¿Inflación o déficit fiscal?

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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Una de las herencias más complicadas que recibió el gobierno Petro de su antecesor es el manejo del precio de la gasolina, que lo tiene entre la espada y la pared: si lo aumenta, va a presionar la inflación al alza y a generar fuertes protestas sociales, pero si no lo aumenta, va a incrementar el déficit fiscal en cerca de 28 billones de pesos.

El problema del manejo del precio de la gasolina surge de la gran diferencia que hoy existe entre el precio del galón de combustible que pagamos en las estaciones de servicio (entre $9200 y $9600, según la ciudad), y el precio que deberíamos pagar con el barril de petróleo alrededor de 100 dólares (unos $17.000). 

Ese diferencial de precios debe cubrirlo el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), que le paga a los productores de gasolina la diferencia. Con un consumo doméstico de unos cuatro millones de galones de combustibles (gasolina y diésel) al año, y un subsidio de $7000/galón, la cuenta de cobro al FEPC será de $28 billones en 2022 y la única fuente de recursos para pagarlos es el presupuesto nacional, es decir, mayor gasto público y mayor déficit. 

Se supone que el FEPC se creó para evitar la volatilidad ‒hacia arriba y hacia abajo‒ del precio de la gasolina, para generar ahorros cuando el precio internacional del petróleo baja y subsidiar cuando ese precio sube. Pero en los últimos años no ha funcionado así. En la pandemia el barril de petróleo cayó en promedio 20 % y, en lugar de dejar el precio interno fijo para generar ahorros, se redujo de $9700 a $8300 (disminución de 15 %). 

El problema se agudizó en el último año, pues mientras que con la devaluación y el precio internacional el barril de petróleo pasó de $270.000 a $480.000 (incremento de 185 %), el galón de gasolina solo llegó a $9500, un precio menor que antes de la pandemia. 

Por razones políticas (año electoral), el gobierno Duque no empezó a ajustar el precio de la gasolina y le dejó el problema al nuevo gobierno, proponiendo un aumento de $250 mensuales en el galón de combustible, pero solo a partir de este mes de agosto. Si lo hubiera hecho desde que empezó a subir el precio del petróleo y la inflación era más baja, el déficit del FEPC para este año sería menor en unos nueve billones. 

El dilema que enfrenta el gobierno Petro es que si decide reducir el déficit del FEPC ‒siguiendo la amable recomendación de su antecesor‒ en este momento generaría un aumento adicional de la inflación, que ya bordea 11 %, y eso que hasta ahora no ha sido afectada por el precio de los combustibles como si lo ha sido en Europa y Estados Unidos. 

En efecto, la inflación en esos países es un poco menor que en Colombia (entre 8 % y 9 %), pero allá la ha causado el aumento de los precios de los combustibles, que ha sido de 32 % en Estados Unidos y de 38 % en Europa. En nuestro caso, los precios que más han subido han sido los alimentos y la electricidad, ambos en más de 25 %, mientras que los combustibles solo se han incrementado 8 %. 

Una posible alternativa es compensar la subida de la gasolina con una baja en las tarifas de electricidad, que han subido sin justificación económica.

Mauricio Cabrera Galvis

Septiembre, 2022

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