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Como vivo mi espiritualidad hoy día

Por Reynaldo Pareja
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Proceso de retiro

Dejé de ser jesuita en agosto de 1975. Antes de tomar la decisión, tardé cinco años analizando, pensando, sopesando, consultando, orando para ver si retirarme no era una traición a la vocación original que me había llevado a entrar en la Compañía de Jesús. Tuve la suerte de haber contado con el oído comprensivo del padre Gonzalo Amaya, quien me ayudó a ver que las razones pensadas y ponderadas para salirme eran válidas y que no traicionaba el llamado original. Esta decisión la tomé tres meses antes de la fecha de la ordenación sacerdotal, cuando ya había recibido las “ordenes menores”.

Razones de fondo que me llevaron a tomar la decisión de retirarme

La clase de Historia de la Iglesia, dictada por el padre Eduardo Cárdenas, me permitió conocer los procesos que la llevaron a definir los dogmas fundamentales del catolicismo. Tuvo la honestidad de darnos a conocer las pugnas ideológicas de los teólogos del momento, las presiones políticas que apoyaban la versión de cada dogma pilar de la fe, las implicaciones del juego de poder de los dirigentes eclesiásticos y la posición de cada escuela teológica de aquellos tiempos.

Otro factor de peso fue el momento histórico que vivía la Iglesia en ese entonces. La posición intransigente del Papa sobre varias prácticas que debían ser exigidas a los fieles: prohibición de usar anticonceptivos, oposición férrea al aborto legal para evitar la muerte de la madre por un embarazo de peligro inminente para ella, la negación de la validez del divorcio con la prohibición de volver a casarse y, si una pareja lo había llevado a cabo, la imposibilidad de acceder a los sacramentos.

Frente a todas esas normas, me pregunté: ¿estoy dispuesto a invertir los próximos cinco, diez o más años defendiendo o exigiendo esto a quienes tendré que atender pastoralmente, cuando en conciencia no estoy de acuerdo y la Iglesia no va a modificar esas normas?  La respuesta fue evidente: no. No podía hacerlo. Por eso opté por no ordenarme y por dejar de ser jesuita y sacerdote antes de forzarme a vivir inauténticamente.

Proceso de alejamiento de la Iglesia formal

Al salir de la Compañía me fui a París y estudié un doctorado en Comunicación e Historia. Allí encontré a Patricia, mi actual esposa, a quien no veía desde hacía varios años. Verla de nuevo y encontrarla hecha toda una mujer madura y hermosa y casarnos no tardó más que el enamoramiento instantáneo. Al terminar los estudios y graduarme comencé a trabajar en un proyecto de educación en salud pública en Honduras.

Ese y los trabajos siguientes durante varios años coparon todo mi tiempo y energía, lo que me mantuvo alejado de cualquier evento religioso, incluido no volver a participar en ceremonias litúrgicas.

Proceso de reencuentro espiritual

Después de diez años de alejamiento de la religión y sus prácticas comencé a experimentar un vacío espiritual que me llevó un día, cuando descansaba en una playa de Republica Dominicana, a plantearme que si no estaba de acuerdo con el catolicismo formal y sus dogmas, entonces ¿en qué creía?

Esto me llevó a escribir en qué creía en ese momento y de allí salió el libro La fe de un creyente insatisfecho. Las ideas que plasmé me llevaron a reflexionar sobre la estructura ideológica de la Iglesia católica, de lo cual nació un segundo libro, El Catolicismo, una lógica, muchos dogmas. Con él encontré la lógica impecable que hiló y construyó los dogmas esenciales de la Iglesia y me dio claridad para entender cómo y por qué se había desarrollado el catolicismo por las vías en que se estructuró y en las cuales fui indoctrinado que debía creer.

Ese libro me permitió darme cuenta de cuánto deseaba llenar el vacío espiritual que experimentaba. Vivía y trabajaba en ese momento en Estados Unidos, donde pude visitar y estudiar varios grupos religiosos diversos, que me dejaron muy insatisfecho y con deseos de seguir buscando.

En l996, tenía una presentación en un seminario de salud en Honduras. Por sincronismo espiritual conocí al Dr. Barry Smith, quien me sorprendió con el enfoque fresco, original e inspirador de su presentación. Al preguntarle de dónde había sacado el texto que utilizó, me dijo que era de la fe Bahá’i. Le pregunté qué era eso. Me invitó a su casa y me hizo la primera presentación de esa fe. Deseoso de saber más, me conectó con miembros de la fe Bahá’i que vivían en Virginia, donde residíamos. 

Cuando regresé lo primero que hice fue contarle a Patricia lo que había descubierto y mi deseo de contactarme con los nombres que me había dado Barry. Los encontramos y por espacio de nueve meses estuve asistiendo a reuniones semanales que me permitieron empaparme de múltiples aspectos de esa fe. Fue un periodo de intensa investigación y lectura de los escritos de la fe Bahá’i y de su profeta-mensajero, Bahá’u’lláh. Entonces, en l997, expresé mi deseo de hacerme Bahá’i. 

Lo aprendido, reflexionado y asimilado de la nueva revelación hecha por Bahá’u’lláh me respondió las objeciones y obstáculos que tenía con el catolicismo. Esto me permitió reeditar el primer libro desde una óptica Bahá’i. De allí salió Por qué creo en lo que creo.

Llevo un intenso recorrido de más de 20 años como Bahá’i. He logrado la paz interior por haber encontrado una revelación que contestó los interrogantes y obstáculos que motivaron mi salida de la Compañía de Jesús y he seguido un crecimiento interior permanente. Este crecimiento lo he expresado en los libros que escribí para explicar el núcleo de la revelación de Bahá’u’lláh.

El primero fue una traducción del libro de un Bahá’i que me permitió dilucidar cómo presentar el contenido de la revelación de Bahá’u’lláh a los cristianos que tuvieran interés genuino por conocer dicha revelación: Preguntas más frecuentes de los cristianos sobre la fe Bahá’i

Inspirado por la gran visión de Bahá’u’lláh sobre la historia, el momento actual y la propuesta de Dios para crear un mundo nuevo, tomé los grandes conflictos del mundo y los filtré a través de la fe Bahá’i. De ahí salió el libro A Divine Invitation to Create a New World.

Deseoso de hacer comprensibles los principios fundamentales de la fe Bahá’i los he expuesto en cinco libros (los tres últimos en inglés):

– Si Dios se revela al hombre, ¿cómo lo hace? 

 La igualdad de la mujer y el hombre, evolución ineludible de la humanidad. 

– Quiénes pueden hacer interpretaciones autorizadas de los textos sagrados.                                                   

 La unidad, el principio universal inherente en toda la creación.     

 Dios, según revelación de Bahá’u’lláh.        

Una descripción de los libros la encuentran en: www.reynaldovisionalternativa.com Si alguien desea una copia electrónica de uno de estos libros, puede pedírmela a: reypareja@yahoo.com  (Perdón por el comercial)

Mi espiritualidad en este momento

Esta espiritualidad está anclada en la revelación de Bahá’u’lláh, cuyos principios fundamentales me permiten afirmar con imperturbable confianza que:

– Dios es Uno. No hay otro Dios más que Él, el Autosubsistente. Él es el Creador del universo conocido y los mundos que aún no conocemos. Él es Eterno, Uno y Todopoderoso.

– La esencia de Dios es incognoscible por nuestra limitada capacidad de comprensión, especialmente de la dimensión espiritual.

– Por ello, Dios ha tenido que revelarnos quién es Él. Lo ha hecho a través de los mensajeros que nos ha enviado desde que el ser humano apareció en la Tierra.

– Esos mensajeros tenían un conocimiento de Dios en una dimensión de profundidad y cercanía que jamás será alcanzada por persona alguna, por inteligente, preparada o espiritual que pueda ser.

– La revelación que nos han hecho sobre cómo podemos entender a Dios ha sido de acuerdo con el desarrollo de la capacidad de comprensión de hombres y mujeres, de su evolución espiritual y del desarrollo moral y ético que tenían cuando esos mensajeros les hablaron de Dios, de cómo aproximarse a algo de su incognoscible realidad y cómo vivir según su voluntad.

– Cada revelación hecha en el pasado por estos mensajeros ha dado pie al surgimiento de una religión específica, varias a nivel mundial, como hinduismo (Krishna), zoroastrismo (Zoroastro), judaísmo (Moisés), budismo (Buda), cristianismo (Jesús), islamismo (Mahoma) y más recientemente la fe Bahá’i.

– Todos sus fundadores han contribuido a la comprensión paulatina de Dios. Por lo tanto, ha sido una revelación progresiva.

Además, la fe Bahá’i me permite confesar que:

– Dios es el creador del universo y de todo lo que existe. Todos los hombres y todas las cosas existen porque su energía divina está presente permanentemente y en cada instante. Sin ella dejaríamos de existir.

– Toda la creación es un reflejo de los atributos divinos. Las flores, por ejemplo, muestran la creatividad incesante de Dios, expresada en una gama constante de colores y aromas. Las rocas, la solidez y permanencia de Dios. La atmósfera y el agua, los elementos que nos dan la vida, así como Dios nos da permanentemente su energía-vida. El cosmos –la grandeza e inmensidad inabarcable por nuestra mente– como espejo de la grandeza e inmensidad del Creador. A diferencia de la naturaleza, Dios ha impreso todos sus atributos en el alma de cada uno, nuestra esencia de seres espirituales.

– Dios es Uno. Lo conocemos por muchos nombres: Dios, Dio, Dieu, Deus, God, Gott, Ahura-Mazda, Yahveh, El Señor, Allah, El Gran Espíritu, la Conciencia Cósmica, etc. Todos esos nombres son el mismo Dios revelado. Es apenas el esfuerzo humano por darle nombre al Infinito, no la razón para pelear por creer que ese es su nombre correcto y único que todos deben aceptar y proclamar.

– Creo que Dios es Uno. Por eso, su revelación es una, pues tiene como fuente de revelación al Dios-Único. Afirmar que tengo la religión única y auténtica es ceguera espiritual individualista y colectiva, y el motivo de espantosas guerras religiosas.

– Dios ha creado al hombre a su “imagen y semejanza”. Por lo tanto, la esencia espiritual de cada persona es perfecta y noble, pues Dios no crea la imperfección y el hombre no nace en pecado. Lo creado es limitado, pero no imperfecto.

– Creo que la creación del hombre y la mujer es igual en su origen espiritual. Por lo tanto, no hay diferencia esencial entre hombre y mujer. Ambos gozan de igualdad de derechos y equidad de género desde el momento de su creación. Esto requiere la aceptación de una nueva historia de la creación del hombre y la mujer que va más allá de la bíblica y no está circunscrita por elementos simbólicos o míticos.

– Creo que el género humano fue creado para la unidad, no para la separación y enemistad. La próxima etapa de evolución espiritual de la humanidad es la unidad del género humano proclamada por Bahá’u’lláh.

– No existen las razas blanca, negra, amarilla o cobriza. Solo hay una raza, la raza humana. Cualquier discriminación basada en esas distinciones es inaceptable y destructiva y ha sido el motivo de injusticias raciales, de opresión, de guerras, de abusos físicos y sicológicos, de opresión por aquel que hace la declaración de que “su” raza es superior, con derechos sobre las otras, a tal punto que hasta genocidios hemos presenciado justificados por esa concepción. 

– Creo que el insignificante punto azul de nuestro planeta en la galaxia es el único y verdadero país y nosotros somos sus ciudadanos. Se nos ha dado en fideicomiso para administrarlo respetuosa y equilibradamente, sin destruirlo. La responsabilidad de mantenerlo sano es totalmente nuestra. El planeta mantiene ese equilibrio constantemente, si no lo violentamos o interferimos con nuestra tecnología de capacidad de destrucción masiva, como es el envenenamiento de nuestras fuentes de agua con residuos químicos tóxicos que nos enferman y matan.

– En la presente etapa de nuestra evolución tenemos la invitación divina para crear un nuevo orden mundial donde no haya hambre, ni pobreza extrema, ni falta de educación universal, ni injusticia social, ni discriminación por prejuicios de cualquier clase; para lograr la eliminación del armamento mortífero que nos mantiene en una permanente amenaza de destrucción, para que podamos tener un cuerpo internacional con representación de todas las naciones donde puedan tomarse decisiones que impidan que cualquier nación afecte, dañe o destruya a otra nación y que, en tal caso, ese organismo internacional pueda intervenir para prevenir dicha acción, teniendo la aprobación de la mayoría de los países.

– Tenemos una invitación para crear un mundo basado en el servicio, en el comportamiento moral y ético, en la aplicación permanente y universal de la justicia, en la defensa de los sin voz, en la lucha por los derechos humanos y en el desarrollo de nuestras potencialidades espirituales para que despleguemos la chispa de nuestra divinidad.

– Creo firmemente que la meta final de cada uno de nosotros es volver a la fuente de donde nacimos, el Creador. Llegar y estar en su presencia es alcanzar la razón por la cual fuimos creados, gozar sin fin de su amor incondicional que nos dio la existencia sin exigirnos nada que nos hiciera merecedores de tan formidable regalo.

– Creo que vivir sin conexión con la fuente de vida, nuestro Creador, es privarnos de un sentido último de plenitud. Amarnos individualmente aceptando nuestra grandeza divina y después amar de igual forma a los otros porque amamos a Dios. Esa es nuestra misión primordial en esta espacio-temporalidad, así como lo será en la próxima dimensión de la inmortalidad.

Quiero terminar compartiéndoles una oración que hago todos días para seguir firme en este peregrinaje a la casa paterna:

Padre Celestial, quiero dedicarte todo el día, minuto a minuto, para que mis acciones y palabras proclamen tu revelación. No mires cualquier deficiencia que exprese. Tú sabes que mi intención es alabarte y proclamar tu grandeza como el Dios de amor que eres para todos nosotros. Mi único anhelo es alabarte, amarte y agradecerte todos los beneficios con que me cobijas diariamente. A Ti me consagro, oh mi Dios y Señor.

Reynaldo Pareja

Octubre 2020

3 Comentarios
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3 Comentarios

Jolupuster@gmail.com 3 octubre, 2020 - 9:46 pm

Rey: ojalá que tu búsqueda nunca termine…un abrazo!!

Respuesta
Carlos Posada 4 noviembre, 2020 - 3:31 pm

Tu testimonio Reynaldo me narra cómo la vida te dio la oportunidad de encontrar una persona que te mostró un camino y tu lo has recorrido con entusiasmo, con ilusión, con total confianza y llegaste a un momento de paz y de plenitud. Las oportunidades aprovechadas y bien comprendidas son la ocasión para encontrar caminos y dar sentido a las cosas. El señor Barry Smith te mostró el sendero, te llenó espiritualmente y asumiste la tarea de proclamarlo a los demás. Muchas gracias y que sigas en el camino que te da la razón para existir… Saludo!

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Luis Arturo Vahos 23 abril, 2021 - 2:48 pm

Reynaldo gracias por compartir esa manera tan auténtica de enfrentar tus dudas. Estoy seguro de que no serán tus libros los que moverán a muchos a considerar la posibilidad de hacerse Bahai, sino tu vida transformada. Pido a Dios me conceda ser coherente y auténtico como tú. Abrazos.

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