Home Actualidad Las 3 desigualdades

Las 3 desigualdades

Por Mauricio Cabrera Galvis
172 vistas
rich, poor, inequality-6940239.jpg
Download PDF

Voy a empezar por una perogrullada: el objetivo de un Ministerio de la Igualdad debe ser disminuir la desigualdad. Lo que no es evidente es de cuál desigualdad estamos hablando y cuál debe ser el foco de su trabajo, pues existen muchas clases. Hay desigualdades regionales, étnicas, de género, de oportunidades y varias otras, pero desde el punto de vista económico, hay tres clases de desigualdades que inciden en todas las mencionadas.

Una es la desigualdad en el acceso a los bienes y servicios básicos, que es la expresión de la pobreza; otra es la desigualdad en la distribución del Ingreso que refleja cómo se reparte lo producido en la economía, y una tercera es la desigualdad en la distribución de la riqueza, que depende de la acumulación originaria y de los procesos de reproducción del capital.

Desde hace más de 50 años todos los gobiernos han prometido en sus planes de desarrollo disminuir la desigualdad, pero apuntando siempre a la primera y, solo en los últimos años a la segunda. Como resultado se ha producido un paradójico desarrollo social: una notable reducción de la pobreza, sin ningún cambio en la distribución del ingreso y una mayor concentración de la riqueza.

Avances en la distribución de los bienes básicos.

Uno de los signos más visibles de la desigualdad social es la diferencia en el acceso a los bienes básicos como alimentación, salud, educación, vivienda, agua o energía, que no solo determinan la calidad de vida y el bienestar de los hogares, sino que condicionan las oportunidades de progreso en la sociedad. Por ejemplo, diferencias en la alimentación durante la niñez, la calidad de la educación recibida y -hoy en día- el acceso a Internet, condicionan de manera casi inexorable, las posibilidades de trabajo de las personas y, por lo tanto, sus ingresos futuros.

No existe un indicador que mida directamente la desigualdad en el acceso a los bienes básicos, pero sí existen medidas aceptadas que clasifican la población entre pobres que no tienen acceso y quienes sí lo tienen. Son dos los índices de Pobreza que calcula el DANE: el de Pobreza Monetaria que mide cuántas personas no tienen ingresos suficientes para adquirir la canasta familiar, y el de Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) que identifica a quienes no tienen salud, educación o vivienda con servicios. 

La Pobreza Multidimensional ha descendido de manera significativa en Colombia. En consecuencia, se ha avanzado en la construcción de un mínimo “Estado de Bienestar”, que ha permitido que más hogares tengan una mejor calidad de vida. La línea verde del gráfico es la evolución del IPM, que muestra cómo en la última década, el porcentaje de colombianos privados de estos bienes se redujo a menos de la mitad bajando del 26.5% al 12.9%. La explicación es el aumento de servicios y subsidios ofrecidos por el Estado en la cobertura de la salud, la educación, así como el acceso a vivienda propia. 

Dos comentarios para entender mejor el significado de esta evolución. Primero, el IPM no aumentó durante la pandemia (2020), aunque mucha gente se quedó sin comer, puesto que allí no está incluida la alimentación. Segundo, la disminución del IPM no implica que se haya disminuido la desigualdad en el acceso a estos servicios básicos porque el índice no mide la calidad de éstos. El caso más claro es el de la educación, donde la diferencia entre los colegios privados y los públicos sigue siendo enorme.

En cuanto a la Pobreza Monetaria (línea roja) la historia es diferente. El crecimiento económico impulsado por la bonanza de los hidrocarburos durante los primeros años de la década pasada y la consiguiente creación de empleo, permitieron que disminuyera el número de personas sin ingresos suficientes para adquirir la canasta básica de bienes, hasta llegar al 34,7% en el año 2018. 

El año siguiente hubo un pequeño aumento, pero en el 2020 la pandemia y la demora y la insuficiencia de los auxilios del gobierno hicieron que explotara la pobreza a niveles aún mayores (42.5%) que en 2012. En los dos últimos años se revirtió un poco este aumento, pero el porcentaje de personas en situación de pobreza es muy similar al de diez años antes.

La mala distribución del ingreso no ha mejorado

Los logros en materia de disminución de la pobreza y de acceso a los servicios básicos no han modificado las profundas desigualdades en la distribución del ingreso y la riqueza que existen en Colombia. Según el Banco Mundial, el GINI en 1992 era de 51.5, mientras que el porcentaje de personas en pobreza era superior al 50%. 30 años después los pobres han disminuido y la distribución del ingreso ha empeorado pues el GINI ha subido a 55.6

Con las cifras del DANE se tiene que en 2012 el coeficiente GINI del ingreso era de 53.9 y 10 años después es más alto (55.6), a pesar del crecimiento económico, la gran disminución en la pobreza multidimensional y el aumento de los ingresos monetarios de los pobres. La razón es muy simple: los ingresos de los ricos han subido más. Cuando la marea sube todos los botes suben, pero los que no tienen bote apenas sobreaguan o se pueden ahogar.

Una forma gráfica de ver la baja correlación entre la disminución de la pobreza y la mejoría en la distribución del ingreso es observar las variaciones que han tenido estos dos indicadores desde el 2012. Mientras que la pobreza (línea roja) bajó 15% hasta el 2018, el GINI (línea azul) solo bajó 5.8% hasta 2017 y volvió a subir casi dos puntos el año siguiente. Con la pandemia ambos subieron, pero en la recuperación de 2021 la pobreza bajó y el GINI siguió subiendo.

¿Por qué los más ricos siguen teniendo la misma tajada del pastel si mejoran los ingresos de los más pobres? La respuesta es compleja, pero una de las razones es porque la riqueza está muy concentrada y los frutos del desarrollo los acaparan unos pocos, como se verá a continuación. 

La aberrante concentración de la riqueza

Por razones de espacio, este será el tema de la próxima columna.

Mauricio Cabrera Galvis

Artículo publicado en Cambio, Cali, octubre 6 de 2023

3 Comentarios
0

También te gustara

3 Comentarios

Vicente Alcalá 19 octubre, 2023 - 9:49 am

Excelente explicacion y motivacion para esperar la “segunda entrega”
Gracias Mauricio

Respuesta
Luis Hernando Rodríguez 19 octubre, 2023 - 3:47 pm

Mauricio: Como lo muestra Piketty,Th .(2019), la creciente concentración de la riqueza es algo que se viene dando en todo el mundo desde los años 1980-1990, alcanzando niveles tales como que la participación del 1% más rico en el Ingreso nacional sea del 20%, como es el caso de Colombia (1990-2010) y Estados Unidos (2012), y del 29 % en el caso de Chile (2012) !!. Como lo señala igualmente Piketty, este fenómeno coincide en el tiempo (está correlacionado) con disminuciones significativas en la tasa de tributación de los ingresos más altos. Saludos.

Respuesta
Mauricio Cabrera 22 octubre, 2023 - 7:32 pm

Luis H, te me anticipaste a mi siguiente artículo que es sobre la concentración de la riqueza. Un tema que no menciono allí es lo que dices d la correlación entre lamayor concentración y la educación de las tasas de tributación de los más ricos. Es muy importante, pues de allí ese derivan conclusiones muy claras ara la política económica.

Respuesta

Deja un comentario