Breves respuestas a las grandes preguntas, obra póstuma de Stephen Hawking[1], es un libro bello y apasionante por el testimonio humano de su autor y por la actualización que ofrece del conocimiento del universo. Las dos primeras respuestas breves complementan varios de los temas expuestos anteriormente en El gran diseño[2] de Hawking y Leonard Mlodinow.
No soy físico y, por lo tanto, no tengo autoridad para comentar la obra completa y, menos aún, para criticarla. Sin embargo, con la comprensión que me permite la claridad del autor, sí puedo formular varias preguntas claves a las dos primeras breves respuestas y proponer dos hipótesis, o mejor, dos afirmaciones frente a ellas.
La primera pregunta que aborda Hawking es ¿Hay un Dios?; la segunda, ¿Cómo empezó todo?
Él relata que The New York Times publicó un titular en primera página que afirmaba: “No hay Dios, dice Hawking”, y añade que al lado aparecía una fotografía que lo mostraba como un petulante. La imagen de Dios, con un aspecto atronador, era un dibujo de Leonardo da Vinci. Luego aclara:
Hicieron que aquello pareciera un duelo entre nosotros dos. Sin embargo, no tengo ningún resentimiento hacia Dios. No quiero dar la impresión de que mi trabajo trata de demostrar o refutar su existencia.
Esta afirmación plantea dos asuntos muy importantes: por una parte, qué idea o imagen de Dios tenemos o nos formamos las diferentes personas, grupos y culturas y qué idea tiene el mismo Hawking sobre Dios; por otra, parafraseando lo que expresa, su interés en definir si el universo tuvo un comienzo y si puede explicarse ese comienzo por las mismas leyes de la naturaleza. Como otros científicos, considera como hipótesis más probable que el universo tuvo un inicio e intenta dar una explicación científica de que el origen del universo se debe a sí mismo.
En El gran diseño había afirmado:
Cuerpos como las estrellas o los agujeros negros no pueden aparecer de la nada. Pero todo un universo sí puede. (…) La creación espontánea es la razón por la cual existe el universo. (…) Si es finito –y esto debe demostrarse todavía‒ será un modelo de universo que se crea a sí mismo².
En Respuestas breves a las grandes preguntas Hawking había dicho:
El secreto está en uno de los hechos más extraños de nuestro cosmos. Las leyes de la física exigen la existencia de algo llamado ‘energía negativa’. (…) Cuando el Big Bang produjo una gran cantidad de energía positiva, simultáneamente produjo la misma cantidad de energía negativa. De esa manera, la energía positiva y la negativa suman siempre cero. (…) Significa que si el universo no agrega nada, entonces no necesitamos un Dios para crearlo. (…) Las leyes de la naturaleza nos dicen que el universo no solo podría haber aparecido sin ayuda, tal como un protón, sin haber requerido nada en términos de energía, sino que también es posible que nada haya causado el Bing Bang. Nada. (…) Antes del Big Bang el tiempo no existía. Finalmente hemos encontrado algo que no tiene una causa, porque no existía tiempo alguno en que pudiera haber una causa. Para mí eso significa que no hay posibilidad de un creador, porque no existía tiempo en el que pudiera existir un creador.
La complejidad del tema incluye las concepciones de materia-masa, energía y espacio. Pero
el campo gravitatorio no está difundido en el espacio: el campo gravitatorio es el espacio” (…). En el instante del Big Bang, algo maravilloso sucedió con el tiempo. El tiempo mismo comenzó. (…) El concepto de tiempo solo existe en el universo.
En otras palabras, ingenuamente imaginamos que el espacio y el tiempo son unos “contenedores”, dentro de los cuales se encuentra el universo. Sin embargo, ni el espacio ni el tiempo ”contienen” al universo, sino que se identifican con el universo.
Hawking utiliza una metáfora que nos sirve para confirmar las preguntas que vamos a hacerle a sus respuestas. Compara la energía positiva y la energía negativa con la imaginaria colina (+) que quiere construirse, para cuyo material se excava un hoyo (-) y así se compensan.
A pesar de las complejas explicaciones sobre el comienzo y evolución del universo, queda claro que siempre se parte de lo que ya existe: materia (+ y -), energía, espacio y tiempo. Sostiene que no se necesita nada “externo” a ellos para darles comienzo. La misma imagen de la colina y el hoyo puede ilustrar su compensación, pero ambos ya se suponen.
Así como el argumento de que la energía ni se crea ni se destruye, sino que solamente se conserva no sirve para explicar el origen del universo, porque esta premisa asume la energía existente, entonces ¿los argumentos de la respuesta sobre el origen de todo no parten de algo que ya existe para decir que dan origen a ese algo? Puede ser que las teorías del todo, la teoría unificada, las teorías de gran unificación, la conjunción de la teoría de la relatividad con la supergravedad, el principio de indeterminación de Heisenberg, la cromodinámica cuántica, la supersimetría, el modelo estándar, la teoría M… expliquen el desarrollo del universo desde el Big Bang en adelante, pero no explican el origen del Big Bang.
Decir que no hay que explicarlo porque antes del Big Bang no había tiempo, luego no hay un antes del Big Bang, es confundir el tiempo con la causa. Es parecido a afirmar que “z ocurrió después de x, luego z ocurrió por causa de x”. La ciencia no explica el origen del universo, ni demuestra por qué el universo llegó a ser.
Ahora bien, podría contraargumentarse preguntando ¿no pasa lo mismo con Dios creador? ¿Cómo puede Dios crearse a sí mismo, cómo puede Dios ser causa de Dios, cómo puede existir desde siempre, cómo podemos sustentar que Dios no tiene comienzo, cómo es posible que haya un creador si no existía tiempo en el que pudiera existir un creador?
Sin pretender comprender a Dios, ni comprender el acto de la creación (a lo más comprendemos lo creado: el efecto de la creación), sí podemos comprender que es razonable, que no es ilógico pensar en un Dios creador: Dios es, Dios no se crea, Dios no es causa de sí mismo, Dios no tiene comienzo, Dios no existe desde “siempre” porque “siempre” es una categoría temporal, porque Dios no existía en ningún tiempo anterior, pues no tiene tiempo ni necesita del tiempo. Dios no es causa de sí mismo, como si Dios fuera efecto (a la vez que causa): Dios no tuvo un comienzo.
Todas esas son categorías descubiertas en la naturaleza por la inteligencia humana que va conociendo cada vez más la naturaleza y, por eso, las leyes de la naturaleza se complementan cada vez más. Si conociéramos plenamente la naturaleza, el universo, las leyes serían definitivas y cerradas.
Los principios y leyes de la naturaleza se descubren en la naturaleza y se aplican a ella; no son aplicables a Dios, si Dios está por “encima” del universo. Causa-efecto no se aplica a Dios; tiempo no se aplica a Dios; espacio no se aplica a Dios; origen no se aplica a Dios; comienzo no se aplica a Dios; creado no se aplica a Dios. Ninguna de esas nociones ni teorías cobija a Dios; Dios no se supedita a esas categorías, ni a esos principios, ni a esas leyes. Todos pertenecen a la naturaleza, pero no a Dios, que es “por encima” o “por fuera” de la naturaleza.
Decir que algo se explica a sí mismo es irrazonable al referirnos al universo creado, mientras que al referirnos a Dios creador es razonable: Dios se explica a sí mismo o, más exactamente, no necesita explicación…, ni nosotros podemos explicarlo.
Hay algunas afirmaciones y preguntas de Hawking que son interesantes:
El universo es una máquina (¿?) gobernada por principios o leyes, que pueden ser entendidas por la mente humana (…); Las leyes de la naturaleza son una descripción de cómo las cosas funcionan realmente en el pasado, en el presente, en el futuro (…); ¿Se acabará el universo? (…) Nuestra especie humana no tiene gran historial en comportamiento inteligente.
(O, como constatan algunos pensadores, nos hemos hecho muy inteligentes, pero no hemos logrado alcanzar el crecimiento y la madurez política y moral para orientar y controlar nuestras inmensas capacidades intelectuales).
Hawking formula otras afirmaciones y preguntas más polémicas:
Conocer la mente de Dios es conocer las leyes de la naturaleza (…) y la conoceremos a final de este siglo [¿se agota en ellas la mente de Dios?] (…). Podemos definir a Dios como la encarnación de las leyes de la naturaleza, como algo impersonal (…), pero ¿pensar en un Dios personal? (…) ¿Qué estaba haciendo Dios antes de hacer el mundo? [¿antes?] (…) La gente quiere respuestas a las grandes preguntas, como por qué estamos aquí. No esperan que las respuestas sean fáciles y, por lo tanto, está preparada para luchar un poco por ellas.
Más aún, concluye con otras afirmaciones, pero no se sabe de dónde las deduce o las saca:
Probablemente no haya cielo ni vida futura. Opino que creer en otra vida es tan solo una ilusión. No hay evidencia fiable de ella y va en contra de todo lo que sabemos en la ciencia.
Eso es traspasar el campo de la Ciencia, de la Física…, pero sería materia de otro artículo. Por ahora, afirmo que la Filosofía necesita de la Ciencia y se apoya en ella, pero la Filosofía ofrece los fundamentos a la Ciencia, supera a la Física o va más allá de esta Física porque la Filosofía (meta-física implícita o latente) es la misma capacidad cognitiva del ser humano, que desarrolla la Física y las demás ciencias.
La trascendencia de Dios supera a la ciencia y a la filosofía (a la mente humana), pero no es irrazonable, ni la doblega. Solo la invita a inclinarse humilde, respetuosa y amorosamente ante el misterio de Dios.
______________________
[1] Hawking, Stephen (2018), Breves respuestas a las grandes preguntas. Crítica: Barcelona.
2 Hawking, Stephen y Mlodinow, Leonard (2010), El Gran Diseño. Crítica: Bogotá.
Vicente Alcalá Colacios
5 Comentarios
Excelente artículo. Muy claro. Los agnósticos científicos cuando se acercan a La causa primera tienen que recurrir a adverbios cómo “probablemente” “yo opino” porque carecen de cualquier evidencia científica para negarla. Tan “fácil” que sería quitarse un momento el traje del científico y ascender a la metafisica, ahí tal vez hablaría de un “probablemente” en dirección contraria. Gracias Vicente por tu artículo.
Vicentillo, nos dejas más inquietudes y preguntas que respuestas. Coincidencialmente estoy escribiendo sobre el tema pero con otra orientación filosófica que mencionas de pasada con la Teoría M y es la teoría de cuerdas, con Spinoza y otros científicos. Excelente tema. Felicitaciones!!!
Muy interesante artículo y al mismo tiempo con preguntas muy retadoras que estimulan la reflexión y posiblemente conducen al reconocimiento de que si bien ya sabemos mucho es en realidad muy poco lo que sabemos sobre Dios, el universo y la naturaleza. Es preciso continuar en esa búsqueda, pero quizás con el criterio de Agustín que nos conducía a “no buscar afuera pues en el corazón del hombre habita la verdad”, es decir Dios. Gracias y un cordial saludo.
Vicentillo, te felicito por tu articulo que de verdad nos lleva a preguntarnos y buscar respuestas fundamentales sobre nuestro orígen y el del universo mismo. Pienso que la ciencia y la fe no se contradicen sino que se complementan. Volveré a leer tu artículo para captarlo mejor.Gracias. Julio-María Cristina HIDALGO
Hola Vicente como algunos de tus compañeros, considero que nos quedan más peguntas que respuestas, pensando en Lonergan preguntaría: ¿se lograría el virtual incondicionado respecto a la trascendencia y misterio de Dios? Mientras tanto considero necesario renovar la visión de la ciencia y su lugar antropológico en el ser humano, quizá reconociendo una vez más la necesidad de la interdisciplinariedad, la razón en su amplio sentido, la filosofía sería el puente para articular ciencia y fe.
Gracias por el escrito.