Entrevista del papa con jóvenes

Por: Vicente Alcala
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Vicente se refiere a la primera parte de la entrevista, reconociendo y valorando la coherencia del Papa, su capacidad de escuchar con el alma, su autenticidad y la continuidad con temas tratados en su visita a Colombia.

Si alguien le cae mal a uno, nada de lo que diga o haga será bien recibido. Por el contrario, si alguien le cae bien a uno, cualquier cosa de esta persona será bienvenida. Esto no significa que el valor de lo que se expresa dependa del gusto o disgusto, pero este factor emocional es como la puerta de entrada. Y ¿por qué alguien le cae bien a uno? Hay muchos motivos, conscientes e inconscientes… uno de ellos es, que lo que dice o hace se parece mucho o coincide con lo que uno piensa o siente. Otro es que se nota coherencia. en esa persona, entre lo que dice y las actitudes que muestra. 

Esta es mi primera reacción ante el Papa, en su entrevista. Su capacidad de escuchar con el alma, con los oídos, con la vista, con todo su cuerpo y con simpatía.

Es auténtico; no sólo sincero, sino abierto a los otros; no es por su interés personal, sino que se interesa de verdad por quien le está hablando y atiende a sus intereses. Reacciona a la emoción del que habla y lo hace sentir bien, relacionando lo que comunica el otro con algo propio de él. 

Me hizo recordar y confirmó varios de los mensajes en su visita a Colombia: el encuentro no es para él una idea abstracta, lo vive y lo demuestra; sobre todo  con los jóvenes. Dicho sea de paso: a mí me rejuveneció esta entrevista, no sólo por el Papa sino por los jóvenes.

Otras cosas de las que dijo en Colombia: la esclavitud actual, y la manera tan sutil como la reconoce y la manifiesta.

Su realismo y su naturalidad. No se asombra de nada humano y habla de lo vivido por él y vivido por los demás a su alrededor. No trata de aparentar nada, sino que responde como es, como piensa. Unas veces coincide con lo que vive el joven que le habla (soledad, depresión); otras veces reconoce que a él no le ha pasado igual sino diferente (la acogida en Argentina a los inmigrantes y ya que él mismo es inmigrante en su familia); otras veces empatiza con lo que vive el joven y de alguna manera le da una respuesta con gestos más que con palabras.

Se trasluce su espiritualidad ignaciana: “en tiempo de desolación, no hacer mudanza”. Aprovecha el momento de la tormenta para resaltar lo que está diciendo con la imagen del “invierno” interior. También su actitud de sana indiferencia: las cosas tanto cuanto contribuyan al bien. 

No defiende a la Iglesia justificándola, sino aceptando sus errores y ubicándose siempre en el momento de la historia y en la cultura circundante, pero reconociendo la necesidad de cambio y conversión, comenzando desde dentro. Más que sermones, da valor al testimonio de quienes, como la religiosa con los niños de la calle, se entrega al servicio de los demás. 

No sólo se queda en lo personal y la sintonía con el otro. Trasciende a niveles nacionales e internacionales, denuncia y amonesta sobre la necesidad de acoger e integrar a los inmigrantes. En cuanto al racismo, acoge la relación que se da con la inmigración que le exponen los jóvenes. En lo del racismo, la explotación y otras enfermedades culturales, es nítido y comprometido.

Estas notas se refieren a la primera parte de la entrevista. La segunda parte es más “dura” y me hizo sentir la distancia entre la propia cultura y la de los jóvenes, que exige un acercamiento comprensivo.

Vicente Alcalá Colacios

Junio, 2023

1 Comentario

EDUARDO JIMENEZ 29 junio, 2023 - 6:38 pm

Creo que no hay duda sobre el carisma y la simpatía del papa Francisco. Me remito a la carta que hace unos años le envió al papa Alfonso Llano, donde lo animaba a aprovechar la oportunidad que tenía de hacer cambios. Francisco ha tenido que luchar contra fuerzas muy retrógradas y algo habrá hecho, pero perdió (o está perdiendo si queremos ser atentos) la oportunidad de hacer los cambios que necesita la iglesia…

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