Con frecuencia oímos en estos tiempos expresiones como esta: “A mí no me gusta para nada eso de la política y menos lo de las votaciones. Además, ¿cómo saber por quién votar?”.
Dos reflexiones sobre política:
En primer lugar, la política es un elemento transversal a todas las actividades de las personas y de las sociedades. Todas nuestras decisiones a nivel personal o profesional son en alguna forma políticas, pues impactan siempre la vida de nuestros seres cercanos y, en últimas, de toda la sociedad. Vivienda, educación, salud, recreación y muchos otros campos de nuestra existencia se desenvuelven en medio de decisiones políticas tomadas por personas que tienen el poder en el gobierno y que en procesos electorales hemos escogido por nuestro voto o por nuestro silencio.
Quienes no votan permiten que casi siempre la vida de muchos dependa de las decisiones de unos pocos, que en su mayoría están en la política para cumplir órdenes de quienes ostentan el poder y beneficiarse así en el entramado corrupto del manejo de los bienes públicos. No podemos, por tanto, quejarnos si hemos regalado el poder, con nuestro silencio, a unos corruptos que se atornillan en el poder.
En segundo lugar: ¿por quién votar?
Lo primero es tener claridad de qué tipo de país queremos dejar a nuestros hijos. Ahí entra, entonces, el examen de los programas de los candidatos o de los partidos.
Una vez que tenemos una razonable claridad a este respecto, debemos examinar qué partido ofrece las prioridades que más se acerquen al modelo de sociedad que soñamos. Una vez que terminamos ese examen, miramos qué lista de candidatos tiene ese programa y el equipo de personas que harán parte del gobierno. El candidato perfecto no existe, pero siempre habrá una persona que se acerque más a nuestras preferencias.
Ese líder que preferimos necesita apoyo para poder sacar adelante su proyecto de país y, por lo tanto, debemos escoger muy bien por quiénes votar para que desde el Congreso cumplan con ejercer control del primer mandatario y, a su vez, generar propuestas legislativas que vuelvan realidad las promesas de la campaña del partido que gane las elecciones.
En mi caso, votaré para la presidencia por Gustavo Petro y por su lista para el Senado, en el marco del Pacto Histórico. Para la Cámara por Bogotá mi voto será por Juan Carlos Losada, joven del sector progresista del Partido Liberal, quien ha estado al frente de la lucha por causas ambientalistas, de implementación del uso de energías renovables y del buen trato a los animales, entre otros temas.
A lo largo de los años de vida política, Gustavo Petro ha mostrado que tiene la formación más que necesaria para guiar al país con un énfasis demostrado en lo social y en la equitativa propiedad de la tierra, unas ideas modernas y viables de energías renovables, un propósito claro de buscar la soberanía alimenticia mediante el apoyo real al agro, su compromiso por entregar una formación gratuita y de calidad en educación superior, así como también una apuesta integral de generación y difusión del conocimiento.
Álvaro Guerra V.
Febrero, 2022