Deuda por Naturaleza: Ecuador y Belice

Por: Mauricio Cabrera Galvis
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Se ha venido discutiendo en distintos foros internacionales el canje de deuda por naturaleza, es decir la posibilidad de que los países en desarrollo puedan destinar a acciones contra el cambio climático, recursos que hoy dedican al pago de su deuda externa. 

Ecuador y Belice son dos países que en el último año han realizado este tipo de canjes, en operaciones que se han considerado muy exitosas y que se citan como ejemplos a seguir.

Para analizar la posibilidad de realizar operaciones similares en el caso de Colombia, se presenta a continuación una breve descripción del mecanismo (cómo opera, quiénes son los actores involucrados y los requisitos para implementarlo) y luego el detalle de los casos de Ecuador y Belice.

Los mecanismos de canje de deuda.

El canje de deuda por naturaleza es uno de los programas que se han utilizado para aliviar la situación de países que ha incumplido sus pagos de deuda o están en grave riesgo de incumplirlos. En la crisis de la deuda latinoamericana en los años 80 del siglo pasado, se hicieron muy populares los programas de conversión de deuda en capital (Debt for equity swaps), que fueron utilizados por países como México, Chile, Argentina entre otros.

La conversión de deuda en capital de empresas privadas es un mecanismo que se ha utilizado desde hace muchos años para fortalecer la estructura financiera de las empresas. En ese caso se trataba de una negociación directa entre los acreedores y el deudor, y así se ha utilizado en Colombia en el marco de las reestructuraciones de la Ley 550 (o ahora Ley 1116). En el caso de la deuda soberana la conversión en capital es diferente, pues el deudor es el país y la inversión se realiza en empresas privadas.

En los mismos años 80 se hicieron unas cuantas operaciones de canje de deuda por naturaleza, donde el acreedor otorgaba un descuento sobre la deuda, a cambio de compromisos del país para adelantar programas de conservación. Colombia hizo dos en los años 90, pero no con acreedores comerciales, sino con deuda bilateral con los gobiernos de Canadá y Estados Unidos.

Un canje es útil para un país cuando le disminuye el valor de la deuda y por ende los recursos dedicados al servicio de la misma, de manera que pueda usarlos en programas de conservación de la naturaleza. Para ello es necesario que los acreedores estén dispuestos a conceder un descuento significativo sobre el valor de sus créditos. La entidades multilaterales rechazan por principio conceder descuento sobre el valor de sus créditos, y por eso no se han realizado canjes con ellas.

Cuando se trata de una canje de deuda con bancos comerciales o con tenedores de bonos emitidos en el mercado internacional, es casi imposible que estos acreedores privados den ese tipo de descuentos de manera voluntaria, de manera que solo se pueden hacer cuando el mercado es el que impone el descuento; es decir, cuando la percepción del riesgo de incumplimiento del deudor lleva a que haya acreedores dispuestos a vender sus créditos por un valor menor.

Belice: canje para proteger la biodiversidad.

Belice es un pequeño país sobreendeudado, con una deuda pública externa que equivale alrededor del 60% del PIB, que tiene dificultades fiscales para repagar capital e intereses; dos terceras partes de esa deuda se tienen con entidades multilaterales y bilaterales, y el resto con banca comercial y con tenedores de bonos. El riesgo de incumplimiento implica que sus bonos tuvieran una muy baja calificación y se cotizaran con descuento en el mercado. 

De otra parte, en su costa tiene 270 km de barrera coralina, una de las reservas marinas de mayor biodiversidad en el mundo, pero también, de las más amenazadas por el cambio climático , además de la excesiva pesca, las construcciones y un turismo depredador. Por su misma situación fiscal, Belice no tenía suficientes recursos para proteger este frágil ecosistema. 

Ante estas dos situaciones se abrió la posibilidad de un canje de deuda por naturaleza que promovió la ONG The Nature Conservancy (TNC), realizado en noviembre del año pasado así:

  • TNC emitió un nuevo “bono azul” por US$ 364 millones, garantizado por una agencia del gobierno de Estados Unidos (International Development Finance Corporation – DFC), lo que permitió que el bono tuviera una calificación de grado de inversión Aa2.
  • Con estos recursos, TNC hizo un préstamo a Belice para que recomprara bonos por US$ 553 millones (equivalentes al 10% del PIB) con un descuento del 45%. Con el saldo se cubrieron gastos de la transacción y se creó un fondo de US$ 23.5 millones para financiar programas de conservación.
  • En el neto, Belice obtuvo una reducción de la deuda de US$ 189 millones y con la reducción del servicio de la deuda, se comprometió a invertir US$ 84 millones en los próximos 20 años, en la protección de la barrera coralina.

Ecuador: la conservación de las Islas Galápagos.

El caso de Ecuador es similar, pero de mayores dimensiones. También se trata de un país con riesgo de incumplimiento en el servicio de la deuda externa, por lo cual los US$ 17.657 millones de bonos que ha emitido se cotizan con descuento; de otra parte tiene la necesidad de proteger la reserva de las Islas Galápagos, uno de los ecosistemas de mayor importancia en el mundo.

El canje de deuda se realizó el pasado mes de mayo en las siguientes condiciones:

  • El gobierno ecuatoriano emitió unos nuevos “Bonos marinos de Galápagos” por valor de USD 656 millones, los cuales fueron comprados por una entidad creada en Irlanda con el respaldo del banco Credit Suisse (antes de que quebrara).
  • El bono se emitió con una garantía del BID por US$ 85 millones y además tuvo un seguro de riesgo político de la misma DFC por el valor total de la emisión.
  • Con estos recursos, el gobierno ecuatoriano recompró el 9.3% de sus bonos comerciales (US$ 1.628 millones), con un descuento del 60%.
  • La reducción de la deuda externa ecuatoriana fue de US$ 972 millones, y en compensación, el gobierno constituyó el Fondo de Vida de Galápagos con un aporte de US$ 450 millones que se invertirán en los próximos 20 años para fortalecer las áreas protegidas de Galápagos  priorizando labores de monitoreo, control y patrullaje, para asegurar la integridad de los ecosistemas marinos claves del archipiélago.

Eu una próxima columna analizaré la posibilidad de realizar operaciones similares en Colombia, así como otras alternativas que tiene el país para obtener recursos para programas de protección ambiental.

Mauricio Cabrera Galvis

Artículo publicado en CAMBIO, Colombia.

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