La Educación Superior Abierta y a Distancia en Colombia fue reglamentada por el Decreto 1820 de junio 28 de 1983. Su artículo 5º establecía que “todo programa de Educación Superior Abierta y a Distancia, deberá utilizar por lo menos materiales impresos de autoinstrucción y la tutoría”. Mi libro fue una respuesta a esta exigencia.
El ICFES (Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior) publicó hace casi 40 años –en marzo de 1984– el Manual del Tutor, para el sistema de educación a distancia.
Este libro de 176 páginas surgió de mis estudios de oposgrado en educación, de la experiencia como docente en metodología de la enseñanza y diseño instruccional para profesores universitarios en una empresa llamada Educonsulta, en Colombia y Venezuela, y de la versión preliminar de un texto que me encargó el rector del INSE(Instituto Superior de Educación) de la Universidad de la Sabana, para la escritura de materiales educativos para enseñar a distancia, mediante módulos escritos.
El dueño de Educonsulta, cuando esta empresa iba a cerrarse, me sugirió aplicar a una beca de la Fundación Rotaria Internacional. Preparé la documentación y llené los requisitos para concursar. Me interesaba ir a Inglaterra, a la Open University, pues presentía que lo que en ese tiempo era educación por correspondencia iba a convertirse en educación a distancia. Me gané la beca en 1981, pero me la dieron para la facultad de educación de la Eastern Washington University, cerca de la frontera con Canadá… lo tomaba o lo dejaba, pues esa universidad no tenía una especialización en lo que yo quería.
Al regresar a Colombia, me vinculé con la Universidad de la Sabana (casi no entro, pues no les gustaba mucho que hubiera sido jesuita) y por esas casualidades de la vida –la persona que iba a escribir el capítulo sobre comprensión de lectura renunció porque su marido le llegó de sorpresa con un pasaje para tomar vacaciones en Miami–.
El 22 de diciembre entré al equipo que escribió el curso introductorio Metodología y estrategias de la educación superior abierta y a distancia, publicado en 1983, lanzado por el presidente Belisario Betancur en la plaza del barrio 20 de julio. Nos reuníamos en la sala de juntas de Cenpro, que gerenciaba Carlos Torres, en la carrera 7 con calle 59. En esa ocasión trabajamos de corrido, incluidos el 24 y 31 de diciembre y el 1º de enero. El ministro de Educación, Jaime Arias, apareció el último día del año para ver cómo iba nuestro trabajo. Había mucha presión, pues el libro tenía que estar impreso en febrero porque había un compromiso del gobierno.
En la Universidad de la Sabana me pidieron que diseñara un curso para tutores. Lo planeé para 24 docentes –ese número tenía la “magia” de que las actividades podían hacerse en grupos de 2, 3, 4, 6 y 12 personas–. Les gustó el diseño del curso, pero más les gustó la plata que podía recibir la universidad por cada matriculado y por eso, sin consentimiento mío, triplicaron el número de asistentes. Como alguno de ellos tenía algo que ver con el ICFES, al poco tiempo recibí una carta de ese Instituto que me pedía escribir un manual de tutoría y me daba 45 días para hacerlo. Me tomé 40 días en responderles, por lo que tuve cerca de tres meses a finales de 1983 y comienzos de 1984 para escribirlo.
Terminado este breve relato contextual, entro a responder qué significó para mí haber escrito este libro (he escrito otros más, pero fue el primero de mi autoría). En primer lugar, significó aplicar aquella frase atribuida a Cicerón intellectus apretatus discurrit (lo que podemos hacer en situaciones de apremio). Tuve que trabajar contrarreloj y no solo crear el texto, sino también mecanografiarlo, pues al gobierno le urgía responder al artículo 5º del Decreto 1820 de junio 28 de 1983, que reglamentó la Educación Superior Abierta y a Distancia en Colombia, el cual establecía que “Todo programa de Educación Superior Abierta y a Distancia deberá utilizar por lo menos materiales impresos de auto instrucción y tutoría”.
Significó, además, recuperar años de estudio y experiencia educativa para ponerlos al servicio de la comunidad que estudia en situaciones menos aventajadas frente a la universidad presencial.
Ahora, ¿qué significó para mí haber publicado el Manual del Tutor?. Aprendí que como autor debía intervenir en aspectos gráficos del libro –por ejemplo, tipografía y carátula–. Ambas resultaron fatales. El color de la carátula fue de un “rosado Soacha” (color que interpreta bien internet), y la tipografía, cuya fuente no me gustó, abusaba de la letra cursiva. Pero no había nada qué hacer. No hubo contrato de edición, ni tuve editor, pues en su urgencia el ICFES publicó el texto tal cual lo entregué. Tampoco tuve un revisor que me hiciera preguntas o comentarios.
Aprendí también que a los lectores no les gusta dar realimentación escrita al autor. Al final del libro había incluido un “Formulario de información de retorno”, que incluso pintaba unas tijeras y un punteado para que quienes respondieran cortaran por ahí y no tuvieran que arrancar dos hojas. No recibí ni una sola respuesta. Esa experiencia la repetí en la guía para docentes de cuatro Antologías históricas que escribí.
Gracias a la publicación del libro, el ICFES me contrató para ir a varias universidades regionales a hacer talleres de tutoría con profesores universitarios, lo que me permitió conocer de cerca cómo trabajaban los docentes el apoyo a estudiantes a distancia.
Finalmente, tuve la satisfacción de publicar el primer manual de tutoría para educación a distancia que hubo en Colombia y la insatisfacción de ver, años después, cómo pirateaban una parte del libro y lo ponían en una universidad a nombre de un tercero.
William Mejía Botero
Agosto, 2023
2 Comentarios
Enorme trabajo, trabajar por el país de cuyo esfuerzo se reciben ingratitudes oficiales, aunque queda la enorme satisfacción de haber realizado algo por le gente que lo necesita. Felicitaciones William. realizaste una gran labor por nuestro país, que también nos hace sentir orgullosos.
Hola, William: Aunque ya había escuchado tu presentación en la tertulia, releerla me agradó mucho, pues pude conocer mejor tu carácter de luchador y ganador, además de que eres muy metódico en tus proyectos. Qué bueno tener tu colaboración en nuestro grupo.