En nuestra tertulia del pasado jueves 26 de octubre, quisimos tratar el tema de la muerte, desde la experiencia vital de cada uno de nosotros. Con este aporte de Vicente, comenzamos a publicar los testimonios escritos.
Para esta tertulia pensé que no escribiría nada, pues ya había publicado en el blog una respuesta a la pregunta ¿Cómo asumimos la muerte? (20-02-2021). Pero enseguida reflexioné que algo tan definitivo y trascendental como la muerte, no se agota en tres páginas.
Ratifico lo que dije entonces; sólo faltaría decir algo adicional desde otra perspectiva. Hablé del momento de la muerte sin poder decir de antemano qué sentiré; hablé de la vida después de la muerte con fe y esperanza cristianas. Hoy quiero hablar del tiempo antes de la muerte.
Recuerdo una pregunta poderosa: ¿Cuál es el mejor uso de mi tiempo ahora? Entonces, antes de mi muerte lo mejor que puedo hacer es estrechar los lazos con los míos, entre otras cosas importantes.
Siento que todavía no es la hora de mi muerte. No sé cuánto se demorará, pero, sin saber por qué, creo que aún falta un tiempo. Siento tranquilidad ante ella, no siento miedo, ni inquietud, ni preocupación.
Debería más bien ocuparme. Tuvimos una bella y útil tertulia el 25 de marzo del 2021 “Actitud personal frente a la muerte” con la presentación de la Dra. Elsa Arango, autora del libro: ”Legado de amor”, y uno de los temas fue sobre cómo organizar las cosas para dejarles los menores problemas a los más cercanos. Pienso en los míos y sé que sufrirán mucho con mi muerte y me echarán de menos dolorosamente.
Entonces, trabajaré para dejarles organizadas las cosas, los recursos, el patrimonio; para evitar al máximo cualquier desavenencia entre ellos. Y también para que no se lleve el “fisco” demasiado de lo que pueda dejar.
Más que un testamento de bienes o de patrimonio económico, me gustaría dejarles un mensaje escrito además del legado vivo de los buenos recuerdos, los buenos momentos, las buenas fotos, los buenos sentimientos y las buenas acciones, los buenos ejemplos…
No puedo trasladarles mi temperamento, mis actitudes y mis significados. Quizás sobre estos últimos, sí puedo insistir en el sentido que la muerte tiene para mí -a modo de un testimonio; como una confesión de fe y esperanza-. La imagen del grano de trigo que se entierra es una realidad significativa: con la muerte se nos entierra para brotar a una nueva vida, redimida por Jesucristo, resucitada, gloriosa. Entonces, la muerte será una transformación, un tránsito, un viaje hacia un destino inimaginable, pero mejor que cualquiera de los que hallamos soñado. ¡Tenemos que recibir la muerte con amor!
………………
Había escrito hasta aquí, cuando enseguida vimos unos bellísimos videos tomados por mi hijo de la Costa Caribe,junto al parque Tayrona, al otro lado del río Piedras.

Los colores verde selva, el azul del mar y del cielo, las olas, el río, las montañas, la explosión de vida… muestran una belleza y una majestuosidad sobrecogedoras. Desde el suelo no puede uno apreciar este paisaje completo, pero elevándonos con el dron, admiramos toda esa hermosuradesplegada. Al acompañar esos videos con música inmortal, la experiencia es inenarrable.
Enseguida tuve un “insight”: si ya en esta vida gozamos de algo así, aunque no podamos verlo todo… elevándonos tras la muerte, disfrutaremos una VIDA, un gozo, una belleza, una plenitud y majestuosidad indecibles, pues “ni ojo vio, ni oído oyó” lo que el Señor nos tiene preparado.
Jesús fue elevado en la cruz y desde allí fue elevado a la Gloria del Padre. El Espíritu nos eleva, en nuestra muerte, junto con el Hijo a la Gloria del Padre. Al elevarnos “veremos” la plenitud de la realidad y de la nueva realidad.
Vicente Alcala Colacios
Noviembre, 2023