Las víctimas y la mayoría de los colombianos tenemos gran expectativa acerca del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Afortunadamente, la duración de esta Comisión ha sido prorrogada recientemente hasta el 27 de junio de 2022.
“La verdad es absoluta o no es verdad” era un adagio tradicional de una filosofía tradicional, según la cual solo existe una verdad verdadera.
“Cada uno tiene su verdad”, sería un adagio del relativismo, según el cual no existe una verdad única (verdadera), sino que existen tantas “verdades” como sujetos que la proclaman.
¿Quién tiene razón? O, entre los dos extremos, ¿hay algún término medio válido?
Surgen muchas más preguntas acerca de la verdad:
¿Es lo mismo sinceridad que verdad?
Todas las opiniones, ¿son verdaderas?
¿Podemos conocer la verdad?
¿Puede existir una verdad compartida, común, colectiva?
¿Existen diferentes verdades sobre un mismo hecho o situación?
La verdad, ¿puede ser polifacética, polimórfica, multifacética, diversa, múltiple?
¿Podemos obtener certeza acerca de la verdad?
¿Es posible una verdad total o solo son posibles verdades parciales?
La verdad, ¿es definitiva o solamente provisional?
La verdad, ¿depende del momento, del lugar, de las circunstancias, de los observadores, de los intereses, de los objetivos, de los beneficios, de las ideologías…?
¿Puede darse un conjunto de hechos y circunstancias acerca de los cuales se afirmen algunas verdades, pero también se sostengan algunas falsedades? Se tendría ‒entonces‒ una verdad parcial, no toda la verdad (y esto es lo más frecuente).
¿Qué importancia tiene la verdad? ¿Qué valor tiene?
¿Para qué sirve la verdad?
¿Puede existir una verdad desinteresada, auténtica, genuina, neutral, imparcial?
Una “Comisión de la Verdad”, ¿a qué verdad puede llegar?
En Colombia han existido tres comisiones anteriores en 1958, 1987, 2013, que han elaborado estos informes, respectivamente: La violencia en Colombia; Colombia: violencia y democracia, y ¡Basta ya! Grupo de Memoria Histórica. Entonces, ¿qué tiene de especial la actual Comisión de la Verdad?
Los datos pueden llegar a ser objetivos (por ejemplo, hay cuatro cadáveres). Esa sería una verdad numérica, pero los hechos históricos nunca son “mudos” o sin voz, sino que su interpretación es siempre un factor constitutivo de esos hechos. Así, la verdad se complica porque puede haber diferentes interpretaciones de un mismo hecho.
Por otra parte, un acontecimiento histórico tiene muchos elementos o hechos particulares. Entonces, la verdad se complica, pues de alguno de los hechos se afirma cómo fue, pero otras circunstancias pueden tergiversarse, caso en el cual tendríamos una parte verdadera y otra falsa.
Es muy difícil juzgar la verdad de un acontecimiento producido por voluntad humana, pues podrá verificarse un dato o un hecho, pero la intención ¿quién puede verificarla? En este último caso, el actor, si es sincero, podrá confesar su intención, pero la verdad del hecho seguramente no coincide con su intención, sino que es diferente, por ejemplo, para una víctima. Podría existir, pues, una verdad del hecho y otra verdad diferente de sus consecuencias.
Necesitamos la mayor exactitud en los datos de los sentidos y de la consciencia, la más completa comprensión de las situaciones o de los hechos, la mayor evidencia o comprobación para poder afirmar y juzgar que algo es realmente así (para eso, han debido plantearse y responderse todas las preguntas posibles sobre el asunto en cuestión).
La verdad solo se obtiene al afirmar o juzgar: con solo sentir no tenemos verdad o falsedad; entender o comprender no basta para tener verdad o falsedad; solamente al afirmar o juzgar que algo es así, estaremos llegando a la verdad ‒o errando al dar por verdadero lo que es falso‒. En síntesis, se necesitan las tres operaciones o niveles cognoscitivos para cuestionar la verdad o falsedad de algo. En una sensación o impresión no existe todavía verdad o falsedad; en una idea, concepto, comprensión, en una opinión, no existe todavía verdad o falsedad; solo cuando se emite un juicio, se conforma una verdad o una falsedad. La pregunta por la verdad es cuando se cuestiona: ¿es eso realmente así?
La Comisión de la Verdad tiene por delante una labor muy difícil: obtener la mayor cantidad posible de datos; comprender lo que significan esos datos y hechos, para lo cual habrá tenido que escucharse a todas las partes; deliberar acerca de qué se puede afirmar y qué no puede afirmarse después de haber confrontado y contrastado toda la información recopilada. La Comisión necesitó la mayor imparcialidad posible, para lo cual tuvo que despojarse de todo prejuicio, de toda ideología que pudiera contaminar la objetividad alcanzable, de todo interés individual o de grupo. La Comisión no podía estar al servicio de nada distinto de la verdad y, en consecuencia, debió estar dispuesta a soportar o sufrir todas las opiniones, críticas, insultos y, ojalá, ninguna retaliación.
El Informe que presente La Comisión de la Verdad, ¿qué credibilidad producirá?
A las víctimas les interesa, ante todo y especialmente, conocer la verdad. Ni ellas ni ninguno de nosotros debemos caer en un escepticismo ciego, según el cual no se conocerá ninguna verdad; ni caer tampoco en un optimismo exagerado, pensando que se conocerá toda la verdad, porque ¿quiénes dirán la verdad y quienes la ocultarán?
Algo semejante puede decirse de la justicia, de la reparación, de la convivencia y de la no-repetición: no serán totales, pero tampoco inexistentes.
Acerca de la verdad, yo soy más optimista que pesimista… Estoy seguro que las afirmaciones de la Comisión serán teselas que conformen el mosaico de la verdad. Justicia, reparación, convivencia y no-repetición requieren mucha más voluntad y esfuerzo. Constituyen una tarea ardua, prolongada, constante y colectiva, que depende de todos nosotros.
Vicente Alcalá Colacios
Octubre, 2021
2 Comentarios
Vicente: yo había leído esta mañana tu disertación sobre la factibilidad de la verdad, – que ciertamente presenta un marco de referencia amplio y complejo sobre el tema – pero me abstuve de comentarlo, para esperar la desgarradora y muy profunda exposición de Pacho DeRoux sobre el tema, en las horas de la tarde. Creo que tus comentarios son de extrema importancia, porque en realidad hay MUCHAS VERDADES, pero queda uno con la sensación de que LA VERDAD es inasible. Existen las verdades contundentes de nueve millones de colombianos que se consideran victimas, y que yo creo también algunos de ellos fueron o han sido victimarios. Y existe la percepción sobre la verdad del resto de la población que si bien no se consideran ni víctimas ni victimarios sienten como percepción vital los efectos de un conflicto que todos padecemos. El asunto, como es parte de la visión cristiana, es que el reconocimiento de esa culpa debería ser el principio para la reconciliación colectiva. Pero creo que hay una carencia de liderazgo social para llevar a cabo dicho proceso de reconciliación. Un cordial abrazo. Hernando
Vicente las preguntas que haces acerca de la verdad son como para una “Suma teológica”. Pero un acercamiento más sencillo a lo que pretende la Comisión de la verdad es ayudarnos a todos a entender ¿Qué pasó?, cuando pasó el conflicto armado en Colombia. Tal vez no sabremos ¿Por qué pasó? Lo que nos cuenten al final en su informe servirá para buscar y aprender nuevas y mejores manera de solucionar los problemas. En una hipótesis muy simple me atrevo a pensar, que si somos capaces de comprender que “la tierra es para compartirla y ponerla a producir para todos” superaríamos muchos de los males que ha creado en nuestra historia el afán egoísta de acumular tierra y más tierra para sentirse más poderoso y excluir a los demás, empobreciéndolos o matándolos. Si rescatamos la dignidad de los humanos sabremos tratarnos como hermanos y no como esclavos y amos. Gracias Vicente.