“El comercio es el motor de la economía”, afirmó sin sonrojarse el presidente de Fenalcoen reciente entrevista. Lo dijo con algún fundamento pues, al corte del tercer trimestre del año, el sector que representa junto con el de alojamiento y servicios de comida creció a una tasa de 33.8 % anual, mientras que el conjunto de la economía “solo” lo hizo a un nada despreciable 10.3 %.
Es necesario analizar la historia detrás de buenos guarismos de la economía. Si el comercio, los restaurantes y los hoteles vendieron más es porque hubo más consumidores que compraron más. Por eso, no es correcto decir que la economía crece porque la impulsa un determinado sector productivo (sea el comercio, la industria o la construcción). Cualquiera de esos sectores produce más porque vende más, y vende más porque hay clientes nacionales o extranjeros que les compran más.
En el corto plazo el verdadero motor de la economía son la demanda interna y las exportaciones. La interna son las compras que hacen los hogares y el gobierno, junto con los gastos de inversión de los empresarios, que en conjunto va creciendo a un ritmo de 13.5% anual.
Para entender la dinámica de la economía hay que analizar ese comportamiento y sus componentes.
El consumo de los hogares es la fuerza que ha acelerado el crecimiento. Hasta septiembre creció 14.8 % frente al año anterior y, más sorprendente aún, está 6.6 % por encima del nivel de 2019, o sea que ya se recuperó del golpe de la pandemia. El gasto del gobierno crece un poco menos en relación con el año pasado (11.8 %), pero también está muy por encima (15.8 %) del nivel prepandemia. Por su parte, la inversión es la de menor crecimiento (10.3 %), y además todavía está 12 % por debajo de 2019.
Una pregunta relevante es: ¿de dónde salió la plata que financió ese mayor volumen de compras? En el caso del gobierno es claro: ¡por un mayor déficit fiscal, porque no es por más ingresos, sino porque se ha endeudado más! Por eso, la deuda pública ha subido de 50% a 67 % del PIB. Esa dinámica no es sostenible, pero esto es materia de otra columna.
Lo que no es claro es de dónde sacaron tanta plata los hogares para aumentar así su consumo, sobre todo porque este año ha habido 1.5 millones más de desempleados sin ingresos que en 2019. El aumento de las remesas del extranjero y de los precios internos del café explican parte de los mayores gastos, pero no es suficiente.
La otra razón es el “desahorro” de los consumidores. Según el DANE, este año los hogares han ahorrado menos de la mitad de lo que ahorraron en los dos años anteriores, posiblemente por un desatrase de consumos postergados durante la pandemia. Esto es un fenómeno temporal y una tendencia que tampoco es sostenible, de manera que cuando pase se frenará un poco la economía.
¿Por qué el PIB crece menos que la demanda interna? Esta última aumentó $85.9 billones, y el PIB solo $60.8 billones. La razón es que buena parte del gasto en consumo e inversión se desvió hacia bienes importados, que han crecido 26 % en el año. Por eso, el déficit externo llegó a 11 % del PIB; un hueco sin precedentes en toda la historia del país, resultado de la apertura hacia adentro y que tampoco es sostenible.
Mauricio Cabrera
Diciembre, 2021
1 Comentario
Muy claro y preocupante. Gracias Mauricio.