A finales del año anterior, y dentro de mi ejercicio de prospectiva anual, me atreví a nombrar el inmediato futuro como un año de consolidación.
Fiel a mi concepto, hice una prospección acerca del conjunto de tendencias que predominan en los países y que permiten que los analistas las identifiquen y se incorporen a participar positiva o negativamente, según se sientan cómodos o no con su desarrollo.
Para 2020 había prospectado a Trump y Xi consolidando sus batallas comerciales y geopolíticas, gracias a sus indudables resultados internos y externos. Hasta el hambre de nuestros vecinos se superaría a costa del apoyo militar, político y comercial del bloque respaldado por la izquierda mundial. El brexit entraría en clara consolidación, los gobiernos de Europa ‒España, Francia, Alemania, Italia‒ buscarían su cohabitación con los contrarios y las divisiones en Latinoamérica consolidarían dos claros bloques de lo que se ha querido calificar con los importados calificativos de izquierda y derecha. Finalmente, Colombia consolidaría la paz parcial que se firmó, en la víspera de las elecciones de 2022, y podría mantener la polarización, pero esta vez con múltiples polos de jefes de escaso valor.
Así, el año 2020 hubiera sido un año tranquilo.
Pero llegó el 14 de marzo de 2020. En Colombia, ese fue el día en que arribó la peste. No lo olvidaré porque mis nietos cumplen años el 13 y el 14 de ese mes. El niño lo celebró con sus amiguitos el 13. La niña tuvo que cancelarlo porque entramos a cuarentena generalizada y, además, la mitad de los invitados ya se sintieron enfermos. ¿Recuerdan lo que es cancelar el día anterior el cumpleaños de una niña de ocho años?
Como mi interés es hacer la prospectiva para el año 2021, dejaré a los historiadores de profesión, a periodistas, sicólogos, sociólogos, médicos, huérfanos, gerentes, investigadores, ingenieros, enfermeras, a esos millones de héroes, dejaré, digo, la narración de la tristeza, el dolor, la tragedia, la presentación de la señora muerte y su convivencia con nosotros durante los siguientes nueve meses y los que todavía falten. Mientras tanto, atrevidamente escribo estas ideas basado en nada diferente a la esperanza de que el fin de la peste esté cerca y se devuelva a sus sombrías moradas una vez más. Jesús, nuestro Dios, nos libere de sus garras.
Volvamos, pues, a temas más amables. Afirmo, entonces, que hay solución.
Siendo rabiosamente positivo (¡una prueba más de la teoría de la relatividad!), nadie pudo siquiera pensar como posible que algo o alguien paralizara el planeta Tierra en menos de un mes. Uso aquí “paralizar en el sentido literal, físico, síquico y sociológico; Tierra se refiere a la totalidad de países y terrenos habitados por los seres humanos. No son metáforas. En los meses de marzo y abril de 2020 eso fue lo que pasó.
Los líderes desaparecieron, lo mismo que los religiosos, los militares, los políticos, los científicos. Nadie señalaba el camino; no había un guía. Nadie tenía experiencia. Todos, estupefactos, se encerraron en sus hogares. La fe, que según la literatura había dado esperanza en fenómenos similares del pasado, había sido abandonada.
Nueve meses después la peste seguía recorriendo el planeta en una segunda ola que creíamos, sin fundamento, diferente a la esperanza de que fuera la última y el nuevo año trajera la disminución espontánea de contagiados, heridos y fallecidos. Los científicos nos han ilusionado con el concepto de vacuna y el ahora poderoso concepto de rebaño autoinmune. Cada político escogió su camino para vender su ramillete de ilusiones, A su vez, cada grupo científico hizo lo propio. Pocos se atrevieron a pronosticar algo claro y creíble, con excepción de los que vieron una oportunidad política. Entre tanto, el conteo de cadáveres continuaba.
El ser humano, como humano, continuará su proceso evolutivo. Recibirá un gran impulso tanto en el conocimiento de sí mismo como en el de su entorno. Volverá a triunfar y su evolución recibirá un gran impulso en el conocimiento del mundo y de sí mismo. Podemos estar tranquilos: no volveremos a vivir en cavernas, pero respetaremos mucho más la naturaleza y el medio ambiente.
Habrá nuevas oportunidades para materiales, procesos, grupos de investigación. Los chinos serán acusados de haber introducido el virus y por ello se impondrán límites a sus investigaciones y los aceptarán, lo que abrirá nuevas oportunidades a los laboratorios de Europa occidental. A ese grupo se unirán los centros de investigación estadounidenses, que sufrirán la vergüenza del caso Trump. Los países de nivel medio de desarrollo (India, México, Brasil, Colombia…) serán invitados a participar.
Finalmente, a más tardar hacia finales de 2021, la humanidad encontrará una respuesta a la “peste blanca” del coronavirus. Los que se sientan con mayor libertad de plantear hipótesis, soluciones y reunir mentes brillantes se ubicarán en el viejo grupo de la Unión Europea.
La investigación será el nuevo aglutinante.
Esta consistirá en la búsqueda de respuestas entre iguales. ¡Deberán encontrarlas, entre iguales! De lo contrario, ¡la humanidad se autodestruiría! Y eso nunca ha sucedido. La vieja Europa volverá a guiar el desarrollo de todos los continentes. Estados Unidos tendrá, por lo menos, un año de vergüenza. De los grandes pequeños países deberá surgir un liderazgo tipo Merkel, Mitterrand, Macron o Thatcher… o un joven político de gran capacidad de liderazgo similar al de ellos. El Reino Unido estará ocupado estableciendo las reglas de juego con sus vecinos.
Las economías mejor manejadas en la gran Crisis de la Peste Blanca han sido las de la Unión Europea, cuyas instituciones se manejaron y sobrevivieron con un modelo comunitario. Tan pronto tuvieron la visión de una luz por dónde podrían tomar camino, pudieron hacerlo y ofrecerlo a los países más pequeños. Nótese que la situación de más orden, mejor manejo, mayor disciplina, mayor respeto a las reglas, etc., mostró sus bondades no solo para manejar las crisis, sino para encontrar soluciones en países de otros continentes, como Singapur, China, Taiwan. El grupo del Pacífico ‒Chile, Perú, Colombia, México‒ sigue avante.
Colombia, mientras tanto, seguirá buscando al que diga Uribe… ¡para las elecciones de 2022!
Carlos Torres Hurtado
Enero, 20212021
7 Comentarios
Excelente, Carlos. Además de las grandes dotes que siempre te han destacado, ahora eres aurúspice. Me gusta tu visión positiva del futuro y concuerdo con ella. Como buen colombiano, sin embargo, estaré a la espera del milagrito que nos hará mejorar de un salto, lo que no logramos en años. Sigue escribiendo que eso nos beneficia a todos.
Humberto Sánchez Asseff
Y…quizás se fortalezcan varios de los organismos internacionales de cooperación. Y…los estados tendrán la oportunidad de establecer una colaboración más estrecha entre lo público y lo privado para ofrecer una atención primaria en salud. Se les hará más caso a los científicos -tan olvidados antes- se valorará mejor a la llamada “tercera edad” y a todas aquellas profesiones y técnicas dedicadas al cuidado de los humanos…
Me encanta ver que nos unimos en ver luces positivas en el horizonte de la humanidad y de los países unidos creciendo luego de la crisis. Después de la noche viene el día y ojalá todos aprendamos que solo juntos podremos salir de las dificultades y aprender de ellas. Bravo!!
La preocupación es sobre la capacidad de reflexión que tengamos para evitar o enfrentar con previsión las pandemias y otros riesgos posibles y de gran impacto para la humanidad. Saludos y gracias por tus comentarios.
La Alegría de leer este artículo tiene demasiadas aristas positivas que me llenan de inmensa felicidad. Doy gracias a Dios por tanta bondad de su parte. Comparto el positivismo del autor y su claridad de exposición.
Comparto la alegria de Cesar, no solo por la calidad del articulo y su claridad, sino por ser el mismo articulo el retorno de uno de nuestros colaboradores favoritos de este blog. Gracias por tu articulo, Carlos.
Afortunadamente tuvimos esa pandemia devastadora… y digo afortunadamente parodiando lo que se canta en semana santa: “O Felix culpa”
porque, gracias a la pandemia, la humanidad deberá realizar un proceso de reflexión a fondo para encauzar su desarrollo de otra manera, respetando el medio ambiente, respetando la naturaleza y estrechado los lazos de solidaridad entre todos los pueblos de la tierra como bien lo mencionas en tu excelente reflexión, Carlos. Felicitaciones por tu escrito que nos ayuda a levantar el ánimo y mirar el futuro con esperanza.