La Iglesia y la eutanasia

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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Vuelve a agitarse el debate sobre la eutanasia en Colombia, esta vez por cuenta de un importante avance que trae una nueva sentencia de la Corte Constitucional y de la esperada, pero sorpresiva, respuesta de los obispos colombianos. Ambas abren nuevas esperanzas para personas y familias enfrentadas a situaciones dolorosas e irreversibles.

La Corte reiteró su posición de que toda persona tiene la libertad y el derecho a elegir una muerte digna, y que el personal médico que lo ayude a morir no comete un delito cuando se cumplen ciertos requisitos. El avance de la nueva sentencia consiste en ampliar los casos en que puede solicitarse la eutanasia, de nuevo como un derecho y no como una imposición forzada.

Antes se exigían tres condiciones: que el paciente sufriera una enfermedad terminal, que padeciera un dolor intenso y que fuera una decisión voluntaria y consciente, incluso bajo la forma de voluntad anticipada de un paciente en coma. Ahora se permite también a pacientes con enfermedades graves e incurables, aunque no terminales, como por ejemplo el Alzheimer, que es una especie de muerte en vida.

Las reacciones frente a la nueva doctrina eran previsibles. De una parte, aplausos y reconocimiento de quienes propugnan por un Estado donde no se imponga a nadie vivir según las creencias de otros, por respetables que sean; de otra, críticas y rechazo de quienes piensan que la vida de los demás debe sujetarse a su propia fe.

Paradójico que así como en Estados Unidos algunos de los más fieros opositores al aborto son los más fervientes partidarios de la pena de muerte, acá algunos de los opositores a la eutanasia propugnan también por el porte de armas con la posibilidad de matar a otros. Para estas personas uno no puede disponer de su propia vida, pero sí de la de los demás.

La sorpresa del comunicado de los obispos no es que rechacen la eutanasia, sino el diálogo que proponen, sin mencionar el usual argumento de que Dios es el único que puede decidir sobre la vida y la muerte. Después de muchos siglos en que la Iglesia se alió con los poderes terrenales para matar por sus propias manos –como en la Inquisición- o justificar que los gobiernos mataran, carecía de sentido invocar ese argumento.

 Por el contrario, su posición es plantear consideraciones sobre el tema para contribuir al diálogo “en medio de la realidad democrática y pluralista de nuestra nación”. Se nota el espíritu de misericordia que ha predicado el papa Francisco cuando señalan que las condiciones de grave enfermedad “deben afrontarse con profunda delicadeza y respeto, ya que son situaciones dolorosas, que ponen a prueba a la persona en su integridad y a su entorno familiar”.

Se destaca también el llamado a la solidaridad y el cuidado de los enfermos por la familia, pero sobre todo por el deber del Estado de brindar la atención y los cuidados paliativos, especialmente a los más pobres. Su esperanza es que esta solidaridad haga declinar la intención de terminar con la propia vida.

En mi modesta opinión el rechazo tajante de los obispos es a la eutanasia impuesta por terceros, lo que comparto, pero se han acercado a conceptos teológicos como el de Hans Küng, quien sostiene que Dios nos ha dado la libertad hasta para decidir sobre nuestra propia muerte.

Mauricio Cabrera Galvis

Agosto, 2021

4 Comentarios

Eduardo+Jiménez 1 agosto, 2021 - 12:00 pm

Difícil y muy delicado tema, y Mauricio lo trata con mucha propiedad y altura. Gracias.
Supongo que este es un tema que debe ser regulado con mucha prudencia, Hay casos donde parece que se justifica, pero también es apropiado tener en cuenta que no debe ser aprobado a la ligera, para evitar que, por razones talvez crematísticas, terminen “eutanasiando” a alguien a quien le quedaban algunos años más de vida. Saludos

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Jorge+Luis+Puerta 1 agosto, 2021 - 6:44 pm

Mauricio: me parece fenómeno que un “economista serio” opine tan fundamentadamente sobre este derecho humano básico. Aplaudo.

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MartaElena+Andrade 2 agosto, 2021 - 5:31 am

Profunda y seria reflexión. GRACIAS

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MARÍA TERESA HERRAN 4 agosto, 2021 - 11:06 am

Gracias por este análisis tan profundo como el que hizo sobre la desigualdad. Una manera de aportar claridad es afiliarse con anticipación a organizaciones como el Derecho a Morir Dignamente. Saludo. MTH

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