Igualdad, equidad y dignidad (I)

Por: Carlos Torres
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En los últimos 50 años ha penetrado en el mundo el concepto de la desigualdad como uno de los elementos negativos de nuestra sociedad y, por tanto, desde todos los ángulos ideológicos, religiosos, políticos, económicos, etc., se han establecido políticas y metas, y formulado planteamientos a favor de la igualdad. 

En los últimos 50 años ha penetrado en el mundo el concepto de la desigualdad como uno de los elementos negativos de nuestra sociedad y, por tanto, desde todos los ángulos ideológicos, religiosos, políticos, económicos, etc., se establecen políticas y metas, y se formulan planteamientos a favor de la igualdad. 

Las agencias internacionales, con sus modernos elementos de medición, han creado un indicador para que las naciones, los pueblos, las ciudades y en general los grupos humanos se midan a sí mismos: el índice de Gini. Este índice mide qué tanto de los ingresos de una población (ciudad, país, región) reciben los diferentes grupos en que pueden agruparse sus habitantes, desde los más pobres a los más ricos. Si todos los grupos recibieran exactamente lo mismo, el índice sería cero y la igualdad, total; si, por el contrario, solo el grupo de los ricos recibiera todo, el índice sería uno y la desigualdad, máxima.

Con vergüenza los países de mayor índice tratan de justificar su estado actual de desigualdad y hacen promesas de corregirla, mientras se publican y divulgan las tablas de ordenamiento de las naciones en relación con dicho índice. La ONU, la CEPAL, el Banco Mundial, el BID y, en general, todos los entes multilaterales buscan establecer metas y generar mecanismos de medición, impulso y apoyo para combatir la desigualdad. Los políticos hacen eco del tema y sus campañas tienen necesariamente la lucha de la desigualdad como una de sus banderas.

En el fondo de todo este esfuerzo hay una idea clara: hay que eliminar la desigualdad. En el trasfondo hay conceptos relacionados: la pobreza, el hambre, el subdesarrollo. No es aceptable que unos pocos reciban una cantidad importante de los beneficios de la sociedad, mientras otros pasan hambre a niveles desgarradores. Esas realidades son insultantes contra la dignidad humana y, por tanto, para los pueblos no basta con crecer y desarrollarse: al mismo tiempo se requiere suprimir la desigualdad.

Algunas pocas voces se han atrevido a dudar del planteamiento anterior. En un trabajo que está en preparación daremos cuenta de este grupo de insurrectos. Por ahora basta mencionar que existen actualmente y han existido a lo largo de la historia. Aunque es políticamente incorrecto dudarlo, intelectualmente se puede preguntar si la correlación igualdad, equidad, dignidad es total como el planteamiento lo supone. Algunos países como Colombia han logrado desarrollar de manera amplia sus clases medias y disminuir sustancialmente la pobreza extrema y la pobreza en general. Sin embargo, según la medida del índice de Gini, sigue mostrando una alta desigualdad. ¿Será un problema del índice como indicador o del tema en su esencia?

 El concepto de pobreza se ha enriquecido con nuevas realidades y se diferencia la pobreza por ingresos de la pobreza multidimensional, es decir, una familia puede tener escasos ingresos, pero recibir una calidad de vida mejor por los servicios que la sociedad ha diseñado y de los cuales se beneficia, como educación gratis, salud, servicios públicos, recreación, etc. ¿Cómo se incorporan estas realidades en la temática dicha? 

En próximas entregas presentaré algunas ideas que buscan aclarar los conceptos y dejar las bases para una visión práctica de la lucha por la dignidad humana. Analizaré si realmente acabar la desigualdad es un objetivo deseable o es un desenfoque que crea confusión para objetivos más dignos y profundos, como la equidad y la dignidad humana. 

¿El desarrollo del ser humano debe ir hacia la igualdad entre todos? ¿Esta dignidad se logra si todos somos iguales? ¿Es equitativo que todos reciban lo mismo?

Carlos Torres H.

Marzo, 2021

3 Comentarios

John Arbeláez 11 marzo, 2021 - 9:55 am

Carlos, se vislumbra que estás preparando un planteamiento interesante, que puede ser a la vez polémico y que esperamos con verdadero interés. El tema de la desigualdad de la familia humana, en general, podría estar mediada por la genética o por la cultura de los pueblos, o inclusive, por las religiones? No me atrevo a afirmar nada pero me llama la atención la postura del Calvinismo de los países del norte, con relación a la riqueza, comparándola con la religión católica imperante en Sur América. Dos posiciones distintas, hasta antagónicas, con miras a alcanzar el “cielo”.

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Daniel Torres 12 marzo, 2021 - 1:57 pm

Interesante planteamiento Carlos. A donde puede llegar el profundizar un planteamiento sobre que en realidad todos los hombres somos diferentes y en razón de nuestras diferencias todos no tenemos ni los mismos deberes ni los mismos derechos…

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Alfredo Malavet 12 marzo, 2021 - 4:08 pm

Que buen artículo!

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