los grandes pequeños países deberá surgir un liderazgo tipo Merkel, Mitterrand, Thatcher o Macron…, o un joven político de gran capacidad de liderazgo. El Reino Unido estará ocupado, estableciendo las reglas de juego con sus vecinos.
Las economías mejor manejadas en la gran Crisis de la Peste Blanca fueron las de la Unión Europea, cuyas instituciones se manejaron y sobrevivieron con un modelo comunitario. Tan pronto vieron una luz por donde podrían tomar camino, lo emprendieron y lo ofrecieron a los países más pequeños.
Nótese que la situación de más orden, mejor manejo, mayor disciplina, más respeto a las reglas, etc., mostró sus bondades no solo para manejar la crisis, sino para encontrar soluciones en otros lugares, como hicieron Singapur, China, Taiwan, el Grupo del Pacífico ‒Chile, Perú, Colombia, México‒…
Colombia, mientras tanto, seguirá buscando al que diga Uribe… para las elecciones de 2022.
Prospectiva 2021
Hubo solución…
Con fe en la humanidad, en la evolución que nos había traído hasta aquí en el espacio y en el tiempo, pronostiqué el año pasado que encontraríamos una solución. Con rabia y angustia en medio de la oscuridad de millones de afectados, con los amigos, conocidos, parientes enterrados solos, sin ceremonias para no contagiarnos, los científicos desarrollaron en menos de un año la vacuna, lo que habían presupuestado llenos de dudas que podría hacerse en dos años. No fueron los chinos, a quienes efectivamente marginaron los científicos y políticos y culparon del virus asesino; fueron los norteamericanos y los centros de investigación de Europa occidental, una vez lograron despertar del golpe mortal que significó la parálisis y la falta de liderazgo de todo tipo en todos los continentes.
Hubo dos tipos de estrategia: la liderada por Trump y Bolsonaro (Estados Unidos y Brasil). Algunos países aceptaron la supremacía del virus y, por lo tanto, siguieron la vida económica que pudieron salvar. Otros países orientaron su esfuerzo en desarrollar la vacuna y para evitar muchas más muertes, casi todos pararon las actividades económicas y cerraron sus fronteras.
Las dos preguntas que debemos responder son: ¿ya pasó la pandemia o el ataque del covid es un conjunto de oleadas? En Colombia llevamos cuatro (en España, por ejemplo, van en la sexta ola). ¿Cuántas faltan?
Carlos Torres Hurtado
Enero, 2022
1 Comentario
Ojalá se cumplan estas optimistas predicciones. Con tantas variantes del Covid, y de remate año electoral, no lo veo fácil. Espero estar equivocado. Saludos