La Inteligencia Natural, pensaba Jean Piaget, educador suizo, es innata en nosotros y lo que hacemos es desarrollarla desde niños; desde coger las cosas con las manos, aprender con ellas a hablar y a contar números, hacer abstracciones, operación que nos lleva a pensar, tener ideas e inventar, que equivale a decir que los humanos somos los creadores de la inteligencia artificial y de sus máquinas.
Las noticias sobre automóviles que no necesitan un conductor al volante para moverse son ya comunes. En medicina los avances de la tecnología son asombrosos: robots que “operan” las cataratas de los ojos con la intervención y control del oftalmólogo; cirugías robóticas Da Vinci que permiten al cirujano extirpar un tumor con mayor precisión y visualización que antes.
El récord de noticias sobre las máquinas que ya parecen reemplazar al ser humano lo alcanzó hace unos días el ChatGPT basado en inteligencia artificial que dialoga con los humanos relacionando conceptos, elaborando respuestas complejas con “ideas” y recomendaciones en lenguaje claro y sencillo, y más rápida que la que daría un individuo a quien le tomaría horas, quizás días. Fantástico.
Lo que viene en el desarrollo de nuevas tecnologías, además de ser imparable, no se lo puede uno imaginar porque no cabe en la mente humana desbordada por la inteligencia artificial que, vale decir, es un invento humano, salido de la investigación humana en laboratorios de alta complejidad. Ojalá nos quede vida para ver tanta maravilla y sobre todo para beneficiarnos de ella.
Me falta aún tiempo para ver cómo funciona el ChatGPT y hacerme una idea más precisa y sacar conclusiones. Lo que sí sé, y tenemos experiencia igualmente asombrosa al respecto, es que el homo sapiens lleva cientos de miles de años empleando y aplicando su inteligencia natural.
En sus paseos por los campos sembrados de flores y árboles, el pensador suizo del siglo 18, Jean-Jacques Rousseau, hablaba largamente consigo mismo para concluir que el hombre y la civilización se han ido apartando de la Naturaleza, de donde provienen; -“nuestro antepasado el árbol”, como dijo el pensador colombiano Andrés Holguín-.
Ese distanciamiento se ha convertido en una oposición, hasta el punto que ser civilizado se expresa en la explotación de la Naturaleza. Esa explotación es el foco de la reflexión y de los movimientos ambientalistas actuales para detener la destrucción de nuestro entorno natural y volver, aunque sea en parte, a una armonía con ella, condición de nuestra supervivencia como especie.
Así pues, los humanos somos los creadores de la inteligencia artificial y de sus máquinas. No al revés.
Jesús Ferro Bayona
publicada en EL HERALDO de Barranquilla, Colombia.
Febrero, 2023
2 Comentarios
Detrás, delante o dentro del ser humano y de todo lo que existe está la Inteligencia Creadora que se ramifica y sigue diversificándose en el Árbol de la Vida. Consciencia Universal que nos contiene y se expande en continua creación. No, no somos los reyes del universo, pero somos tan importantes como el resto de lo creado.
Querido Jesùs Ferro, en el artìculo de antier y en este tuyo, coincidimos en algo obvio y es que la Inteligencia Artificial es producto de la Inteligencia Natural Humana. Tambièn coincidimos, si miramos atrás, en la maravillosa evoluciòn de la Inteligencia Natural y, si miramos hacia delante, en lo desconocido todavìa de los avances que vendrán. La tercera coincidencia està en lo que no dijimos: que el ser humano es mucho màs que Inteligencia, y esto nos da para seguir escribiendo.