Es bastante generalizada la desconfianza en las estadísticas, lo que se refleja en la popularidad de una frase del escritor norteamericano Mark Twain que suele repetirse en las conversaciones sobre el tema: “hay tres tipos de mentiras: mentiras, grandes mentiras y estadísticas”.
Que hay mentiras, grandes mentiras y estadísticas es una apreciación injusta. En realidad, salvo en casos patológicos como el del expresidente Trump, que se inventaba cifras, las estadísticas no son mentirosas cuando se obtienen con métodos rigurosos; las mentiras las dicen quienes manipulan los datos ‒o mejor, su presentación‒, para justificar una política, demostrar una tesis o destacar unos resultados.
En Colombia la mayoría de las estadísticas económicas provienen del DANE y del Banco de la República, que son dos entidades muy profesionales, con métodos rigurosos y continuidad en la forma de medición. El problema es que con las mismas cifras publicadas se pueden sacar conclusiones diametralmente opuestas, dependiendo del propósito de quien las utilice.
El desempleo, ¿está aumentando o disminuyendo?
Un ejemplo de las distintas conclusiones que pueden sacarse de las mismas estadísticas es el reporte del DANE sobre el desempleo en el pasado mes de junio. En ese mes la tasa de desempleo nacional fue de 11.3 %, y las personas que buscaban empleo eran 2.8 millones. Nadie discute esas cifras, pero sí hubo interpretaciones muy diferentes en la forma como se presentaron en los titulares de los medios de comunicación.
La visión optimista que resaltaba la disminución del desempleo la dieron medios como El Tiempo, que tituló así la noticia: “Baja el desempleo en junio y se crearon 2 millones de puestos nuevos”, o La W, que informó: “Tasa de desempleo en el país es de 11,3 % en junio: bajó frente a hace un año”. Más enfática fue la revista Semana, que publicó: “hay una fuerte reducción del desempleo comparada con junio de 2021”.
El diario Portafolio dio la cifra escueta: “Tasa de desempleo en Colombia fue de 11,3 % en junio”; otros medios dieron una información más completa al resaltar la variación frente al mes anterior, como Blu Radio, cuyo titular fue: “Desempleo llega a 11.3 % en junio: se redujo frente al año pasado, pero es más alto que en mayo”.
¿Quién tiene la razón? Todos. Lo que pasa es que es diferente su punto de comparación para la misma cifra. El cuadro siguiente permite ver las diferentes perspectivas, que dependen del objetivo de la información, pues la realidad es que no hay noticias ni estadísticas neutras.

Es cierto que al comparar con el mismo mes de junio del año anterior aumentó el número de personas ocupadas y, por tanto, bajó el desempleo, lo que puede mostrarse como un logro de las políticas económicas; pero también es cierto que frente al mes inmediatamente anterior aumentaron tanto el número de desempleados como la tasa de desempleo, lo que significa que no continuó el proceso de mejoramiento del mercado laboral que venía desde el año pasado.
Para los analistas económicos la noticia relevante no es la comparación con el año anterior, ‒porque, como ya se dijo, esa tendencia de mejoría venía desde antes‒, sino la sorpresa del aumento mensual, que es un indicio claro de deterioro del mercado laboral. Por eso, el informe de ANIF tituló “El desempleo sorprende al alza en junio”.
Otro análisis estadístico que también es cierto y no se ha presentado es la comparación con la situación anterior a la pandemia, es decir, con el mismo mes de junio de 2019. En este caso la conclusión es mucho más preocupante, pues la tasa de desempleo se incrementó casi dos puntos, al pasar de 9.4 a 11.3, y el número de desempleados aumentó en 438.000. Se confirma la situación de crecimiento sin empleo, pues en el mismo período el PIB creció cerca de 10 %.
Las estadísticas del crecimiento económico
Unas diferencias similares se dan en la presentación de las cifras sobre el crecimiento de la economía. Por ejemplo, al informar sobre el comportamiento de la industria el diario El Colombiano tituló: “Producción de la industria colombiana creció 46,2 % en mayo”. Similares titulares se vieron en la mayoría de los medios, todos con base en la información del DANE.
El dato es cierto, pero de nuevo hay que verlo con cierto escepticismo. Primero, porque la base de comparación es el mes de mayo de 2021, cuando la producción industrial cayó más de 20 % por los efectos del paro nacional y, segundo, porque otra vez hay un cambio de tendencia, pues al comparar con las cifras del mes anterior se registra una caída en las ventas de la industria de 2.3 %. En otras palabras, el crecimiento venía muy bien, pero se frenó, y esta desaceleración es preocupante.
Otra forma de sacar conclusiones diferentes de las estadísticas ya no es con base en la comparación con el pasado, sino con la presentación de diferentes horizontes de tiempo en las proyecciones. Un caso típico son las proyecciones de crecimiento económico.
La mayoría de los medios han dado gran despliegue a las revisiones de los estimativos del comportamiento de la economía para el año 2022, que muestran una notable mejoría. Así, por ejemplo, el Banco de la República en su último Informe de Política Monetaria prevé un crecimiento anual del PIB de 6.9 %, muy por encima de su estimativo anterior que era de solo 5 %.
Esta es una buena noticia y así ha sido destacada en las declaraciones oficiales. Lo que no se ha dicho es que por los riesgos de la situación internacional el mismo Banco bajó sus pronósticos de crecimiento para 2023 a solo 1.1 %, muy por debajo de la cifra de 3.5 % proyectada por el ministerio de Hacienda.
La moraleja de esta historia es que no hay que desconfiar de las estadísticas sino de quienes las utilizan.
Mauricio Cabrera Galvis
Agosto, 2022