Einstein dijo: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”.
Hasta este momento la gente mayor ha vivido más. No han fallecido de muerte prematura ni repentina, tampoco de un cáncer terminal o en un accidente. Tienen por delante menos tiempo de vida que los más jóvenes, y lo saben, esa es su certeza, pero ya no tienen encima las incertidumbres que se padecen en la juventud sobre tantas cosas. Sin dejarse mortificar, ojalá que no, con la frase triste del filósofo que definió al humano como “un ser para la muerte”, los adultos mayores, grupo al que pertenecemos quienes ya superamos la barrera de los sesenta y tantos años, no buscamos aventuras sin rumbo, pero sí las de un mundo mejor que este, en lo que nos queda por vivir.
Sobrevivientes hasta ahora del naufragio, somos, eso sí, seres vulnerables que podemos morir más pronto que tarde del Covid-19 si nos contagiamos. Por eso nos clasifican entre quienes van a recibir de primeros la vacuna, lo cual puede ser visto como una ventaja. Ese es el balance provisional que nos arroja el presente. Pero cargamos con un dolor punzante cuando miramos a nuestros hijos, a los nietos y sobrinos, a los estudiantes jóvenes, a quienes les enseñamos algo sobre la vida, porque a ellos les aguarda un futuro aún incierto a mediano y largo plazo. Es verdad que el porvenir siempre ha sido un desconocido que, paradójicamente, es la semilla de la esperanza. Me han surgido estos pensamientos tras leer las noticias sobre los bachilleres de distintas regiones del país que batieron el récord al obtener el máximo puntaje, 500 sobre 500, en las pruebas Saber del Icfes. Lo que supone que en el año 2020, cuando todos se encontraban en el mayor encierro inimaginable por causa de la pandemia, sin asistir a clases presenciales, estudiando en sus casas frente a un computador, se sobrepusieron a las circunstancias adversas, contrariando al miedo, la angustia, el desespero, que esta insólita situación producida por el virus nos ha causado. No tienen el futuro asegurado, es cierto, pero sí cuentan con su propia voluntad de superación, con la voluntad de poder, en el mejor sentido en que Nietzsche la entendió, para labrar un mundo diferente, quizás completamente nuevo.
Lo que se anuncia es un mañana de mayores conflictos regionales, de calentamiento global, de desempleo, de pobreza. Pero lo que estamos presenciando, al tiempo, es que la ciencia y los conocimientos avanzan enormemente. Hay cientos de miles de científicos investigando problemas concretos y encontrando soluciones, si no perfectas al menos deseables, como es el caso de la vacuna contra el coronavirus, las propuestas económicas para lograr un mundo con un enfoque que alivie la pobreza global como lo hicieron los Premio Nobel de Economía 2019, las acciones colectivas crecientes para enfrentar el deterioro del medio ambiente como lo promueven Greta Thunberg y las nuevas medidas del presidente Biden. Como si hablara a través de los jóvenes de los mejores puntajes del Icfes, Einstein había dicho: “Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”
Jesús Ferro Bayona
Abril, 2021
7 Comentarios
Me encanta el enfoque realista y positivo del autor. La juventud es una combinacion de fascinante incertidumbre mezclada con las innovaciones deslumbrantes a través de los siglos. Para quienes tenemos la certeza que estamos terminando nuestro ciclo, nos regocijamos en la labor cumplida y en las bases que dejamos a las nuevas generaciones.
Silvio:
Gracias por tu comentario y que sea esta una oportunidad para saludarte.
Jesús
Me encanta y agradezco mucho el optimismo que nos brinda tu escrito.
Gracias,Carlos, por tu comentario.
Jesús: gracias por un llamado al optimismo y a la esperanza en un mundo afligido por el Covid19. Mientras haya voluntad de esfuerzo y superación existe esperanza de futuro a pesar de la incertidumbre. Saludos
Gracias,Carlos, por tu comentario.
Gracias, Hernando. Recibe un saludo.
Estimado Chucho, nada como una nota de optimismo equilibrado que reconoce los retos, los deficits pero encuentra en el futuro que los jovenes han de construir un eslabon de esperanza, Que tu optimismo se derranme sobre los tuyos y a quienes sigues influyendo.