De la campaña presidencial que terminó hace poco quiero resaltar, primero, varios hechos y, luego, mencionar las enseñanzas que recibí.
En primer lugar, quiero hacer una somera revisión de algunos hechos de las campañas que culminaron con la elección de Gustavo Petro como presidente de Colombia.
1. El fin justificó los medios
Se trató de una lucha por el poder en la que, para todos los contrincantes, lograr el poder justificó usar todos los medios, aun la mentira, la calumnia o el escarbar en el pasado y en la vida de los contrincantes para encontrar acusaciones, investigaciones o delitos, aunque ya se hubieran pagado las condenas. Se trataba de lograr el fin utilizando cualquier medio, incluso los ilícitos.
2. Parcialización de periodistas de medios masivos
Periodistas de profesión se alinearon con los candidatos, apoyados por los dueños de los medios en los que trabajaban, vendiendo su independencia y obedeciendo a sus propias convicciones políticas. De esta manera, las entrevistas, las preguntas, los informes y los hechos se presentaban de acuerdo con la conveniencia política y la intención de ganarle el pulso a los contrincantes. Se buscó descalificarlos aprovechando el privilegio de estar en un medio para lanzar ataques personales. La objetividad se perdió y la información se puso al servicio de la causa política defendida por los dueños del medio.
3. Fracaso de las coaliciones de partidos tradicionales
Con excepción del Pacto Histórico y de la clara postura del candidato Hernández, quien proclamó su independencia y alegó no hacer alianzas con nadie durante la primera vuelta, las demás alianzas y coaliciones se derrumbaron. Los candidatos respaldados por los partidos tradicionales, convencidos de que seguirían controlando el país y desconociendo el descontento y desilusión de los votantes que quieren y buscan un cambio, fracasaron en su intento de pasar a la segunda vuelta.
Los aspirantes de la coalición Centro Esperanza se ahogaron en sus discusiones internas, dejaron ir a muchos que creyeron ver en ellos una salida a los extremos ideológicos y fueron incapaces de convocar a sus votantes desilusionados.
4. La cloaca de las redes sociales
Manejadas hábilmente por especialistas en generar odios, temores y ataques de todo tipo, los mensajes que transmitieron las redes sociales quisieron y buscaron destruir enemigos y procuraron presentar la majestad impoluta de su candidato preferido. Las ideas fueron ridiculizadas, desfiguradas, tergiversadas y las mentiras pulularon. La forma como se manejaron estos medios ratifica el principio carente de toda ética y verdad: “todo vale”. En este manejo de las redes sociales se evidenció una vez más el atrincheramiento de los opuestos en sus posiciones ideológicas y la grave polarización existente entre los colombianos, incapaces de escucharnos, de dialogar y de respetarnos. Para alguien sin prejuicios que analice este hecho, el país se presenta como una nación de sordos, que difícilmente puede construir un mejor futuro común. Teniendo como base afirmaciones falsas o expresiones jamás dichas por el contrincante, en diferentes medios se intentó crear temor por lo que puede venir con el triunfo de determinado candidato, aunque el oponente, de derecha o de izquierda, esté diciendo o afirmando lo contrario.
5. Los votantes no se fijaron en los proyectos y programas
Las ideas o los programas de los candidatos, las propuestas para solucionar los grandes problemas nacionales se conocieron muy poco entre la gente común y corriente. Solo algunos “intelectuales” y algunos escasos periodistas estudiaron parcialmente las propuestas programáticas, los proyectos que los candidatos estaban proponiendo para solucionar los grandes problemas nacionales. En la segunda vuelta nunca se pudo discutir ideas o programas. El candidato que decidió ausentarse de los debates quizás lo hizo para evitar que se le notara su desconocimiento del país y su escasa visión internacional. Además, de esa manera evitó que se le hicieran más cuestionamientos por el proceso penal que enfrenta. Las ideas y los programas no se discutieron.
6. Ganó la esperanza de un cambio real y a fondo en el país.
A pesar de estas realidades, para la segunda vuelta se impuso en el país la promesa de un cambio profundo en el estilo de gobierno. Además, Gustavo Petro prometió obtener recursos de quienes más tienen para invertirlos en la, hasta ahora, casi nula atención a las causas de la inequidad, de la violencia y de la angustia de los desposeídos. De alguna manera ambos candidatos proponían dejar atrás la forma de gobernar el país con hegemonías privilegiadas, corruptas y defensoras de esos privilegios, pero incapaces de atender las grandes urgencias nacionales. La gente ya no quiere más de eso. Ganó quien ofreció devolver dignidad a los excluidos, los marginados, los nadies.
Enseñanzas
Debemos acabar con el radicalismo y el sectarismo entre nosotros. Aparecieron en este grupo de amigos opiniones y conceptos que descalifican a quienes piensan de modo diferente. Tenemos que aprender a escuchar y acoger a quienes piensan de modo diferente o contrario al nuestro. Si rechazamos la intolerancia, tenemos que ser tolerantes. Si queremos que nos acepten, tenemos que aceptar a otros, aunque piensen diferente. Si queremos solidificar la amistad, respetémonos y aceptémonos aun con nuestras diferencias.
Nos reafirmamos en nuestras convicciones a pesar de las evidencias que las contradicen. Replicamos noticias falsas sin constatar su fuente, vimos opiniones basadas en gustos, disgustos y en desconocimientos de lo que el otro piensa para favorecer lo que yo creo o lo que yo pienso.
¿Estamos, quizás, demasiado viejos para entender al otro? Nos aferramos a posiciones ideológicas, políticas o sencillamente a quereres que me reafirman en lo que creo, sin escuchar a quien quiere dialogar conmigo.
Nos falta comprender y analizar objetivamente las ideas de los demás. Para eso, hay que estudiar, ilustrarse, preguntar y aceptar.
La paz comienza con la verdad, el perdón y la reparación. Si queremos vivir en paz, debemos reconocer la verdad, perdonar las ofensas, aceptar la reparación y creer que sí es posible construir un país mejor para todos.
Bernardo Nieto Sotomayor
Agosto, 2022
4 Comentarios
Bernardo: muy importante síntesis sobre lo ocurrido en la larga época de la campaña que logró como resultado la posesión, el día de ayer, de Petro como Presidente. Una muy clara visión estratégica que se fue perfeccionando a lo largo de ocho años y que con el apoyo estratégico de los sistemas de “advocacy” fue derrumbando y catapultando a los contrincantes. Enorme inteligencia y manejo en extremo hábil, para lograr el poder como objetivo. Ahora se entra en el tema de la CONSOLIDACION del poder, asunto que está logrando con una magistral actuación. Dios quiera que “haya recta intención” y que todo este derroche de habilidad política e inteligencia magistral redunde para el bien del país. Un cordial saludo. Hernando
Gracias por tu comentario, querido Hernando. Los retos son enormes para el nuevo gobierno y las ilusiones de tántos no pueden quedar frustradas. Será necesario un enorme esfuerzo para cumplir lo prometido y aunar voluntades de todos los grupos interesados en gobernar, legislar o estorbar. Ojalá se haga concreta la esperanza de que sí tenemos una segunda oportunidad sobre la tierra.
Bernardo, muchas gracias por el análisis que haces del proceso electoral y, conjuntamente, del “comportamiento de nuestro coetus”. En primer lugar, quiero establecer que te aprecio y respeto mucho, por tus capacidades intelectuales, tus conocimientos y la larga experiencia en el manejo e interpretación de los medios de comunicación. En mi apreciación de lego, mi impresión con la primera parte de tu artículo es que generalizas los hechos, pero entiendo que tú debes tener mucha iformación particular que te permite extrapolar a tus conclusiones.
Concuerdo contigo en el derrumbe de las coaliciones. Para mí, constituye el fin de los partidos políticos. Al menos, para estas elecciones, estos no existieron. Fueron una mezcla sin aglutinaje. Lo que no percibí fue el radicalismos y sectarismo entre nosotros. No soy nadie ni tengo experiencia para sacar conclusiones, fuera del “quiquid recipitur, ad modum recipientis recipitur”. Yo espero siempre que mis intervenciones con este grupo de hermanos sea recibida con comprensión, beneplácito y “salvando la proposición”, por lo que me expreso con tranquilidad, así como recibo con agradecimiento los aportes de todos y cada uno. Me faltó decir: todas y todes, pero sé que me disculpan. Un abrazo fraternal.
Evidentemente, querido Humberto, en un artículo corto tuve que hacer generalizaciones. Pero sí están basadas en hechos comprobables. Tengo todavía la sensación de que, a pesar del “todo vale”, “el fin justifica los medios”, las falsas verdades, las estrategias y el espionaje político, en medio de ese mar de confusiones, primó y ganó la urgencia de tántos marginados y olvidados que se cansaron de un modo de gobernar que los despreció por años. Pienso que el olvido sistemático y la sordera intencional de muchos gobernantes, allanó el camino para que, al final, a pesar de ese “empate técnico”, se impusiera alguien con un rostro y un discurso que fue voz del descontento. Ahora la labor titánica que se viene es la de unir el país en una sola dirección. Hay mucho resenimiento de todos los lados. Nos toca sanar corazones.