Los Bancos Centrales y la Inflación

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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La gran mayoría de los bancos centrales de todo el mundo está subiendo sus tasas de interés para tratar (sin mucho éxito) de controlar la inflación. Hay excepciones notables como Japón, que ha mantenido su tasa constante y negativa desde 2016, y China, que las ha venido reduciendo desde la pandemia. ¿El hecho que la mayoría lo haga significa que es una política correcta?

Los países más agresivos en esta política son los ocho que la revista The Economist agrupó en lo que llamó la región de “Subilandia”, pues fueron los que más han subido sus tasas y empezaron a hacerlo más temprano. Estos son: Brasil, Chile, Hungría, Nueva Zelanda, Noruega, Perú, Polonia y Corea del Sur. Hasta ahora su receta no ha funcionado.

Según la revista, “no hay evidencia que su política haya sido recompensada con menos inflación”; más aún, “los problemas de inflación en Subilandia están empeorando, los mayores costos de endeudamiento no están quebrando la inflación, pero sí están quebrando la economía. El PIB está decreciendo a una tasa de -1 %, después de tener un crecimiento de 5 % el año anterior”.

Los tres bancos más poderosos del mundo ‒de Estados Unidos, de la Comunidad Europea y de Inglaterra‒ empezaron el año con nuevos incrementos: 0.25 % el primero y 0.5 % los otros dos, llevando las tasas a niveles que no se veían desde antes de la gran crisis financiera de 2008, pero también hay dudas sobre la eficacia de esta política y crecientes críticas por su impacto negativo sobre el crecimiento y el empleo.

Por ejemplo, el premio Nobel de Economía, J, Stiglitz -quien fue muy aplaudido en el Hay Festival de Cartagena, afirma que la subida de tasas no es la política adecuada para luchar contra la actual inflación. La razón: en esta ocasión la subida de precios ha sido causada por los choques de oferta generada por la pandemia y por la invasión rusa a Ucrania, y no por presiones de la demanda.

En estas circunstancias, dice Stiglitz, “subir intereses puede hacer más daño que bien, pues hace más costosas las inversiones que deben hacer las empresas para solucionar los problemas de oferta que dejó la pandemia”. Más aún, en mercados como el de vivienda, el de bienes de consumo y otros, “altas tasas de interés pueden inducir nuevos incrementos de precios, en la medida en que inducen a las empresas a reducir el valor futuro de perder consumidores frente a los beneficios de subir los precios”.

Frente a quienes argumentan que la subida de las tasas es necesaria para demostrar el compromiso de los bancos centrales de luchar contra la inflación, y así reducir la expectativas de inflación, el premio Nobel argumenta con un curioso ejemplo: “mi perro podría llegar a la misma conclusión cuando  le ladra a los aviones que vuelan sobre nuestra casa. Él podría creer que ha asustado a los aviones y que si no ladrara tanto, aumentaría el riesgo de que esos aviones le cayeran encima”.

La conclusión de Stiglitz es que subir las tasas tiene más costos que beneficios; sí pueden bajar la inflación, pero lo hacen frenando la demanda y generando recesión y desempleo. Su análisis y sus argumentos son para la economía de Estados Unidos. ¿Será que aplican también para Colombia? Habrá que discutirlo en otra columna.

Mauricio Cabrera Galvis

Febrero, 2023

2 Comentarios

Luis Alberto Restrepo M. 5 febrero, 2023 - 8:22 am

Excelente, gracias

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Humberto Sánchez Asseff 5 febrero, 2023 - 5:57 pm

Excelente, Mauricio. Muy orientador. Esperemos que el sanedrín colombiano te escuche.

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