Uno tiende a pensar que a los artistas se les juzga por sus obras y no por sus convicciones religiosas o políticas, que es un poco el trasfondo de las opiniones de Anna Netrebko sobre la coyuntura rusa
Los artistas rusos están atravesando un mal momento por culpa de la infame guerra de Putin contra Ucrania. El miércoles pasado le cancelaron el contrato de director de la Filarmónica de Múnich al encumbrado músico ruso Valery Gergiev por su cercanía, dicen, más que protocolaria con Vladimir Putin, con quien ha aparecido condecorado por el mandatario en fotos de prensa, y al que se ha negado a condenar públicamente por el atropello contra los ucranianos. Se le dañó además una gira de conciertos que iba a dirigir a partir de febrero pasado en Estados Unidos.
A la famosa soprano lírica Anna Netrebko, quien cuenta con la doble nacionalidad rusa y austríaca, le suspendieron todas las presentaciones que iba a tener este mes en el Metropolitan Opera House de Nueva York. El público considera que la diva rusa ha salido con evasivas respecto de la invasión a Ucrania. Se dice que afirmó que su objetivo es unir a la gente superando las divisiones porque ella no es política, sino artista musical, una explicación que hubiera sido recibida con benignidad en otro momento, pero no ahora cuando la sensibilidad mundial está herida e indignada y no acepta esa clase de explicaciones por parte de una figura considerada también cercana a Putin.
Menciono estos dos casos porque soy fan de Anna desde cuando la vi en una presentación que tuvo en San Petersburgo, en donde interpretó con voz increíble y encanto de actuación La Bohème de Giacomo Puccini con motivo de cumplirse los 300 años de la ciudad fundada por el zar Pedro el Grande. A Gergiev no he dejado de admirarlo en sus distintas direcciones orquestales, entre ellas el Concierto para piano #1 de Brahms en la Odeonplatz de Múnich y el Concierto #2 de Rachmaninov en variados escenarios. Uno tiende a pensar que a los artistas se les juzga por sus obras y no por sus convicciones religiosas o políticas, que es un poco el trasfondo de las opiniones de Anna Netrebko sobre la coyuntura rusa actual. León Tolstói es recordado y sus obras, como Anna Karenina y Guerra y Paz, continúan siendo muy leídas, sin que interfiera su pasado aristocrático, sus escritos a favor del cristianismo o el estilo de vida que eligió solidario con los campesinos.
Es la obra misma la que respalda a un autor o compositor. No obstante, la música de Beethoven ha sido utilizada con fines opuestos, como pasó con la Oda a la Alegría de la novena sinfonía cantada por el movimiento del apartheid en la Rhodesia africana mientras que la misma oda se convirtió en el himno exultante de la unificación alemana y es hoy el himno oficial de la Unión Europea. Un gran compositor ruso, como Shostakóvich, ajeno a toda sospecha moral, fue juzgado crudamente por el estalinismo como “enemigo del pueblo”, y eso que fue miembro del partido comunista.
En la coyuntura actual de la guerra contra Ucrania convendría tener en cuenta que el pueblo ruso no es agente ni cómplice de Putin, pues se ha desatado una ola de xenofobia anti-rusa que no le hace justicia a su gente, y a sus artistas, que están por encima de sus opacos dirigentes.
Abril, 2022
Publicado en El Heraldo (Barranquilla)
6 Comentarios
Jesus, yo si creo que Putin tiene muchos rusos que lo apoyan. Y en ese caso se puede decir que son complices. Pero como siempre no se puede generalizar. Hay una minoria muy valiente que sale a manifestar, sabiendo que se arriesgan hasta 15 años de carcel, por el simple hecho de decir que es una guerra y no “una operacion especial”, como la llama Putin. Tambien hay que tener en cuenta que por falta de libertad en los medios de comunicacion, muchos no estan informados objetivamente. Solo conocen lo que deja publicar el estado.
De acuerdo, Eduardo. Hay muchos rusos que lo apoyan, y naciones de esa órbita que hacen igual.
Pero también hay minorías que, sin poder expresar abiertamente su oposición por miedo, porque los pueden matar, tienen que guardar silencio.No quisiera llegar A estar en esa situación.
Chucho, lo expresado por ti respecto de la calidad del artista tiene su transfondo ineludible. No se puede permancer ajeno a la politica del pais donde se vive, por mas neutralidad artistica que se quiera tener. Precisamente para evitar que el artista sea minimizado en su capacidad profesional por no ser claro en su posicion ideologica politica es casi sinonimo de que tendrá repercuciones en su vida profesional como lo pones de manifiesto con los dos artistas citados. Una cosa es ser un excelente artista, otra es permanecer “neutral” en posiciones politicas cuando estas determinan el impacto de rechazo que el publico o los gobiernos tengan de ellos precisamente porque su cercania con el dirigente politico los coloca en una posicion de aprobación tácita de lo que él esta haciendo con esta invacion a Ucrania.
Es cierto,Reynaldo, y por eso Tanto Anna como Gergiev están en un límite que es ambiguo, ser artista y al tiempo defender con el arte la amistad que tienen con el sátrapa.Uno trata de entender, pero es difícil de aceptar.
Chucho: tus consideraciones ponen al descubierto todos aquellos comportamientos “fachos” del censor que todos llevamos dentro. Que ahora esos sentimientos se hagan evidentes por las situaciones extremas de la guerra, nos demuestra que estamos aún muy lejos de entender el poder creador y transformador de la cultura. La “realpolitik” nos está haciendo regresar a una posición totalitaria.
Jorge Luis, la cultura está en segundo o último plano para los poderosos.¿Recuerdas que un ucraniano “tapió” puertas y ventanas de su casa, para indicar el poder humildemente defensivo pero creador del libro, de la lectura, de la cultura?