El repunte de las exportaciones, que ha anunciado el gobierno, no es tanto como parece. El incremento de los ingresos no se debe a mayor producción, sino a precios más elevados en los mercados internacionales. Colombia ha exportado menos que en 2019 y las importaciones están creciendo más.
¡Repuntaron las exportaciones! Fue el optimista anuncio oficial al conocerse que en el primer semestre del año los ingresos por ventas al exterior fueron USD 18.000 millones, con un crecimiento de 19 % frente al año anterior. Más optimista aún porque fue mayor el crecimiento de los productos no tradicionales (22.5 %), que llegaron a USD 7000 millones.
No hay duda de que es una buena noticia frente al gran desequilibrio que generó la apertura hacia adentro en nuestro comercio exterior y porque ayuda al crecimiento del PIB. Sin embargo, hay que tomarlo con beneficio de inventario y desmenuzar las cifras porque hay varios hechos preocupantes.
El primero es que el aumento de los ingresos no se debe a un aumento de la producción, que por el contrario disminuyó, sino al incremento de los precios de las materias primas en los mercados internacionales. En efecto, el volumen de exportaciones, medido en toneladas métricas, disminuyó 29.5 %, principalmente por el petróleo, pues se exportó 20 % menos de barriles de crudo, mientras que el valor recibido aumentó 36 %.
El caso de las exportaciones no tradicionales es menos grave porque el volumen exportado sí registró un pequeño aumento de 4 %, aunque hay casos como el del aceite de palma, que cayó en volumen 29 %, pero subió en valor 14 %.
El segundo, es que la recuperación de las exportaciones todavía no es completa, en la medida en que el volumen exportado total este año todavía es inferior en 24% al efectuado en 2019 antes de la pandemia. De nuevo, la diferencia es menor en las exportaciones no tradicionales, pero de todas maneras están 6 % por debajo de las de 2019.
El tercero es que las importaciones están creciendo todavía más, de manera que se ha aumentado el déficit de la balanza comercial. En el semestre las compras al exterior llegaron a USD 25.000 millones, con un crecimiento de 28.4 %, de manera que el balance comercial es negativo en USD 7000 millones, nivel que no se registraba desde el 2015 cuando el derrumbe de los precios del petróleo. En el momento en que acabe el ciclo alcista de los precios de las materias primas la crisis externa puede ser profunda.
A pesar de que la producción no ha crecido sí hay un impacto positivo sobre el PIB, pero es por el lado de la demanda, no de la oferta. El boom de los precios internacionales beneficia a los productores nacionales que tienen más plata en los bolsillos para comprar más bienes y servicios, lo que aumenta las ventas de las empresas y su producción.
El caso más representativo es el del café. Con precio internacional por encima de USD 2 dólares la libra, que no se veía desde hace años, las exportaciones han llegado a USD 1233 millones, con un aumento de 14 %, a pesar de que se ha vendido al exterior 2.1 % menos sacos de café.
El impacto sobre el mercado interno es enorme. El precio interno de la carga de 125 kilos está cerca de $2 millones, el doble que el año pasado, lo que significa que 500.000 familias que viven del grano han duplicado sus ingresos y su capacidad de consumo. Más que la reapertura de la economía después del confinamiento, el mayor gasto de los cafeteros y otros exportadores es una de las razones no divulgadas de la aceleración del crecimiento.
Mauricio Cabrera Galvis
Agosto, 2021
1 Comentario
Interesante análisis, gracias.