HAY Verdad, padre Pacho, HAY

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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Volvió el Hay Festival a las calles de Cartagena. El año pasado el confinamiento y la pandemia obligaron a que esta fiesta de la palabra fuera virtual y que en lugar del encuentro cercano con escritores y las tertulias sin final con amigos y desconocidos, tuviéramos que verlos por Internet en la soledad de nuestras habitaciones.

Este año, todavía limitados por el virus, el gran esfuerzo de los organizadores logró un festival mixto, con unos eventos presenciales, otros virtuales y la posibilidad de verlos todos en la página web del festival. El resultado fue maravilloso, entre otras cosas porque la tecnología permitió la participación a distancia de personalidades como el artista chino Ai Weiwei, la filósofa Adela Cortina o el expresidente español Felipe González.

Hubo temas y autores para todos los gustos. Por supuesto, la literatura; la internacional con el nobel africano Wole Soyinka o autores ya consagrados, como Leonardo Padura, Irene Vallejo (la de El infinito en un junco) y Jonathan Franzen. Y la nacional, con escritores bien conocidos como Juan Gabriel Vásquez, Evelio Rosero, Pablo Montoya o Ricardo Silva, para no citar sino unos cuantos.

 La “maldita desigualdad” fue un tema predominante, con la presencia del economista Tomás Piketty junto con otros autores que la analizaron desde perspectivas políticas, filosóficas ambientales y de género. Se habló también de las amenazas a la democracia, del papel del periodismo con el punzante diálogo de Los Danieles, de la emergencia climática y de la corrupción de la farmacéutica norteamericana, que se ganó millones de dólares vendiendo opiáceos adictivos.

Para varios de los asistentes, uno de los conversatorios más impactantes fue el de la periodista María Ximena Duzán con el sacerdote jesuita Francisco de Roux*, presidente de la Comisión de la Verdad. Emocionante fue el largo y conmovedor aplauso con que lo recibió el auditorio, merecido reconocimiento a una vida dedicada a los pobres y a la construcción de la paz y la reconciliación, muchas veces con riesgo de ser asesinado por paramilitares o guerrilleros, a los que se enfrentó con igual entereza.

El relato del padre Pacho de lo que han escuchado y recopilado en la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición está marcado por el dolor de las víctimas, de familiares de secuestrados o de masacrados para despojarlos de sus tierras, de madres cuyos hijos fueron asesinados por miembros del ejército para cobrar recompensas, de mujeres abusadas, de los millones de desplazados. Y también relatos esperanzadores de victimarios y víctimas que han encontrado el camino de la reconciliación.

Se necesitaba una persona con las calidades morales y la trayectoria del padre Pacho para dirigir el difícil trabajo de la Comisión, que como él lo dice no es decidir cuál es la Verdad, sino descubrirla en las voces de todas las víctimas. Es un ejercicio complejo y doloroso, pero indispensable si queremos que en Colombia se supere esta larga guerra de 60 años, se sanen las heridas y podamos vivir en una sociedad justa y en paz. Gracias, padre Pacho, por su abnegado trabajo.

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Adenda: Ya el gobierno anuncia las fechas de los nuevos días sin IVA para este año ‒con claros motivos electorales al fijarlas en vísperas de las elecciones parlamentarias y de la segunda vuelta presidencial‒ y todavía el país no conoce el costo que tuvieron los del año pasado cuando, según la DIAN, se facturaron más de $30 billones.

Mauricio Cabrera Galvis

Enero, 2022

* Puede verse en https://www.youtube.com/watch?v=aETdcKeR3tM

2 Comentarios

Luis Arturo Vahos 2 febrero, 2022 - 8:12 am

Como siempre, apuntando, con sencillez y claridad hacia la necesidad de reconocernos en un país posible a pesar de nuestra cruda realidad. Gracias Mauricio.

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César Vallejo 2 febrero, 2022 - 5:52 pm

Gracias Mauricio. Más que palabras llenas de sabiduría, que siempre están presentes en las presentaciones que hace Pacho, es su vida misma, lo que induce al reconocimiento y admiración de quienes tenemos la fortuna de conocerlo. Me alegró mucho leer lo que cuentas del Hay Festival. Un abrazo,

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