Digo “momento de impacto extendido” porque hubo un momento, pero sus efectos duran hasta hoy.
Estaba yo en quinto de bachillerato -no sé cómo, pues no recuerdo haber aprendido casi nada en el Instituto de Almería- y la profesora de Filosofía dice “Alcalá tiene las ideas muy claritas”; claritas como la profesora, que era menudita. Corría el año 1957 y yo tenía 15.
No exagero al decir que no aprendí casi nada en bachillerato; prueba de lo cual es que aunque había terminado los cursos, no tenía yo Diploma de Bachiller, hasta que Pacho de Roux, no sé cómo hizo para que le mandaran desde la Universidad de Granada un diploma que se necesitaba para me pudieran dar el título de Licenciatura en Filosofía y Letras de la Universidad Javeriana.
¿Por qué impacto? No sé si inconsciente o consciente, pero lo cierto es que hasta 1963 en Chapinero, supe que yo era inteligente, como todos nosotros, y luego me di cuenta que yo no era simplemente Licenciado en Filosofía, sino filósofo. Eso no tiene mayor mérito, porque todos somos implícitamente filósofos, lo único es que yo fui siéndolo explícitamente.
No hice curso de Ciencias, como algunos de ustedes -y sigo sin conocerlas mayormente, aunque las admiro- de manera que pasé directamente de Humanidades a Filosofía. Tuvimos magníficos profesores como los padres Chucho Sáenz, Noriega, Gallego, Jaime Vélez… por nombrar algunos. Dirigidos por éste último, y con un equipo, escribimos “Curso de Filosofía”, en dos tomos, para V y VI de bachillerato, que utilicé en dos años de magisterio en Bucaramanga. Algunos alumnos, después de muchos años, me recordaron como profesor de filosofía con sincero agradecimiento.
Poco tiempo después, a otro grupo -esta vez de tres amigos- nos pagaron el contrato cumplido por elaborar un programa de Filosofía, pero que no admitieron porque este era “un programa para aprender a pensar, en vez de aprender Filosofía que era lo que se necesitaba”, según lo que opinó quien nos contrataba en el Ministerio de Educación. El nuestro se trataba de un programa de filosofía situacional: se planteaban situaciones comunes a los jóvenes, por ejemplo, “Nos gusta conversar con nuestros amigos” y seguían varias preguntas y diálogos, que posteriormente se complementaban con textos de algunos filósofos que trataban el tema; las situaciones se iban sucediendo en ámbitos más amplios progresivamente.
Casi cuarenta años más tarde, en el 2005, (hace ya 17) me vinculé al Grupo “Cosmópolis” en que estudiamos el método propuesto por Bernard Lonergan en Insight y en Método. Aquí supe, por ejemplo, que Teoría del conocimiento no es igual que Epistemología… Y toda la propuesta para la apropiación de la estructura dinámica del ser personal, capaz de conocimiento y acción moral, es valiosísima.
Sería largo hablar de eso, pero me pregunté y me sigo preguntando ¿Cómo es posible realizar las diversas operaciones mentales que Lonergan nos ayuda a identificar tan claramente (sensación, comprensión, reflexión, deliberación, decisión…)? y ¿por qué podemos lograr los diferentes niveles de consciencia que alcanzamos (consciencia empírica, consciencia inteligente, consciencia reflexiva, consciencia responsable, consciencia religiosa)?
Esto nos lleva a la Neurociencia, a preguntarnos por las condiciones biológicas necesarias para el pensamiento, la mente, la libertad efectiva, la responsabilidad y el amor… En eso estamos, como mostró la tertulia del jueves 24 de marzo de 2023, en la que dialogamos sobre las relaciones del cerebro y la mente.
Sobre este mismo problema de las bases biológicas de los procesos mentales y especialmente del entendimiento humano, estudié varias de las obras de los biólogos y filósofos Humberto Maturana y Francisco Varela, como El árbol del conocimiento, De máquinas y seres vivos, Biología del conocimiento, El fenómeno de la vida, Conocer: las ciencias cognitivas, entre otras. Tres preguntas importantes que formulan son: ¿Cuál es la organización del ser vivo? ¿Cuál es la organización del sistema nervioso? ¿Cuál es la organización básica de todo sistema social, que da origen a toda cultura?
En el ámbito de la filosofía moral, es necesario aludir al movimiento por una Ética mundial, promovido por Hans Küng, y a sus principios para una paz entre las religiones y las naciones.
Para mí, otro autor apasionante ha sido el filósofo y teólogo Joseph Ratzinger, luego Papa Benedicto XVI, que nos completa el itinerario hasta la Teología y la experiencia religiosa.
Hoy, a la altura de los 80 años, mi familia y el entorno físico abierto, en que vivo, impulsan mis búsquedas existenciales. La amistad, en las tertulias de exjesuitas y el blog, son un estímulo excelente para la reflexión y la expresión filosófica, y para el camino hacia la verdad y la sabiduría.
Vicente Alcalá Colacios
Mayo, 2023
5 Comentarios
Vicente: Es muy interesante tu periplo de formación como Filósofo. Para mí ha sido sorprendente y muy útil tu orientación sobre Lonergan a quien he llegado a conocer y disfrutar por tus orientaciones al respecto. Sinceros agradecimientos. Hernando
Vicente, no hay mejor expresion de un area del conocimiento que la que se vive reflexivamente como nos las compartido en este desglose de tu deambular filosófico. Brillante el acercamiento que hicieron con el pensum para los muchachos de bahcillerato pues una filosofia que no este ligada a la vida real, diaria, de poco o nada sirve para desarollar esa capacidad critica que todos tenemos, pero que pocos viven la oportunidad de cultivar. Ahora comprendo de donde sale tu agudeza critica en las intervenciones que tienes en nuestros encuentros cargados de potencialidad analitica. Sigue enriqueciendonos…
Vicente, enriquecedor tu periplo por los vastos campos de la Filosofía. Me gustaría leer tus conceptos sobre Baruch Spinoza quien para mí ha sido una revelación.
Muchas gracias John. En febrero de 2021 escribiste el magnífico artículo “Deus sive Natura”, tomando esta máxima de Baruch Spinoza como título del mismo. Yo escribiría hoy “Natura et Deus”. Todo somos uno, pero está presente el Otro. La naturaleza nos facilita la descripción de los datos, pero Dios nos revela su explicación. La naturaleza nos permite explicar la maravilla que ella es, pero no puede explicar por qué es así. Dios nos revela el origen de la naturaleza y hacia dónde va. No sólo el ser humano sino que toda la naturaleza es creada “a imagen y semejanza de Dios” y Él es el “punto Omega” hacia el que todo y todos nos dirigimos.
Vicente muy desfiante tu articulo sobre tu proceso de vida académico, gracias por enriquecernos con tus intervenciones en los espacios en que participas.