Elegir un libro entre tantos que, gracias a Dios, tuve la oportunidad de leer durante mi formación académica y en horas libres a lo largo de muchos años, es una tarea bastante difícil.
Sin embargo, me animo a presentarles uno que leí por primera vez al terminar filosofía y que en el transcurso de estos años he vuelto a leer tres veces. Se llama Érase un hombre pentafácico. Soliloquios, o quizá novela, de la ilustre escritora mexicana Emma Godoy (Guanajuato, 1918 – Ciudad de México, 1989). Tiene unas 400 páginas y fue publicado originalmente en 1961 por la editorial Jus.
Es una obra de lenguaje maravilloso y muy rica, llena de metáforas y frases poéticas, y de gran profundidad filosófica. Su contenido desarrolla soliloquios, o quizá es una novela, como indica el título de la misma.
Al comienzo del libro, ella dice: “Y si esta novela fuese leída, irritará sobremanera a los de izquierda y a los de derecha; lastimará a los hombres y a las mujeres, a los muy afectuosos y a los fríos, a los solitarios y a los comunicativos, a los filósofos y a los ignorantes, a la policía y a los delincuentes, a los que desdeñan las formas literarias anticuadas tanto como a los que no soportan las modernas, a los existencialistas y a los no existencialistas, a los siquiatras y a los pacientes”.
Godoy profundiza en cinco (de ahí el título del libro) valores o virtudes del hombre, repartidos en los siguientes temas:
– El libre albedrío.
– Lo espiritual, lo religioso.
– La razón.
– Lo trivial, lo mundano.
– Lo sentimental, lo sexual.
El verdadero protagonista es nuestra libertad. Su drama es la necesidad de decidir a cada momento. Vivir es el infinito cansancio de escoger. No en vano esta escritora era doctora en filosofía (Universidad de la Sorbona) y en Letras (UNAM).
Jaime Heredia
Mayo, 2021
1 Comentario
Interesante, Jaime, no sabía de ella. Voy a buscar su libro. Gracias y cordial saludo