En los tres artículos anteriores expuse cómo el hombre, para su trabajo en el mundo, ha buscado y encontrado en la naturaleza diferentes fuentes de energía a través de un proceso que inició con el descubrimiento de las potencialidades de cada fuente, sus posibilidades de transformación y de uso; el desarrollo de tecnologías de exploración, transformación y transporte; la incorporación para satisfacer las necesidades de la humanidad y de la naturaleza misma y la creación de herramientas para este propósito.
En el proceso de hallar y utilizar formas de energía, la humanidad ha descubierto que hay efectos colaterales, positivos y negativos, en las diferentes fuentes de energía hasta ahora descubiertas y utilizadas.
Las calorías que el ser humano obtiene de su alimentación o de los animales que consume pueden ser excesivas o desbalanceadas y llevar a extremos de obesidad. La obtención de proteína animal supuso el manejo de grandes rebaños, cuyos procesos digestivos y excrementos desbalancearon los gases del planeta y contribuyen al calentamiento global con sus consecuencias aún no bien conocidas.
La madera obtenida de los bosques es factor fundamental del equilibrio de la naturaleza en muchos aspectos y fuente de producción del agua necesaria para la vida. Su sobreutilización convirtió bosques en desiertos y ha dejado sin agua a grandes concentraciones de personas y animales, además de afectar globalmente el manejo del CO₂.
El carbón, a la par de ser importante fuente de energía y posibilidades de desarrollo de la carboquímica, es un factor altamente contaminante en diversos procesos. Los residuos del humo resultante de la combustión han llevado a ciudades enteras a sufrir la contaminación de las fábricas y las industrias de la era industrial y lanzando a la atmosfera toneladas de CO₂ y partículas que afectan la salud de humanos y animales, además de estimular el efecto invernadero.
De manera similar el petróleo, en sus procesos de uso para la movilidad extraordinaria de la cual goza la humanidad gracias a los combustibles de origen fósil, genera los efectos contaminantes de los gases de efecto invernadero y una alta contaminación que sufren las concentraciones urbanas. Algunos de los derivados del petróleo conllevan sustancias como el plástico, cuya degradación puede demorar decenas de años y sus desechos atacan los procesos biológicos en los mares.
El gas natural es menos contaminante, pero no inocuo, y su extracción, producción y uso requiere inversiones y tecnologías de alto costo.
En general, las fuentes de energía de origen fósil se consideran no renovables y por lo tanto tienen una vida útil finita, a pesar de un continuo esfuerzo de búsqueda por todo el planeta.
Tanto la OPEP como la Comisión Mundial de Energía calculan que la producción y demanda actual de petróleo llega a 98 millones de barriles diarios, producidos en 130 países, que se transforman en diferentes formas de energía que el hombre usa en sus actividades. Reemplazar esta fuente de energía requerirá investigación, tecnologías y decisiones sociopolíticas complejas.
La energía hidráulica ofrece producción masiva de energía no contaminante, alta eficiencia y bajo costo unitario de producción, pero para llegar al consumidor final requiere alta inversión inicial, extensa inundación de tierras, costoso transporte desde las zonas de producción a las áreas de consumo y es totalmente dependiente de la hidrología y el clima. No está disponible para todos los países por sus requerimientos hidrológicos.
La energía atómica es muy eficiente, pero requiere tecnologías no disponibles en todos los países, infraestructura compleja y costosa, y tiene el riesgo de generar desastres catastróficos, como se ha visto en Rusia y Japón (Chernobyl y Fukushima), lo cual ha llevado a que países con capacidad e infraestructura actual de esta fuente (Unión Europea) hayan decidido abandonar su uso.
La energía solar tiene bajo índice de contaminación, pero requiere grandes extensiones en regiones con características especiales de radiación solar y sus costos iniciales son todavía demasiado altos. A los costos actuales no compite con otras fuentes, tanto en valor como en capacidad de producción masiva, que realmente permita pensar en reemplazar fuentes más desarrolladas. Los expertos hablan de fechas alrededor de a 20 años vista para pensar en que se constituya en un real reemplazo de las fuentes comunes actuales.
Similar comentario merece la energía eólica, ya en uso en algunas regiones de características geográficas atractivas para generación de esta fuente. Otras fuentes como las mareas o el hidrógeno están todavía en fase de investigación o tienen uso restringido por motivos de tecnología, seguridad, económicos o políticos.
En este panorama de pros y contras la humanidad busca una solución racional para preservar no solo el desarrollo sino la existencia misma de la vida en un planeta que requiere energía en cantidades irrenunciables. La posibilidad de detener la demanda de energía no es una alternativa real.
Carlos Torres H.
Enero, 2023
2 Comentarios
CARLOS: Muy cierta y muy preocupante tu afirmación final: “La posibilidad de detener la demanda de energía no es una alternativa real” Tanto más cuanto la humanidad ya superó el número de 8 mil millones de habitantes del planeta, que todos requerismos y consumimos energía. Gracias por tus aportes. Hernando.
Muy buena síntesis, Carlos. Gracias!