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Como buen defensor de su región caribe, Chucho nos hizo ver la semana pasada, la necesidad de que los grandes eventos culturales -como la feria del libro- deberían descentralizarse para beneficiar también a los territorios. Hoy insiste en el tema, mostrando que eso es posible.
Con el nombre de Feria del Libro de la Gran Cuenca del Caribe se inauguró en mayo de 2003 la primera en Barranquilla. Innumerable público acudió a mirar las novedades y a gozar hojeando libros impresos que autores de aquí y del Caribe publicaban por primera o enésima vez para tener la dicha de ser leídos, gratificación que todo escritor y escritora esperan.
La iniciativa partió del entonces vicepresidente Gustavo Bell, quien contó con el apoyo de la Universidad del Norte, el Plan Caribe, Planeación Nacional y las librerías de la ciudad, para aunar esfuerzos económicos y de organización a fin de ofrecerles a niños, jóvenes y adultos la ocasión maravillosa de tener una feria de libros local, sin tener que viajar a Bogotá como suele pasar con muchos eventos culturales de similar proporción.
El escenario fueron las instalaciones de Combarranquilla del barrio Boston. La primera Feria tuvo un éxito resonante, con la asistencia de numerosos estudiantes de colegios y universidades que atiborraron el espacio donde estaban los stands de libros, aunque se cree, con prejuicio, que la lectura no despierta la alegría, como sí lo hace un partido de fútbol.
El nombre la Gran Cuenca del Caribe fue un acierto porque le dio a la Feria una dimensión internacional atrayente para autores, editores, académicos, críticos literarios no solo de la región caribe colombiana y del país, sino también de Barbados, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Venezuela, México, Trinidad y Tobago, y la isla de Santa Lucía.
Precisamente, originario de esta última, apareció en el recinto el premio Nobel de Literatura 1992, Derek Walcott, vestido de lino blanco y corbata marrón que atrajo las miradas por su porte físico e intelectual, cual si fuera el Homeros de su gran poema épico por el que recibió el premio Nobel. Estuve a su lado esa noche y me fascinó hablar con él y estrechar su mano.
Después de esa primera feria no se organizaron más sino hasta cuando se abrió el centro de Eventos Puerta de Oro adonde volvieron, suspendiéndose los años 2021 y 2022 por la pandemia. Recibí muchos comentarios con motivo de mi pregunta en mi pasada columna sobre si tendríamos Feria este año, señal del sinnúmero de lectores que esperan su retorno.
Antes de enviar este escrito al periódico, leí con agrado que Juan J. Jaramillo, director de la Corporación Nieto Arteta, anunciaba que la Libraq sí tendrá lugar en septiembre con apoyo de Alcaldía Distrital, la Gobernación, la Fundación Santo Domingo y la Cámara de Comercio.
¡Enhorabuena!
Jesus Ferro Bayona
Mayo, 2023
Publicado en el El Heraldo de Barranquilla