Jorge Iván González, director de Planeación Nacional, dijo que en los diálogos anunciados por el presidente Petro, el agua, el conflicto y relaciones funcionales son claves a la hora de decidir. Ernesto Cortés, editor general de El Tiempo, lo entrevista.
¿Qué son los diálogos regionales vinculantes?
La idea que ha tenido el presidente es que el Plan de Desarrollo consulte las voluntades. Hemos dividido al país en 50 subregiones con tres criterios. El primero es la relación con el agua. Para este gobierno, el tema del agua es fundamental. Por ejemplo, en Turbaco, uno de los temas tiene que ver con el canal del Dique, con la forma como estamos relacionándonos con el agua en toda su dimensión, en las grandes ciudades eso es un problema también. Hay un estrés hídrico. De aquí a 20 años, Bogotá y las grandes ciudades van a tener dificultades. El segundo es el conflicto, vamos a tratar de que estén incluidos todos los municipios Pdet. Y, finalmente, están las relaciones funcionales que existen entre municipios. ¿Cuáles son las interacciones en temas de salud, conmutación de bienes y servicios, relaciones funcionales en general? ¿Dónde está el hospital, las escuelas? Esas 50 subregiones, obviamente, no coinciden con la división administrativa de los departamentos, están basados en estos tres aspectos.
¿Cuál va a ser el papel puntual de Planeación Nacional?
Hemos dividido el diálogo en tres días. Hay un día ‘cero’ en el que nos reunimos los equipos de Planeación, los de los ministerios que sienten que tienen mayor interés por la subregión por diversos problemas, la Consejería Regional de la Presidencia, el Dapre, y esto es muy importante: les estamos dando relevancia a los procesos que ya se han dado en las comunidades, vamos a tener en cuenta a las universidades, todos los diagnósticos que han hecho los centros de investigación regionales. Es un día en donde se define la metodología, se hacen las inscripciones, conversamos con las entidades que nos van a ayudar. Miramos cuántas personas se inscriben, cómo vamos a distribuir las distintas mesas. En el día uno empieza la planeación con un diagnóstico de la subregión, los elementos que nosotros consideramos importantes en los cinco ejes del Plan de Desarrollo que estaban definidos. Pero también recogemos estudios que hayan hecho, como le digo, centros de investigación, universidades y reivindicaciones de las comunidades. El día dos, nos reunimos con los relatores para ver cuáles son las líneas generales. Obviamente, para Planeación es importante que esto no se disperse en mil pequeños proyectos. Confiamos en que las comunidades son conscientes en que van a salir esos grandes proyectos.
Los más importantes, los más urgentes…
Esperamos, y bueno, creo que el papel nuestro de Planeación, el papel de los relatores, es hacer una metodología que evite la dispersión. Vamos a tener los cinco grandes ejes y sobre eso vamos a trabajar.
Cuando tengan los temas definidos, ¿qué sigue?
Como son 50 subregiones, vamos a dar prioridad a las líneas estratégicas o a programas que cubran, por ejemplo, dos subregiones, tres subregiones. Vamos a tratar de hacerlo con los proyectos que puedan tener un impacto más estratégico. Y entonces ya viene toda la dificultad absolutamente complicada de conciliar estos proyectos con los recursos. Planeación, yo lo he dicho, tiene que pensar a 20, 25 años, es decir, este proyecto lo comenzamos, no tenemos los recursos suficientes para terminarlo, pero como se ha considerado prioritario, es un proyecto estratégico, pues Planeación propone que se consolide, que comience. Viene todo el tema complicadísimo de ingresos y de prelación y jerarquización de proyectos, que es el oficio de Planeación.
¿Nueve semanas para adelantar 50 diálogos no es poco tiempo?
Sí, ese es un reto que tenemos. Vamos a estar muy atentos. Entre el primer y segundo diálogo vamos a dejar una semana para hacerle la evaluación. Tenemos que mirar bien los ritmos, los tiempos. Tenemos que entregar al Consejo Nacional de Planeación, a mediados de noviembre, las bases. Si no alcanzamos a terminar, podemos seguir mientras el Consejo está discutiendo las bases. Todavía tenemos un espacio para continuar en caso de que nos veamos muy apretados estos días. Todos estamos en una incertidumbre, no sabemos cómo nos va a ir. Hemos hecho los esfuerzos, tenemos la preparación hasta donde podamos hacerlo, pero estamos con dudas de si la mecánica nos va a funcionar.
¿Por qué se escogió Turbaco primero?
Lo que hemos escogido en cada sitio es una ciudad que tenga mínimas condiciones de infraestructura, que sea relativamente fácil para los municipios vecinos el tema de transporte. En algunos casos van a ser las ciudades más grandes, pero en la medida de lo posible hemos tratado de encontrar ciudades que permitan el acceso. Además de las tres características que le decía para escoger la subregión, pues necesitábamos ciudades con relativamente fácil acceso. Tenemos que ver que haya sedes universitarias, que el Sena tenga sedes, que la gobernación pueda ayudar. Todos esos elementos son importantes para escoger la zona.
Usted ha reconocido que esto va a ser complejo, porque la gente va a pedir de todo, van a tener sus propias prioridades…
Sí, ahí la metodología es central. Confiamos en que de las comunidades van a salir los grandes proyectos estratégicos; por ejemplo, una subregión dice: aquí el principal problema es el acueducto. Creemos que hay una conciencia clara de que las personas van a decir cuáles son los proyectos estratégicos. El Plan tiene como tres pilares: justicia social, justicia ambiental y paz. Esos tres pilares van a estar enmarcados en cinco áreas: el ordenamiento territorial, que toca aspectos difíciles como minería ilegal, ordenamiento de los POT, la reubicación de personas, es de una complejidad enorme. El segundo lo hemos llamado seguridad humana. Ahí estarían asuntos como educación, salud; obviamente, seguridad en el sentido clásico de Policía, Ejército. Pero queremos insistir en las dimensiones sociales del problema.
El tercer tema lo hemos llamado soberanía alimentaria. Ahí aparecerán todos los problemas complicadísimos del desarrollo de la producción agropecuaria, vías terciarias, concentración de tierra, asociaciones de campesinos, etc. El cuarto, tiene que ver con la transición energética, con el tema de industria y empleo. Y el último es el tema de convergencia regional, cómo logramos que las distintas regiones no se distancien en condiciones sociales.
¿Quién va a financiar esto?
Estamos haciendo unos presupuestos también. Una de las ideas de esta primera experiencia es ver los costos. Hay unos recursos de Planeación Nacional. Hay unos recursos de cada ministerio. Algunas gobernaciones nos han dicho que contemos con el apoyo, las universidades nos han dicho: ‘Cuenten con la sede’. Nos hemos reunido con algunos gobernadores, y dicen: “Cuenten con nosotros”. Tuvimos una reunión con Naciones Unidas, están dispuestos a colaborarnos.
Definidos los proyectos, ¿los departamentos van a tener que meterse la mano al bolsillo?
Ahí hay un punto muy interesante y es que uno de los temas de estos diálogos es mostrarles sobre todo a las ciudades intermedias y grandes las potencialidades de recursos que tienen, por ejemplo, en materia de predial y de ICA. Mostrar las tarifas efectivas que están cobrando cuando podrían estar cobrando un predial mayor, pero no lo están haciendo. Entonces, poner en evidencia, primero, la contribución que tienen que hacer las ciudades intermedias y grandes, y segundo, el tema de concurrencia de recursos. Obviamente nosotros no podemos cambiar las normas del Sistema General de Regalías, pero sí les podemos pedir a los gobernadores que desde los Ocad, pues también se involucren estos proyectos estratégicos que son proyectos que afectan a las regiones. Yo en eso soy relativamente optimista. El papel de Planeación sí es evitar la lista de miles de cositas pequeñas e insistir mucho más en esta dimensión estratégica.
¿Estos diálogos ayudarán a solucionar el problema de la invasión de tierras?
Una de las ventajas de estos diálogos y este gobierno es que pongamos en discusión temas que han sido muy difíciles. Mire, el Censo Nacional Agropecuario de 2014, que es un censo que debería causar mayor preocupación a nivel nacional, mostró que 71 % de las unidades productivas están en fincas de menos de cinco hectáreas y ocupan el 3 % del área, mientras que el 0,02 % de los propietarios de fincas de más de mil hectáreas ocupan el 60 %, es decir, la distribución de la tierra en Colombia es absolutamente concentrada.
¿De aquí a noviembre los temas de estos diálogos ya estarán incluidos en el Plan de Desarrollo?
La ventaja de este proceso es que es la primera vez que se hace una consulta de tales dimensiones en el país. Y entonces, aceptando razonablemente que cualquier resultado va a ser subóptimo y que finalmente vamos a tener camellos en lugar de caballos, creo que sí podemos avanzar bastante.
1 comentario
Da confianza que Jorge Ivan Gonzalez tenga la estructura intelectual de ex jesuita y la trayectoria severa en economía pues la labor es “camelluda” y ojalá tenga un buen equipo. Como sucedió en otros Diàlogos nacionales ( como la gran conversación de Duque), cada día que pase es un día en que se diluye el proyecto. ¿no sería conveniente ir soltando algunas propuestaso guías ? Saludo MTH